29 septiembre 2008

Bueno...



Solo es la muerte.

25 septiembre 2008

Centauros del desierto (The searchers, John Ford, 1956)

(Y con el otoño habrá que ir pensando en volver…)

Me da bastante rabia buscar información y opiniones sobre una película y encontrarme con términos como "magistral interpretación", "obra maestra", "papel magnífico", "soberbia fotografía".

No digo que yo no los haya usado o los vaya a usar alguna vez, es cierto que a veces el entusiasmo añadido a la falta de imaginación o de creatividad nos juegan malas pasadas. O que al final tampoco es que andemos sobrados de expresiones para describir ciertas cosas. Pero jode verlo. Intentaré minimizar los daños de ahora en adelante, espero haber aprendido la lección.

En fin. El caso es que me he puesto a hacer los deberes atrasados (los divertidos, por ahora, no nos pasemos) y he visto una de John Ford por fin. Que ya era hora. Y ha sido Centauros del desierto.

Una de las críticas que he sobreleído (de Film Affinity, no pongo el enlace concreto por no buscarlo y porque es la primera que sale, quien sienta curiosidad que lo busque en google) me ha gustado porque dice sin pelos en la tecla que tanto ponerla por las nubes sin el mínimo rastro de intención crítica, de forma casi automática, es una vergüenza. Hombre, meterse con que en la ficción el Monument Valley lo colocan en Texas me parece una tontería (para el caso podríamos protestar porque los indios que vivían allí entonces eran navajos y no comanches). Para eso está el cine. Pero tiene razón en lo del desarrollo psicológico del personaje de Debbie (Natalie Wood, la niña raptada por los comanches). No es que tenga razón exactamente, porque dice "menos definida que un cuadro de Miró", como si ahora la abstracción tuviera que ser "definida", pero sí tiene razón (o yo se la doy, por mi parte) en la idea que pretende transmitir con tan desafortunada comparación. El caso es que como ejemplo vale. El personaje es una pura anécdota. Un macguffin. Pero al final hay que rescatarla, que si no, nos perdemos la clave de la redención de Ethan, el protagonista. Lo que viene a decir es que fallos, tiene, y que una obra maestra tiene que ser perfecta y redonda en todo. Pues bueno.

Esto me ha hecho pensar en qué se considera obra maestra, por qué y por parte de quién. Bueno, es un tema que me planteo muy a menudo.

¿Es una obra maestra una creación que te toca "algo" en algún momento? ¿A ti y a cuántos como tú? ¿Necesitas una enumeración exhaustiva de dieces en guión, preproducción, realización, interpretación, fotografía, montaje y hasta distribución, mercado en dvd o calidad de los subtítulos de Asia Team? ¿Necesitas el respaldo de treinta nominaciones a treinta diversificados premios internacionales, y a ser posible algún muñequito dorado anexo?

No sé. Había leído por ahí que la última de Batman era la rehostia (sí, lo de obra maestra también) y menudo truño que tuve que aguantar a costa de la tontería. Cago en todo, valiente tostón.

En fin. Empecemos otra vez, que me voy por los cerros de Úbeda (y total, para lo que me sirve).

Lo que me ha gustado de la película:

Los exteriores impresionantes, ahora tantas veces vistos pero siempre sorprendentes, filmados con buen ojo y fina sensibilidad (y esto intentando no caer en ningún tópico, eh, me estoy luciendo). Y además fue prime. Si hasta tuvieron que llevar el agua e instalar postes eléctricos. Lo he visto en los extras.

(Los recuerdos de mi infancia. Sí que había visto pelis de Ford. Pero tenía diez años y no sabía quién era Ford.)

La amargura, la soledad, la violencia y la obstinación cerril del personaje de Ethan Edwards (John Wayne). Casi el hecho de que no tengan explicación es lo mejor de todo, si lo piensas bien.

La forma tan sutil en que nos muestran al perdedor: de la guerra, de la chica (Martha, su cuñada, y él están enamorados pero por algún motivo él se fue y ella se casó con su hermano), de la familia.

La sensación que se me quedó por dentro de comprender al nómada, que vaga sin descanso y sin posibilidad de regreso (no hay donde regresar), como el alma del guerrero indio muerto al que arranca los ojos de dos disparos cerrándole así las puertas del paraíso.

Los paralelismos: entre el protagonista y los indios a los que odia (sin que se sepa muy bien por qué, ya que tan bien los conoce); entre las situaciones que vive Ethan y las que vive Marty, su compañero y casi alter ego (que también deja a su novia sola en casa, y también está a punto de perderla en brazos de un hombre más 'arraigado', aunque más soso); la novia india de este mismo Marty, que adquiere a cambio de unos sombreros sin saberlo; el ansia de venganza por la pérdida de los seres queridos, especular en el indio y en el vaquero (así se dividían cuando yo era niña: indios y vaqueros. ¿No?)

Los momentos cómicos e irónicos, como la rivalidad entre Ethan y el reverendo/capitán de los rangers o gran parte de la secuencia de la novia india de Marty.

Lo que no me ha gustado:

Que sus 115 minutos de duración se me han hecho largos, lo que atribuyo a un montaje un poco farragoso, hecho paradójicamente unido a un guión que por momentos se queda como incompleto.

La poca definición de algunos de los personajes, incluso del protagonista, difuso, en especial en el cambio de orientación de su sentido de la humanidad, conmovedor pero poco comprensible. Y muy especialmente el flojo personaje de Natalie Wood ya mencionado.

La música, demasiado estridente y empeñada en subrayar, aunque le reconozco su uso casi narrativo (o sin casi, lo que la hace un poco… ¿formalista? ¿John Ford? Esto sí es un sacrilegio, eh…)

Total. Que no sé con qué quedarme. Tal vez esperaba mucho más de la tan perorada epopeya. Pero para mí que va a ser una de esas pelis que se te quedan dentro dando vueltas y vueltas y vueltas…

10 septiembre 2008

Silencio

Uno de los elementos que le dan más peso a mi bolso es un bloc en el que suelo apuntar cosas. Esas frases que apunto a veces me sirven para después trasladarlas aquí y otras veces se quedan solo como recuerdo, anotaciones sueltas sin importancia.

En todo este verano no he apuntado en el bloc ni una sola palabra. No tengo nada que contar.

De todos modos, el bloc no lo suelto. Por si acaso. No vayamos a perder la esperanza.