27 marzo 2011

Love may be

Acabo de terminar de ver Tell me you love me. Es una serie de HBO que fue cancelada al acabar la primera temporada tras diez episodios. Trata sobre parejas en crisis. O, para los que son como yo y piensan que el estado natural de las parejas es la crisis, sobre parejas.

Durante el desarrollo de esos diez capítulos he experimentado toda una serie de sentimientos con (y por) esos personajes. He tenido ganas de matarlos, de abofetearlos, he sentido miedo, esperanza, soledad y alegría con ellos, he comprendido y abominado de todas y cada una de sus posturas y respuestas ante las cosas de la vida, me he indignado y me he sentido feliz, me he reído y me he enfadado, me he puesto en sus pellejos y me he dicho incontables veces "por esto no quiero yo tener pareja".

Porque todo lo que pasa en esa serie es verdad. Bueno, tal vez follan un poco más que yo y por eso me cuesta creerlo, pero yo qué sé, a lo mejor hay gente que folla más que yo, sobre todo si tenemos en cuenta que "algo" ya es más que yo, y que la gente que conozco habla poco de eso, y yo creo que algunos mienten y en realidad follan más de lo que dicen. Tampoco es que sea desagradable para variar ver un poco de sexo en una serie americana, aunque se pasen un poco con ese ruido de besos pegajosos que tanto gusta poner en el cine. En cualquier caso hay que decir que se trata de sexo muy bien hecho y bien rodado, nada de falsos pudores. La cámara se queda y te deja mirar. Y todo parece verdad. Es tan descarnado que ni siquiera es erótico. Hasta las pajas parecen verdad. Yo no sé si había visto testículos antes en una serie de televisión, pero creo que me acordaría (como ahora me acuerdo).

Por eso fue cancelada. No por el sexo (más bien diría que el sexo no fue suficiente para mantenerla en antena). Fue cancelada por ser un espejo, como comentaba ayer mi amiga P delante de una cerveza. A nadie le gusta encender la tele y ver la propia vida, con sus miserias, ahí plantada y desafiante desarrollándose ante uno. Diciéndole a uno: "mira, esto eres tú, esto es lo que haces y lo que no haces, esto eres". Un espejo implacable e inclemente, que no hace ninguna concesión a la fábula ni a la metáfora ni a la poesía. De modo que mirar hace daño. Porque todos hemos estado ahí. Algunos varias veces. Y no siempre hemos sido capaces (o hemos querido) salir con bien de esa batalla.

Porque ahí está un poco la conclusión o la, si quieres, moraleja de la historia. Qué pensábais, es una serie americana. Es valiente, pero es una serie americana. Tiene que tener una moraleja, no podría no tenerla. La idea que cierra el círculo es "tener el valor de ser feliz". No es nada fácil vivir con otro porque está lleno de mierda muchas veces y otras muchas te das cuenta de cuántas cosas que no querías ser eres en realidad, cuántas cosas que no querías hacer haces en realidad. Y sin embargo tal vez puedes tener el valor de aceptar que estás donde quieres estar, o donde decidiste que querías estar.

Es una serie redonda y hermosa porque es dura y difícil como la vida muchas veces pero tiene un final con esperanza, como la vida muchas veces. Un final que también jode porque también dice que esto es lo que hay, nosotros humanos mezquinos, egoístas y pequeños somos lo que hay: lo que podemos dar es muy poco, lo que queremos tener es infinito.

Una de las parejas, ya mayor (hace gracia reencontrar aquí a un maduro David Selby, el Michael Richard Channing de Falcon Crest) me ha recordado una gran canción de Leonard Cohen, Famous Blue Raincoat, una canción que es una carta de un hombre al hombre que pudo llevarse a su mujer; pero la mujer volvió, y aunque nunca estuvo claro, volvió para quedarse. And thanks for the trouble you took from her eyes, I thought it was there for good so I never tried... Esa es una de las cuatro parejas, una en cada época clave de la vida, a cuyas tribulaciones asistimos a veces impotentes, a veces furiosos, a veces desesperanzados.

Y esta es la canción que le quiero dedicar hoy a Tell me you love me. Que también, claro está, me hizo llorar.

8 comentarios:

fanshawe dijo...

Richard Channing :-)

La veré. Me ha sonado a teatro abandonado ;-)

k dijo...

Algo hay :)

Carmela dijo...

prueba

Carmela dijo...

Bueno pues repito, más o menos, no sé porqué no se grabó mi comentario.

No conozco la serie K, pero suena muy bien. Creo que tienes razón y lo importante es aceptra dónde estamos. A veces lo elegimos, otras simplemente lo aceptamos y muchas no hemos tenido la opción o el coraje de modificarlo. Pero lo importante, a fin de cuentas es encararlo, aceptarlo y no renegar de ello. Siempre, o casi siempre, tenemos la opción de modificarlo, al menos de no engañarnos y asumir lo que hacemos.
Leonard, es siempre Leonard.....me encanta.
Un beso

jafatron dijo...

