05 junio 2008

Costumbres

Las personas tenemos costumbres. Nos gusta desayunar todos los días más o menos lo mismo, tenemos un orden en que nos gusta hacer las cosas, de ciertas personas esperamos ciertos comportamientos y adaptamos los nuestros a eso. No estoy hablando de expectativas, sino de cosas que son como siempre han sido y que están bien así.

Los cambios son variaciones en estas costumbres. Algunos los llevan mejor y otros peor. Hay que adaptarse a que las circunstancias a veces se comportan de formas inesperadas. En algunas ocasiones estos cambios son alegremente bienvenidos porque suponen modificaciones en ciertas rutinas que no siempre son agradables, o porque aumentan la sensación de agrado. Los cambios para mejor se agradecen, antes o después.

Pero hay otros cambios que son más jodidos.

En esta época del año, lo normal es que un ente indeterminado que se suele denominar "anticiclón de las Azores" se haya instalado en algún punto al oeste de nuestra vida (allá por las Azores, es de suponer). La función de este anticiclón es mandar las nubes hacia el norte, a los países donde no pueden presumir de un verano como el nuestro y permitirnos a los españoles empezar a quejarnos del calor que hace.

Ya el año pasado la cosa vino rara. Recuerdo que no pasé nada de calor en junio. Que apenas pude ponerme las sandalias (con lo que me gustan). Y este año mayo ha venido imbécil y junio está viniendo jilipollas.

No me gusta este cambio climatológico (no voy a decir climático porque eso es otra cosa, dice Al Gore). Me molesta. Me cuesta adaptarme. Me amarga la existencia levantar la persiana y volver a ver las putas nubes y que haga este puto fresquito. Quiero quitarme los putos calcetines. Quiero sacar del armario los putos tirantes. Me quiero asar de calor.

¿Dónde coño se ha metido el anticiclón de las Azores?

8 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

La verdad es que sé que el clima ahí no tiene absolutamente nada que ver con el de Rías Baixas (nada de nada), y no sé qué se suele esperar del mes de xuño, pero yo ya he vivido veranos de todas las clases y colores, y eso que tengo poquito tiempo de vida. Para tiempo estable, el de las Canarias, jeje...

Estoy completamente contigo en el tema sandalias: es que es una felicidad lo de liberar los pies. Tengo unas pieles como piedras de rozar con mis super-botas-de-lluvia, qué ganas de aparcarlas en el fondo del armario...

PD: Este fin de semana dicen que la A gigante de las Azores estará sobre nuestras cabezas. ¿Te vienes a la playa?

Antígona dijo...

Parece que el calor se está haciendo de rogar en todas partes. Hasta aquí se muestra caprichoso y esquivo: aparece, estás a punto de sacar las sandalias, y al día siguiente hay que renunciar a la idea a no ser que te apetezca acabar criando hongos en los pies de tanto pisar charcos. Desconcertante y fastidioso.

Y eso que no soy de las que les guste asarse de calor, que aquí cuando aprieta no hay quien viva. Pero tanta nube y tanto gris terminan poniendo de mal humor a cualquiera.

O no tanto. Todo depende de si, al margen de ese maldito anticiclón, otros soles y otros calores quedan al alcance de nuestra mano, ¿no crees? :)

¡Un beso soleado!

Anónimo dijo...

Por aquí ha venido bien tanta lluvia, la gente duerme más tranquila ahora sabiendo que puede llenar la piscina y regar el jardín. De hecho, yo me he planteado vender la puta moto, que para la lluvia va fatal, y comprarme una piscina y un jardín.
Ánimo, que esto se acaba, dicen.

Exlucifer dijo...

EL ANTICICLÓN ANDA POR AQUÍ ABAJO.

CIELO DESPEJADO, SOL INMACULADO.... ESTO ES UNA GOZADA!!!!

Exlucifer dijo...

P.D. EL ANTERIOR COMENTARIO HA SIDO PATROCINADO POR LA CONSEJERÍA DE TURISMO "Y ALIMENTACIÓN" DEL GOBIERNO DE CANARIAS....

P.D.2: CANARIAS CEIBE!!!!!!!!!

Gata Vagabunda dijo...

No sé cómo lo has conseguido, pero finalmente hemos terminado hablando todos... ¡del tiempo! ¡y en tu blog, que es de filosofadas por excelencia!

¿Más contenta ahora? :)

Mangamoncio dijo...

Yo necesito ya la luz del sol o me compraré un rifle y dispararé a los peatones desde mi terraza...

Anónimo dijo...

Estoy contigo.
Por encima de los 30º empiezo a ser persona. Besos deseosamente veraniegos.