25 septiembre 2008

Centauros del desierto (The searchers, John Ford, 1956)

(Y con el otoño habrá que ir pensando en volver…)

Me da bastante rabia buscar información y opiniones sobre una película y encontrarme con términos como "magistral interpretación", "obra maestra", "papel magnífico", "soberbia fotografía".

No digo que yo no los haya usado o los vaya a usar alguna vez, es cierto que a veces el entusiasmo añadido a la falta de imaginación o de creatividad nos juegan malas pasadas. O que al final tampoco es que andemos sobrados de expresiones para describir ciertas cosas. Pero jode verlo. Intentaré minimizar los daños de ahora en adelante, espero haber aprendido la lección.

En fin. El caso es que me he puesto a hacer los deberes atrasados (los divertidos, por ahora, no nos pasemos) y he visto una de John Ford por fin. Que ya era hora. Y ha sido Centauros del desierto.

Una de las críticas que he sobreleído (de Film Affinity, no pongo el enlace concreto por no buscarlo y porque es la primera que sale, quien sienta curiosidad que lo busque en google) me ha gustado porque dice sin pelos en la tecla que tanto ponerla por las nubes sin el mínimo rastro de intención crítica, de forma casi automática, es una vergüenza. Hombre, meterse con que en la ficción el Monument Valley lo colocan en Texas me parece una tontería (para el caso podríamos protestar porque los indios que vivían allí entonces eran navajos y no comanches). Para eso está el cine. Pero tiene razón en lo del desarrollo psicológico del personaje de Debbie (Natalie Wood, la niña raptada por los comanches). No es que tenga razón exactamente, porque dice "menos definida que un cuadro de Miró", como si ahora la abstracción tuviera que ser "definida", pero sí tiene razón (o yo se la doy, por mi parte) en la idea que pretende transmitir con tan desafortunada comparación. El caso es que como ejemplo vale. El personaje es una pura anécdota. Un macguffin. Pero al final hay que rescatarla, que si no, nos perdemos la clave de la redención de Ethan, el protagonista. Lo que viene a decir es que fallos, tiene, y que una obra maestra tiene que ser perfecta y redonda en todo. Pues bueno.

Esto me ha hecho pensar en qué se considera obra maestra, por qué y por parte de quién. Bueno, es un tema que me planteo muy a menudo.

¿Es una obra maestra una creación que te toca "algo" en algún momento? ¿A ti y a cuántos como tú? ¿Necesitas una enumeración exhaustiva de dieces en guión, preproducción, realización, interpretación, fotografía, montaje y hasta distribución, mercado en dvd o calidad de los subtítulos de Asia Team? ¿Necesitas el respaldo de treinta nominaciones a treinta diversificados premios internacionales, y a ser posible algún muñequito dorado anexo?

No sé. Había leído por ahí que la última de Batman era la rehostia (sí, lo de obra maestra también) y menudo truño que tuve que aguantar a costa de la tontería. Cago en todo, valiente tostón.

En fin. Empecemos otra vez, que me voy por los cerros de Úbeda (y total, para lo que me sirve).

Lo que me ha gustado de la película:

Los exteriores impresionantes, ahora tantas veces vistos pero siempre sorprendentes, filmados con buen ojo y fina sensibilidad (y esto intentando no caer en ningún tópico, eh, me estoy luciendo). Y además fue prime. Si hasta tuvieron que llevar el agua e instalar postes eléctricos. Lo he visto en los extras.

(Los recuerdos de mi infancia. Sí que había visto pelis de Ford. Pero tenía diez años y no sabía quién era Ford.)

La amargura, la soledad, la violencia y la obstinación cerril del personaje de Ethan Edwards (John Wayne). Casi el hecho de que no tengan explicación es lo mejor de todo, si lo piensas bien.

La forma tan sutil en que nos muestran al perdedor: de la guerra, de la chica (Martha, su cuñada, y él están enamorados pero por algún motivo él se fue y ella se casó con su hermano), de la familia.

La sensación que se me quedó por dentro de comprender al nómada, que vaga sin descanso y sin posibilidad de regreso (no hay donde regresar), como el alma del guerrero indio muerto al que arranca los ojos de dos disparos cerrándole así las puertas del paraíso.

