31 enero 2008

Desvarío

Qué cansada estoy. Cansada y desganada. Pensar en las cinco horas de clase de esta tarde me agota, me imposibilita para pensar en cena más copas justo a continuación, los putos carnavales. No puedo, es imposible, estoy demasiado cansada. Solo tengo ganas de estar sentada y no hacer nada, no pensar, dejar que pase el tiempo y que llegue el momento de irme a dormir. No tengo ganas de hacer la comida ni de comérmela, ni de fregar, lavarme los dientes, coger el coche y enseñarles a los chavales ejemplos de la forma, la proyección, el escorzo, el traslapo, aguantar a los pesados de animación mientras me hacen esas preguntas que no sé contestar, dos horas contando lo mismo cuarenta veces sobre el premiere a los de audiovisuales, sentirme sola, tener frío y sin embargo sudar, esperar un mensaje que no llegará, ir de cena ni de coña, estoy demasiado cansada, quiero dormir aunque después llega la hora me desnudo, me acuesto y no concilio el sueño pensando en el puto bacilo de Koch, en esputos, en llamadas telefónicas, en seis meses de tratamiento, en contagios. Luego está lo de la soledad, que últimamente me pesa tanto que busco señales en todos los ojos que se cruzan conmigo, tan solo para ir descartando, este no, este tampoco, a veces me pregunto qué pasaría si de repente aparecieran unos ojos de los que pudiera decir tan solo este tal vez, me cagaría encima, si no es lo que quiero, si no es lo que quiero querer, ¿por qué no paro de pensar en ello?, no lo entiendo, me agobia la idea. Tengo los pies fríos, las manos frías, camiseta, sudadera, bata, calefacción, después dentro de un rato tengo calor, pero no tengo fiebre, y hasta querría tenerla, una buena excusa para pedir la baja de una vez, por qué tendré tantas ganas de estar de baja, tal vez para descansar, para no tener que enfrentarme a cinco horas de clase, qué son cinco horas, joder, pues una cosa muy pequeña comparada con otras mucho peores que has tenido que afrontar en otras ocasiones, pero al mismo tiempo me parece imposible soportarlo. Nunca sabes si es mental o físico, esa puta manía de atribuirle una causa psicológica o mental a todo lo que nos pasa, estoy empezando a ser cada vez más House, cada vez más escéptica con respecto a la existencia de cualquier tipo de más allá, al poder de la mente, incluso de la voluntad, del alma en general. Que no, que somos moléculas y humores, química, biología, cosas tangibles, tengo que dejar de pensar que me domina una parte de mi cerebro que no puedo entender, inaccesible, imposible de analizar, de poner bajo el microscopio, eso no existe, qué manía, la puta trascendencia, cuánto daño han hecho los místicos, incluso el jodido Freud y toda la caterva de explicadores de misterios por los misterios, que no, que todo es mierda y sangre y células, no hay más, pensar que hay más es una pérdida de tiempo y una forma imbécil de dar por explicado lo incomprensible, y no es así, no es así, no hay fantasmas, ni dentro ni fuera, la magia son trucos, todo es fe, no quiero fe, quiero pruebas, quiero poder aceptar que lo que no sé, lo que no entiendo, son solo eso, ignorancia, no payasadas del poder de la mente ni fantasías espirituales ni cosas que podría cambiar si quisiera. Lo que es, es, y se puede encontrar con un análisis de sangre o una radiografía y ya esá. Punto. Estoy cansada y no me lo invento, no hay subconsciente que me gobierne, no existe nada de eso. Definitivamente y para siempre, me quedo con Scully. A tomar por culo. La verdad está aquí dentro: en los ruidos de mis tripas.

30 enero 2008

Secretos

Todos tenemos secretos. A veces necesitamos contarlos y otras veces necesitamos ocultarlos. No sé muy bien cuál es el mecanismo que nos empuja a contar nuestros secretos en ocasiones, a pronunciar esa frase que todos hemos soltado alguna vez, ese "necesitaba contarlo".

Hace más o menos un mes una compañera de trabajo me confesó algo y utilizó esa frase, se justificó diciendo que necesitaba hablar con alguien. Aquella conversación me hizo pensar mucho sobre los secretos propios y los ajenos, sobre lo que mueve a las personas a confiar en los demás, sobre el respeto.

