10 mayo 2010

Errores de concepto

De forma discontinua pero recurrente he estado sola los últimos años de mi vida. Es decir, soltera. En general estoy bien así. Solo de vez en cuando echo de menos realmente la compañía de otra persona y a veces (esto tal vez algo más a menudo) echo de menos el sexo (con otro). Pero no tanto como para desear cambiar de estado. Me gustan muchas cosas del hecho de estar sola y, al llevar tantos años, cada vez me estoy haciendo más maniática, adicta a mis parcelas de libertad, a mis costumbres misántropas, a mi total y absoluta independencia y a dormir y desayunar sin que me den el coñazo. Dicen que esto es normal, no sé si lo es o no, pero desde luego a mí me está pasando. Cada vez deseo menos, qué triste, encontrar eso que llaman amor.

El caso es que la sociedad tiende a pensar que si estás sola quieres dejar de estarlo (como primer objetivo en la vida). En muchas ocasiones me he encontrado en situaciones absurdas con personas que parecen creer que quieres cosas que en realidad no saben si quieres. Cosas que, de hecho, no quieres para nada. No das ninguna señal de quererlas (o esa es tu intención). Pero da igual. Hablas de un tipo que acabas de conocer en el grupo de amigos tomando una caña y comentas sobre él cualquier inocente cosa y alguien te responde: "Sí, su mujer también es majísima". Por si no sabías que tenía una mujer. No sea que se te hubiera ocurrido planteártelo como objetivo.

Esto estropea muchas posibles buenas amistades. Hay hombres que parecen pensar que si eres amable y sonríes, es que quieres algo más. Aunque sea de forma sutil, incluso sutilísima, te dejan caer frases que no hay más remedio (paranoica también me estoy haciendo) que interpretar como señales de que no están disponibles. Una referencia de refilón a la novia, a la suegra o al perro. Un comentario inoportuno sobre que no es un buen momento "para hablar". No vaya a ser. A mí a veces me dan ganas de decir directamente: "mira, me caes bien pero no me interesas nada de nada; baja de la puta parra".

No se puede hacer eso porque vivimos en una sociedad civilizada y el otro pondría cara de (y diría) "¡yo jamás he pensado nada parecido!". Ya. Los cojones. Y mientras no lo aclaras (y no lo aclaras jamás), la sombra de "qué estará pensando que quiero" planea como un cuervo sobre cada frase que intercambias.

Tal vez la solución sería inventarme un novio. Calzarme para diario la alianza que me regaló mi primera (y nunca bastante olvidada) pareja-para-toda-la-vida y ver qué tal así. Tengo la sensación de que solo de esa manera dejaría de sentirme como una amenaza latente para los demás.

Después está la parte en que yo pienso lo mismo del 80% de tíos solteros que conozco. A poco que te dicen un día "qué tal si tomamos una caña", saltan todas las alarmas y empiezas a hacer planes de huida. Ay, dios, espero que de verdad solo sea una caña, como quiera algo conmigo me da un mal. Socorro. Y tú misma le pones cortapisas a esas amistades que podrían ser y no llegan a nada porque no dices desde el principio ese consabido, "vale, pero que sepas que no quiero tener novio" que haría que parecieras una amargada y una gilipollas.

6 comentarios:

Exlucifer dijo...

JAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!

Muy buena la entrada ésta....

Primera interrogante que se me plantea es la siguiente: Lo de la novia y la suegra, sí lo veo. Pero ¿Lo del perro?.... Tener perro significa tener pareja?, ¿Es que por esos andurriales abunda la zoofilia y yo sin saberlo?.

Casualmente, el otro día ví un episodio de "Seinfield" (una gran serie, para mi gusto), donde George, uno de los amigos del prota, decía que las mujeres atacan más a los hombres cuando ven que tienen alianza. Es decir, que si ven que están "cogidos" se lanzan a por ellos, pero si estan libres, "deben ser defectuosos" y no les interesan.

Lógicamente, si alguien ha visto la serie (que recomiendo), sabrá que dicha teoría no pasó de ser más que una elucubración mental de dos chalados en una cafetería. Pero lo cierto es que tu comentario me lo recordó.

Evidentemente, hay mucho pendejo que se siente "Cristiano" por un día. Evidentemente puede haber mucho pendejo que se siente "amenazado" por un café. Pero también puede haber mucho pendejo que se siente "amenzado" por su parienta...

En fin..... Que gran protagonista de Seinfield hubieses sido!!!!!!!

Jota78 dijo...

Bueno, aunque en Seinfeld lo plantearan en clave de humor, sí que hay algo ahí: siempre queremos lo que no está a nuestro alcance, y más si otra persona antes que nosotros también lo ha considerado digno de su atención.