Los paralelismos: entre el protagonista y los indios a los que odia (sin que se sepa muy bien por qué, ya que tan bien los conoce); entre las situaciones que vive Ethan y las que vive Marty, su compañero y casi alter ego (que también deja a su novia sola en casa, y también está a punto de perderla en brazos de un hombre más 'arraigado', aunque más soso); la novia india de este mismo Marty, que adquiere a cambio de unos sombreros sin saberlo; el ansia de venganza por la pérdida de los seres queridos, especular en el indio y en el vaquero (así se dividían cuando yo era niña: indios y vaqueros. ¿No?)

Los momentos cómicos e irónicos, como la rivalidad entre Ethan y el reverendo/capitán de los rangers o gran parte de la secuencia de la novia india de Marty.

Lo que no me ha gustado:

Que sus 115 minutos de duración se me han hecho largos, lo que atribuyo a un montaje un poco farragoso, hecho paradójicamente unido a un guión que por momentos se queda como incompleto.

La poca definición de algunos de los personajes, incluso del protagonista, difuso, en especial en el cambio de orientación de su sentido de la humanidad, conmovedor pero poco comprensible. Y muy especialmente el flojo personaje de Natalie Wood ya mencionado.

La música, demasiado estridente y empeñada en subrayar, aunque le reconozco su uso casi narrativo (o sin casi, lo que la hace un poco… ¿formalista? ¿John Ford? Esto sí es un sacrilegio, eh…)

Total. Que no sé con qué quedarme. Tal vez esperaba mucho más de la tan perorada epopeya. Pero para mí que va a ser una de esas pelis que se te quedan dentro dando vueltas y vueltas y vueltas…

5 comentarios:

Exlucifer dijo...

¿Obra de arte?...

Tú misma.

:)-

Exlucifer dijo...

P.D. El que quiera un comentario verdaderamente cinéfilo le recomiendo que inspeccione el último comentario de este maravillosoblog:
http://exlucifer.blogspot.com

Gata Vagabunda dijo...

Bueno. (Qué arranque tan gallego).

Sinceramente, no creo ser muy objetiva hablando de Ford así que no me mojaré mucho. Es de esos señores que no te gustan por una película en concreto, sino por todas ellas, como si fueran una sola película. Es casi imposible explicar por qué. Yo nunca he logrado desvelar su misterio. Es como hacerlo todo lo más sencillo posible y a la vez lo mejor posible.

En concreto "Centauros del desierto" -cuyo título doblado e inventado es mil veces más sugerente que el original, a saber a quién se le ocurrió- es especial para mí única y exclusivamente por Ethan, su mirada, su caminar, y todo lo que oculta. Eso no lo pensé la primera vez, sino que es el poso que se ha quedado después de tropecientos visionados.Por supuesto hay otras virtudes, pero no son los motivos por los cuales la considero una película especial. Admito que jamás me había parado a pensar sobre el personaje de Natalie Wood. Tengo que esforzarme para recordar que ella sale en la película, aunque sí, tu comentario es acertado.

Me parece de una hermosura para echarse a temblar el plan final del porche. Lo han copiado tantas veces de tan distintas formas... Por cierto, lo tengo pegado en mi salón. No el porche. Esos fotogramas, digo.

En fin, para la visión crítica es mejor no hablar con un fan. Jamás verá pegas, porque esto es algo parecido a estar enamorado hasta las huesos de tu novio: da igual que te digan que George Clooney es más guapo. Para ti no y no, jejeje...

Sobre el concepto de obra maestra... pues creo que han sido etiquetadas así las películas que de alguna manera son un referente para todas las generaciones posteriores de cineastas, y también aquellas que permanecen en la memoria del público. No estoy muy convencida de que tenga que ver exactamente con un cierto nivel de perfección. "Atraco perfecto" es una película perfecta y a mí me resulta más bien indiferente. Digamos que el hecho de que una película se convierta en obra maestra y referente es algo que no se puede controlar.En algún punto un colectivo es consciente de que hay algo especial en la obra de un tipo y a partir de ahí se le considera un maestro del cine.