Aquel día llegué a casa sintiéndome bien por haber sido elegida por su confianza, aunque me duró poco. En poco más de siete días ella misma se había encargado de que su secreto se convirtiera en una noticia. Pero yo le había dicho que no se lo iba a decir a nadie y llevé hasta tal punto aquella afirmación que fingí no saber nada cuando todo el mundo empezó a hablar del asunto.

Hay personas que no saben guardar secretos, al menos no los de cierto tipo. Eres capaz de no confesar jamás algo que te avergüenza o algo que te da miedo o que te produce dolor. Pero es difícil no hablar de algo que te hace feliz o que te da placer. Y a muchas personas les resulta prácticamente imposible guardar los secretos de otros. Aquí hay otra frase muy gastada, el "no se lo digas a nadie" que precede a un secreto que va de boca en boca. Cuando yo oigo la frase "no se lo digas a nadie", inmediatamente aplico una capa de olvido a lo que viene a continuación. Y lo que oigo, créanlo o no, no se lo digo a nadie.

Creo que mi compañera de trabajo aquel día esperaba eso de mí: que yo fuera a otro compañero y dijera: "no se lo digas a nadie, pero…" Y no lo hice, con lo cual su secreto continuó siendo un secreto, que no es lo que ella quería (como se demostró pocos días después).

A mí me gustan los secretos, aunque no creo que sean siempre buenos ni deseables, ni útiles. Creo que el motivo por el que puedo guardarlos es que no siento curiosidad por la vida de los demás. Creo que todo el mundo tiene secretos y me parece bien.

Será porque guardo celosamente los míos.

boomp3.com

28 enero 2008

The dead, John Huston

El sábado vi Dublineses (The dead), de John Huston. Es una película extraña, desequilibrada. Dura 75 minutos y de ellos, te pasas 65 preguntándote qué va a ocurrir, cuál es la finalidad. Siempre que veo una película o que leo un libro donde ocurre eso, el resultado suele ser que no pasa nada. Nada lo mejora, todo sigue así, se cumple la tendencia. Pero algo tenían las imágenes de ayer que me hicieron seguir mirando. Tal vez saber que Huston siempre tiene algo que ofrecer. Esta vez no podía ser menos.

Yo tengo muy poca imaginación. Una de las cosas que aprendí en la carrera fue que hay una especie de contrato tácito entre el director y el espectador. La película ofrece pistas para que el espectador pueda sacar conclusiones y establecer hipótesis que, al cumplirse, le producen satisfacción. Nada de esto ocurre en esta película. No tienes datos concretos, de modo que tus hipótesis son erróneas.

Toda esa larguísima secuencia de la reunión social la noche de Reyes nos sirve para contextualizar, para retratar una sociedad y unos individuos, para hacer un poco lo mismo que hacía Robert Altman en sus películas corales: presentarte un montón de personajes que tienes miedo de no reconocer o no ubicar después, hasta que te relajas, cuando te das cuenta de que sí te estás enterando de lo importante.

El final es la clave (si no la has visto y piensas verla, mejor no des al play).



Algunas películas no siguen el canon clásico: presentación, desarrollo, desenlace. Y no importa. Lo que importa es el mensaje que te llega, lo que son capaces de sacar de ti.

Después de verla leí el relato de James Joyce en el que se basó esta obra casi póstuma de John Huston. Y la verdad es que, tratándose de dos genios, es un placer poder decantarse en esta ocasión por la versión filmada. No mejora nada, no aporta nada, no depura nada. La imagen es escrupulosamente fiel a la palabra escrita. Y sin embargo tiene una ventaja para mí, y es que te permite extraer tus propias conclusiones sobre los sentimientos y los pensamientos de los personajes, de modo que, siendo comparativamente más incompleta, menos prolija (la ventaja, supongo, del lenguaje cinematográfico), es mucho más flexible y, por lo tanto, más libre.

Provoca escalofríos pensar que John Huston sabía que habría muerto cuando la película fuese estrenada.

26 enero 2008

Extraños procedimientos

Cosas de los dentistas. El otro día me fui a hacer una limpieza dental. No tengo dentista, cada vez voy a uno distinto. Este me cayó bien. Me abrió la boca, se puso a mirarme los dientes y dijo: "hum... en verano te pones morenita". Con la boca abierta y aquellos dedos enguantados dentro no sé si se me notó mucho la cara de asombro. Pregunté: "¿eso te lo dicen mis dientes?" Contestó: "me lo dicen tus dientes". Dije: "chivatos asquerosos, seguro que te dicen muchas más cosas que te callas". Contestó: "así es". En qué lugares inverosímiles quedan rastros de lo que hacemos.