K, creo que has dado con algo en estas líneas. Lo resumiría en: seas hombre o mujer, cometerás los mismos errores de concepto. Una y otra vez.

Antígona dijo...

Lo de la alianza sería buena solución, K. Yo llevo un anillo de plata similar a una alianza en el anular de la mano derecha, junto con otro anillo. No es ni alianza ni es nada, sólo un anillo que compré de adolescente por dos duros y que llevo en ese dedo para impedir que se me caiga el otro anillo, que es al que le tengo verdadero cariño porque lo compré en el Soho cuando con 16 añitos me fui de au-pair a Londres. Pues bien, jamás pensé que alguien lo confundiría con una verdadera alianza hasta que, estando en Alemania, alguien me preguntó por mi marido. Jajaja, casi me da un ataque, ¿yo, "marido"?. Ahora, como por aquel entonces estaba libre y además abierta a dejar de estarlo, ¡no veas lo rápido que me guardé los dos anillos! :)
Y la de veces que pensé en cuántos me abrían excluido del círculo de los posibles por su causa.

Eso sí, como un día aparezca el hombre de tus sueños, ¡lo vas a espantar!

Supongo que es normal proteger a otros y protegernos nosotros mismos de malentendidos. A fin de cuentas, lo hacemos para no causar frustraciones ni dolores gratuitos, ¿no? Pero es verdad que en este terreno nos pasamos. ¿Qué pasa? ¿Que creemos que el otro es tan frágil como para no soportar un "mira, el caso es que no quiero nada contigo" si realmente se tercia el momento de decirlo?

Un beso!

jafatron dijo...

Desgraciadamente creo que el "que tal si tomamos una caña" es un paso imprescindible para todo porque me da a mí que el "que tal un polvo y luego, si eso, una caña" o el "que tal una caña sin polvo ni nada" no funcionan nunca. Así que estamos condenados a decidir por intuición, esa que se deja influenciar por nuestros deseos y nuestros temores y nos pone tan difícil a veces distinguir.

Lo del anillo no es mala idea. Como primera defensa está bien, aunque... que yo sepa todavía no es ilegal flirtear con casadas.

k dijo...

El perro, Exlucifer, como seguramente has captado, hace una discreta referencia a la vida familiar también. Quise decir con ello que a veces la alusión es tan sutil que, como decía Andrés Montes, si parpadeas, te la pierdes.

Seinfeld es una serie que nunca he llegado a ver (y me da rabia, porque sí debe de ser buenísima). Ahora yo de ti no me perdería Curb Your Enthusiasm (el Show de Larry David), que es del mismo creador y la verdad es que es divertidísima. Yo solo he visto la séptima y por ahora última temporada (en ella salen los protagonistas de Seinfeld y por eso me he acordado) y la verdad es que es muy recomendable. En cuanto a lo que comentas, pues tal vez sea cierto. Yo no creo que haya gran diferencia entre estar casado o no para resultar atractivo. Hay gente que prefiere casados porque no quiere compromisos, por ejemplo. Hay de todo.

Jota, bien visto. Esa era la idea, más o menos, el tema de que los errores de concepto son inevitables porque están dentro de nosotros (ellos y ellas) exactamente del mismo modo. De todas formas, volviendo a lo de querer al "ocupado", yo no creo en eso. La gente se gusta o no se gusta. Después viene si están ocupados o no (y si eso te aporta o te quita, que hay para todos los gustos). Pero no creo que a la gente le guste más un "ocupado" que un "libre" solo por ese motivo...


Antígona nos lo demuestra con su propia experiencia :D

¡El hombre de mis sueños sabría que la alianza es un fake! Los malentendidos a mí personalmente me traen a mal traer. Tal vez es que le doy demasiadas vueltas a las cosas. A veces me recuerdo a mí misma a ese chiste de psicólogos: se encuentran dos psicólogos y le dice uno a otro "hola, ¿qué tal?"; y se queda pensando el otro... "¿qué habrá querido decir...?"

Tienes razón, jafa, como (casi) siempre. O sí o no, la caña habrá que tomarla. Lo del anillo, por ahora, creo que paso. Odio los anillos.

Exlucifer dijo...

Tomo nota de tu sugerencia en cuanto a la serie....

Recuerdo que en uno de los capítulos de Seinfeld, contaban, que Seinfeld y George tenían una idea sobre una serie televisiva y se la proponían a la CBS, creo recordar. La serie tenía la novedad de que "no trataba de nada". Simplemente er auna serie donde aparecían unos tíos en una cafeteria, y simplemente, no pasaba nada.
Básicamente eso es Seinfeld, una serie que no trata de nada. Simplemente de la via cotidiana. Creo que ahí reside su originalidad, aparte claro está, del sentido del humor.
En fin... tomo nota.