Seguramente como Hitchcock no ha rodado nadie en su vida, pero admitamos que muchos de los argumentos de sus pelis se cogen por los pelos. Pero no mola por eso. Se sale por cómo lo cuenta. Posiblemente Renoir no era un genio narrando, pero hay momentos en su cine tan emocionantes que valen por todo lo demás. Estoy cansada de oir que Bergman es un tostón, pero no consigo quitarme de la cabeza lo que él nunca quiso que el espectador olvidase. ¿Y Ford? No sé, Ford es un misterio para mí. Ya me repito.

PD. Perdón por el rollo.
PD2. ¿Tanto te ha horrorizado Batman? Bueno, yo creo que "obra maestra" le queda muy grande, vaya por delante (tanto se usa la expresión a la ligera que se ha banalizado con el paso del tiempo).Pero "truño"... a ver, déjame pensar en la última película vista que para mí pudiese entrar en esa categoría...

k dijo...

Ya, ya, Lucifer. Ya lo he leído. Creo que te equivocaste de profesión.

Gata, es evidente que tengo que dedicarle más tiempo a Ford. Para eso sí me ha valido el buen rato que pasé con Centauros del desierto (y mira, no lo había pensado pero tienes razón, esta vez el título español es grande).

El final del porche (como el principio del porche), es cierto, te deja una sensación de oooh, maravilla, y aquí está otra vez, y esta vez es la primera. Sí, sí.

La cuestión del tema "la obra maestra" no es, supongo, qué lo es y qué no, sino más bien cuestionarse las cosas, preguntarse los porqués, justificar los razonamientos. Al final obras maestras hay las que hay. El hombre oscuro no lo es, por ejemplo. Y sí, de paso, sí que me pareció bastante mala. Le alabo las intenciones, pero para mí se quedan en eso y nada más. Intentan plantear la duda moral, el heroísmo y tres o cuatro grandes conceptos, pero no consiguen hacerlos palpables, tangibles. Los actores (especialmente la chica) son muy flojos. El personaje de Gary Oldman, por ejemplo, de tan bueno le darías unas hostias (y además con esas gafas). La chorrada de fingir su muerte, ay, no sé. El super guay que al final va a ser malo y de tan honesto que es lo ves venir a kilómetros, la excusa de la muerte de la chica para pasarse "al lado oscuro", el poco fundamento interpretativo de ese cambio, los dibujos animados de su cara destrozada. Los cacharritos a lo james bond. La moto que sale del coche destrozado (parece que se va a autodestruir y sale esa monstruosidad que no sabes dónde coño tenía metidas esas pedazo de ruedas). Y así. No sé. Cuando faltaba una hora y media para acabar miré el reloj ((síntoma inequívoco de aburrimiento) y pensé que me iba a dar un tabardillo. Me consoló ver que mi acompañante lo miraba también diez minutos después (me estaba empezando a sentir muy bicho raro de nuestro señor). En fin, que me aburrí como una ostra y me pareció una castaña, de verdad.

Lo que pasa es que creo que estoy un poco intransigente últimamente. El otro día vi Yo confieso y me pareció flojísima. Y el viernes casi muero en el sofá viendo La soledad. Y el sábado tuve que parar El pianista a la mitad. Menos mal que también he visto últimamente Laura y Gritos y susurros y me dejaron sin palabras.

Que si no, tendría que ir pensando en hacérmelo mirar. Como tú pero al revés :)

Gata Vagabunda dijo...

Jejejeeje... me gusta, me gusta :) Al menos tú has dicho que te ha parecido chunga la peli pero lo has argumentado (no sabes cuánto aprecio eso, escasea bastante). No te rebatiré porque estoy vaguísima y perezosa pero debo decir que "comprendo" tus peros. (Además, soy muy mala rebatiendo).

Y sí, yo al revés que tú. Cuanto más cine veo más condescendiente me vuelvo. Mi último descubrimiento mil veces hermoso: "Garras humanas", de Tod Browning. Es ingenuo y aterrador a un tiempo.

Ea, un biquiño. No dejes de escribir, que me gusta.