Estos días me ha dado el punto nostálgico (será por 1998) y he estado leyendo Carballo Torto. Se me hace raro leer lo que escribía hace tres años, casi cuatro. Ver cómo, efectivamente, lo que fui construye lo que soy, ladrillo a ladrillo. Comprobar cuáles eran entonces mis obsesiones, las canciones que escuchaba, los libros que leía (Pessoa sigue en mi mesilla, aunque ya no le dedico tanto tiempo). Tengo la sensación de que utilizaba mejor las palabras, aunque era bastante más exhibicionista que ahora, razón fundamental para abandonarlo. Tuvo una caída en picado cuando me perdí a mí misma otra vez. Lo que más me gustó fue leer los comentarios.

En otro orden de cosas. Escuchando el otro día una canción se me ocurrió rendirme.

Busqué en Google "I'm thinking about giving up".

Encontré la letra de una canción que dice todo lo contrario. Es una canción fácil y tontorrona. Me gustó tanto que la dejo aquí. Para que nadie la escuche. Para que no caiga en el olvido.

boomp3.com

22 enero 2008

1998

Fanshawe rescata de Zemos98 una especie de meme y me obliga a pensar. Ya estaba en ello, total…

Pero tenemos un problema.

No me acuerdo de dónde estaba, quién era ni qué hacía en 1998. En seguida, al intentar (en vano) hacer memoria, he pensado: "dónde estaba no lo sé, pero ya no era una niña".

Lo poco que hay es esto:

Estaba en cuarto de carrera. Todavía quería ser directora de cine. Todavía no había vuelto a beber y a fumar. Tenía algunos amigos que todavía siguen ahí. Otros se han perdido. Mi relación iba a la deriva, aunque yo me agarraba al timón y trataba de mantenerla a flote como si fuera la única alternativa para seguir viviendo.

En el verano del 98 me fui con mi novio de vacaciones por primera vez, aunque llevábamos cinco o seis años viviendo juntos. Habíamos estrenado coche, así que decidimos irnos una semana por ahí. Elegimos la Costa de la Muerte. Oímos en la radio la final del Mundial de fútbol una de las primeras noches en una playa cuyas olas rugientes no nos dejaron dormir. Después acampamos en un pueblo cerca de Muxía y nos íbamos todos los días a ver cosas. Hizo mal tiempo y apenas pisamos playas. Pero comimos marisco. Vimos castros celtas abandonados en las colinas, dólmenes olvidados, hicimos un dibujo en el jardín de Man, el de Camelle. No recuerdo que fuéramos capaces de hablar sobre lo que nos estaba pasando.

¿Que si vi alguna película? Supongo. ¿Que si fui a algún concierto? Tal vez. ¿Que si me compré algún disco? Probablemente.

Todos esos meses se han borrado de mi memoria. Tal vez si tiro de las fotos sea capaz de recordar algo más. No quiero pensar que esos años se han perdido para siempre. Pero ahora mismo así es.

Menuda mierda.

17 enero 2008

De cuando todo era futuro

Algo tendrá que ver. Anoche, después de leer en lo de Antígona la reflexión tan preciosa que hace sobre la infancia, sin saber por qué me acordé de Roy Orbison. Bueno, sí sé por qué: esa era la música que yo escuchaba con 15 años, edad que entonces no, pero ahora sí, considero reino de la infancia (tal vez más para unos que para otros, pero esa es otra historia).

Escuchaba a Elvis, a Jerry Lee Lewis, a Chuck Berry, a Eddie Cochran. No soportaba la mayoría de las canciones que sonaban en la discoteca en la que pasábamos las tardes de los domingos y en la que nadie me sacaba a bailar los lentos. Me sentía diferente. Tampoco es que hiciera ningún esfuerzo por no sentirme así. Creo que sentía que la diferencia me hacía especial. (Tardé un tiempo en apearme del error.)

Ahora me pregunto cómo fueron llegando a mi conocimiento estos músicos. Solo teníamos acceso a los canales más anchos de la comunicación. Pero estaba Radio 3, y también aquellas pelis, La Bamba, que nos contó la historia de Ritchie Valens, o la (mítica) Great Balls of Fire! protagonizada por Dennis Quaid, y hasta Regreso al futuro, si me apuras (aunque quiero recordar que yo sabía quién era Chuck Berry la primera vez que la vi y le expliqué el chiste de la secuencia del concierto en el baile de fin de curso a mi hermana). Incluso los primos o tíos que te llevaban veinte años y que te dejaban cintas que habían sido grabadas en tiempos en los que tú apenas habías nacido.