Qué serie más buena y cuánto daño puede hacer...
En mi caso, es duro verse en pantalla y reconocerse, y rechazarse, y darse cuenta que en realidad uno no quiere estar donde ya ha estado porque quizá no haya otra manera de estar y para eso mejor nada. Por eso no acepto la historia de la pareja mayor. Si la recompensa llega al final, entonces paso. Una relación no debería tener ese (largo) proceso de maduración.

De todas maneras, yo sigo con la difícil e improbable tarea de encontrar un modelo distinto que funcione (para mí) aunque ya se sabe que innovar cuesta. Pero bueno, tengo toda la vida para hacer experimentos. Buscaré en la sección de series de ficción.

Sobre Tell me you love me, añadir que las interpretaciones (casi todas) son sublimes. Me enganché a los pequeños detalles, a la forma en que los personajes transmiten un torrente de información y sentimientos con un simple gesto.

Ver esta serie me recordó un capítulo de IT Crowd, cuando Roy intenta ayudar a Moss a superar el trauma de pasar por el parque y entre los dos representan ese momento en la oficina, y Moss le grita entre sollozos "It's too real Roy! It's too real!!"

k dijo...

Fanshawe!! Richard!! :D ahora mismo lo corrijo (¿en qué estaría yo pensando?)

Carmela, estoy de acuerdo contigo. Casi siempre vamos a tener en nuestra mano la opción de modificar lo que no está bien, el problema es tener el valor de mirarlo y de hacerlo.

Yo no creo que la recompensa llegue al final, Jafa, en esa serie vemos más de una "recompensa". Lo que yo creo que dice la pareja mayor es que se puede llegar ahí en unas determinadas condiciones, que conllevan pasar por muchos momentos, momentos muy malos también. Pero que los momentos malos hay que pasarlos. Y que rendirse también es una opción, para mí queda muy claro.

No cejes en tu empeño, por supuesto. La forma común no es la única forma de hacer las cosas. Todavía hay mucha vida.

Tienes razón sobre las interpretaciones, son muy buenas y muy creíbles. Hay muchos momentos realmente impagables en esta serie. Gracias :)

Antígona dijo...

Es una pena que la hayan quitado, porque los espejos están precisamente para que nos miremos en ellos. Si llevo una mancha de tiza en la cara y no la veo ahí se queda. Si la veo, se me brinda la oportunidad de quitármela. Por muy dolorosas que sean las imágenes que nos muestran los espejos, es en esa mirada proyectada con valentía sobre uno mismo donde reside la posibilidad del cambio, de la corrección de la trayectoria, del ajuste en la interacción o, si ya no se tienen fuerzas, ganas o ilusiones, de la ruptura y la liberación de lo que nos hace daño o nos empobrece.

Podría compartir contigo la tesis de que el estado natural de las parejas es la crisis. Pero no sé si estaríamos entendiendo por crisis algo distinto. Desde mi punto de vista, si únicamente entendemos por crisis el tránsito, la transformación, el estar yendo en todo momento hacia lugares cambiantes que exige continuas revisiones de la situación y ajustes sobre la marcha, entonces, en efecto, la crisis es el estado natural de la pareja y mal camino lleva la que no se encuentre en él. Y es que me temo que, en general, partimos de una visión demasiado edulcorada de lo que supone estar en pareja. Como si la armonía pudiera ser un estado permanente en lugar de una conquista diaria resultado de un a veces arduo aunque también gratificante trabajo.

Con lo complicados que reconocemos ser todos, no sé por qué, paradójicamente, nos cuesta tanto comprender que estar con otro que es, cuanto menos, tan complicado como yo, tiene por fuerza que dar lugar a roces, a malentendidos, a fallos en la comunicación, a tensiones fruto de la natural divergencia de apetencias o estados anímicos. Como no sé por qué nos cuesta tanto entender que, como en ningún terreno en esta vida, tampoco en el ámbito de la pareja nacemos con manual de instrucciones bajo el brazo y para más inri el proceso de aprendizaje en la manera de relacionarse con el otro no tiene fin por muchos años de vida en común que se carguen a las espaldas. ¡Pero si hasta hay que aprender a convivir con el mero paso del tiempo y todos los desafíos que plantea! A ver cuándo asumimos que nuestros amores son tan humanos como nosotros, con todas nuestras debilidades, limitaciones o fortalezas.

Y estoy de acuerdo con Jafatrón: ni en la pareja ni un ningún otro campo hay pautas fijas establecidas de antemano. Cualquier fórmula es válida y todo depende de la propia inventiva, o de la que dos personas juntas se empeñen en idear. Mientras las ganas de seguir juntas persistan, claro.

Un beso!

Gata Vagabunda dijo...

... es que las parejas a las que todo le va bien no sirven para hacer series interesantes ;-)

Pero mira, ahí va un ejemplo de una pareja a la que le va bien y además, parece muy real: Another year, de Mike Leigh. Claro que lo demás a su alrededor es una mierda (de lo contrario no habría película).