Esa música anticuada de tupés y lamentos me electrizaba por dentro. Y por fuera. Sentía la música desde lo más hondo de las tripas y hasta la punta de los dedos y pensaba que me había equivocado de época para nacer, que mis quince o diecisiete deberían haber caído en el año 60 o algo así. No entendía la música que sonaba en la radio, ni siquiera entendía la forma en que la gente se vestía o bailaba.

Ha pasado el tiempo y tengo un poco olvidados a aquellos clásicos. Pero siguen ahí como cimientos que lo sostienen todo y sin los cuales el presente no tendría sentido.

Me parece genial el vídeo que he encontrado en Youtube. Y la canción es maravillosa: Only the lonely, de Roy Orbison. Que la disfruten.

13 enero 2008

Ángel

Los fines de semana intento permanecer lo más lejos posible de cualquier fuente de información. Pero acabo de ver en lo de Lula que se ha muerto Ángel González.

Ayer, después de pasarme varias horas dándole vueltas al post del relato y las canciones, me quedé como aliviada pensando que al menos durante unos días no tendría que pensar en el blog. Llevo un tiempo sufriendo bastante para mantenerlo actualizado: pienso que tengo que escribir y me siento a ello, pero no tengo nada que decir.

Hoy, sin embargo, y a mi pesar, sí tengo algo que decir. Supongo que muchos blogs españoles se llenarán hoy de crespones negros como este, así que no me voy a extender mucho en la figura, que todos conoceréis de sobra.

Me da igual que tuviera ochenta y dos años. Yo tengo ganas de llorar como si se me hubiera muerto un amigo. Lo de los aprecios y la muerte son cosas que no podemos entender. A lo mejor es que no tengo muy buen día, que he tenido que conducir sobre la nieve y me he puesto nerviosa, que ayer estuve todo el día sola o que la luna está en un cuarto particularmente pernicioso.

Yo creo que él pensaba que vivir era irse muriendo todos los días un poco y que algunas tardes (sobre todo en enero) no tenía muy clara la diferencia entre estar vivo y no. Así que igual ni se ha enterado de que se ha muerto.

Me cuesta mucho elegir solo un poema pero no quiero cansaros. Me quedo con la

DIATRIBA CONTRA LOS MUERTOS

Los muertos son egoístas:
hacen llorar y no les importa,
se quedan quietos en los lugares más inconvenientes,
se resisten a andar, hay que llevarlos
a cuestas a la tumba
como si fuesen niños, qué pesados.
Inusitadamente rígidos, sus rostros
nos acusan de algo, o nos advierten;
son la mala conciencia, el mal ejemplo,
lo peor de nuestra vida son ellos siempre, siempre.
Lo malo que tienen los muertos
es que no hay forma de matarlos.
Su constante tarea destructiva
es por esa razón incalculable.
Insensibles, distantes, tercos, fríos,
con su insolencia y su silencio
no se dan cuenta de lo que deshacen.

12 enero 2008

Un cuento y dos canciones

Tenías un coche rápido y un plan para marcharte. Un día apareciste en mi puerta para decirme que te ibas y que no pensabas volver; me miraste a los ojos y me dijiste que yo era lo único que no querías dejar atrás; me tendiste la mano como un puente sobre un abismo y me pediste que me fuera contigo. Ese día aprendí lo que es el miedo.

A mi mente, como un torbellino en medio del vértigo, acudieron todos los momentos, los tíos que dejé marchar, la sensación de dolor, la juventud desperdiciada y todos nuestros encuentros: las carreras locas en carreteras abandonadas, la sensación de libertad y de límite, los gritos que siempre conseguía acallar en el borde de la garganta, tu deseo incontrolable de llegar siempre un poco más lejos, un poco más cerca del final.

Cuando me devolvías a casa, antes de cerrar la puerta entre los dos, nos mirábamos a los ojos y nos cantábamos en voz baja aquel verso de Dylan. Sonaba en un susurro, "when you got nothing you got nothing to lose", y nuestras voces quedaban flotando en el aire un instante entre nosotros, sobre el abismo que nos separaba sin que llegáramos a comprenderlo nunca del todo, y eran un puente también, un puente que tendíamos con palabras y a veces con alas de sueños.

Sabíamos que las mejores intenciones no bastan para hacer las cosas bien. Sabíamos que hay un precio que pagar por cada alegría y por cada exceso. Y no queríamos saber que había una diferencia inabarcable entre nosotros. A ti no te bastaba el horizonte y yo solo sentía calor con el fuego de leña.

Hay certezas a veces. De algún modo y por alguna inexplicable intuición, sabes sin saber por qué. Y por eso o pese a ello hay que cerrar los ojos y dejarse llevar sin pensar demasiado. Porque a veces saber que algo va a salir mal no es razón suficiente para no hacerlo.

Con tu coche parado frente a mi puerta y tu mano mostrándome un camino incierto, la ansiedad de tus ojos y Dylan cantando en el fondo de nuestros corazones, supe lo que era el miedo. Y aprendí en ese mismo instante qué hay que hacer cuando se tiene miedo, cuando no se tiene nada que perder, cuando se desconoce el precio a pagar, cuando el vértigo parece más fuerte que la sensatez, cuando comprendes que no hay fuego que caliente un horizonte.

Quemé mis puentes en el largo paseo hasta tu coche, eliminando de las posibilidades todo camino de huida o de vuelta atrás. Renuncié al pasado y a los futuros predecibles o esperados, anulé todos los billetes de ida.

Y cuando aquellas ruedas dejaron dos líneas negras humeando en el asfalto delante de mi puerta cerrada, detrás de nosotros, comprendí que lo importante no es acertar ni equivocarse. Lo importante es decidirse.



Para escribir este proyecto de relato utilicé versos y emociones de dos canciones: Thunder Road, de Bruce Springsteen y Bridges, de Tracy Chapman. Dejo aquí canción, letra y traducción de ambas para quien prefiera beber de las fuentes, que es mucho más recomendable. A su lado, el cuento es el agua sucia de un charco.

boomp3.com

Thunder Road, Bruce Springsteen.

The screen door slams
Mary's dress waves
Like a vision she dances across the porch
As the radio plays
Roy Orbison singing for the lonely
Hey that's me and I want you only
Don't turn me home again
I just can't face myself alone again
Don't run back inside
darling you know just what I'm here for
So you're scared and you're thinking
That maybe we ain't that young anymore
Show a little faith, there's magic in the night
You ain't a beauty, but hey you're alright
Oh and that's alright with me

You can hide 'neath your covers
And study your pain
Make crosses from your lovers
Throw roses in the rain
Waste your summer praying in vain
For a savior to rise from these streets
Well now I'm no hero
That's understood
All the redemption I can offer, girl
Is beneath this dirty hood
With a chance to make it good somehow
Hey what else can we do now
Except roll down the window
And let the wind blow back your hair
Well the night's busting open
These two lanes will take us anywhere
We got one last chance to make it real
To trade in these wings on some wheels
Climb in back
Heaven's waiting on down the tracks
Oh oh come take my hand
Riding out tonight to case the promised land
Oh oh Thunder Road, oh Thunder Road
oh Thunder Road
Lying out there like a killer in the sun
Hey I know it's late we can make it if we run
Oh Thunder Road, sit tight take hold
Thunder Road

Well I got this guitar
And I learned how to make it talk
And my car's out back
If you're ready to take that long walk
>From your front porch to my front seat
The door's open but the ride it ain't free
And I know you're lonely
For words that I ain't spoken
But tonight we'll be free
All the promises'll be broken
There were ghosts in the eyes
Of all the boys you sent away
They haunt this dusty beach road
In the skeleton frames of burned out Chevrolets

They scream your name at night in the street
Your graduation gown lies in rags at their feet
And in the lonely cool before dawn
You hear their engines roaring on
But when you get to the porch they're gone
On the wind, so Mary climb in
It's a town full of losers
And I'm pulling out of here to win.

Carretera del trueno

La puerta se cierra de golpe, el vestido de Mary ondea. Como en una visión ella baila a través del porche mientras en la radio suena Roy Orbison cantando para los solitarios.

Eh, aquí estoy y solo te quiero a ti. No me mandes de vuelta a casa, no podría enfrentarme a mi soledad otra vez, no corras dentro, cariño, sabes por qué estoy aquí. Sé que estás asustada y que piensas que tal vez nunca volveremos a ser tan jóvenes. Ten un poco de fe, hay magia en la noche. No eres una belleza pero eres genial y es todo lo que necesito.

Puedes esconderte debajo de las mantas, estudiar tu dolor, hacer cruces por tus amantes, esparcir rosas bajo la lluvia, desperdiciar tu verano rezando en vano por un salvador que te saque de estas calles. Bueno, yo no soy un héroe, eso está claro, toda la redención que te puedo ofrecer está debajo de ese capó sucio.

Con una oportunidad para hacerlo bien de alguna manera, ¿qué otra cosa podemos hacer ahora más que bajar la ventanilla y dejar que el viento te despeine? Bueno, la noche está a punto de reventar; estos dos carriles nos llevarán a cualquier parte. Tenemos una última ocasión de hacerlo realidad, de convertir estas alas en ruedas. Súbete. El cielo está esperando sobre los caminos.

Oh, oh, venga, coge mi mano, esta noche conduciremos hasta alcanzar la tierra prometida. Oh, carretera del trueno, carretera del trueno, carretera del trueno, ahí extendida como un asesino bajo el sol. Sé que es tarde pero podemos hacerlo si nos damos prisa. Oh, carretera del trueno, siéntate bien, agárrate fuerte, carretera del trueno.

Bueno, conseguí esta guitarra y aprendí a hacerla hablar. Y mi coche está ahí detrás si estás preparada para dar ese largo paseo desde tu porche hasta mi asiento delantero. La puerta está abierta pero la carrera no es gratis. Y sé que estás sola por palabras que no he dicho, pero esta noche seremos libres, todas las promesas se romperán.

Había fantasmas en los ojos de todos los chicos que dejaste. Se aparecen en esta polvorienta carretera de la playa en los esqueletos de chevrolets calcinados. Gritan tu nombre por la noche en las calles, tu toga de graduación yace en harapos a sus pies, y en la calma solitaria antes del anochecer oyes rugir sus motores. Pero cuando bajes del porche se habrán desvanecido en el viento, así que, Mary, súbete. Es una ciudad llena de perdedores y yo me largo de aquí para ganar.

(Más y mejor aquí)

boomp3.com

Bridges, Tracy Chapman

All the bridges that you burn
Come back one day to haunt you
One day youll find you're walking
Lonely
Baby I
Never meant to hurt you
Sometimes the best intentions
Still don't make things right

But all my ghosts they find me
Like my past they think they own me
In dreams and dark corners they surround me
Till I cry I cry

Let me take this time to set the record straight
Let me take this time to take it all back
Let me take this time to tell you how I felt
Let me take this time to try and make it right

But you can
Walk away
Be all alone
Spend all your time
Thinking about the way things used to be
If love feels right
You work it out
You don't give it up
Baby

Anybody tell you that
Anybody tell you that
Anybody tell you that

You should take some time maybe sleep on it tonight
You should take some time baby heed the words I said
You should take some time think about your life
You should take some time before you throw it all away

I aint got the time
To sit here and wait around
But I got the time
If you say Im what you want

Puentes

Todos los puentes que quemaste volverán un día a perseguirte. Un día te encontrarás andando solo.

Cariño, nunca quise hacerte daño; algunas veces las mejores intenciones no bastan para que las cosas salgan bien. Pero todos mis fantasmas me encontraron, como mi pasado creen que me poseen. En sueños y esquinas oscuras me rodean hasta que lloro, lloro.

Déjame aprovechar este momento para fijar los hechos, déjame aprovechar este momento para retractarme, déjame aprovechar este momento para contarte cómo me sentí, déjame aprovechar este momento para intentar hacerlo bien.

Pero puedes irte, estar totalmente solo consumiendo todo tu tiempo pensando cómo solían ser las cosas. Si el amor se siente bien lo lograrás.No te rindas, cariño. Nadie te dice eso, nadie te dice eso, nadie te dice eso.

Deberías tomarte un poco de tiempo, quizás consúltalo con la almohada. Deberías tomarte un poco de tiempo, cariño, para hacer caso a las palabras que digo. Deberías tomarte un poco de tiempo para pensar sobre tu vida. Deberías tomarte un poco de tiempo antes de tirar todo por la borda.

Yo no tengo tiempo para sentarme y esperar. Pero tengo tiempo si me dices que soy todo lo que quieres.

07 enero 2008

Los Reyes Magos existen

De verdad.

Lo que pasa es que solo les traen regalos a los niños que creen en ellos.