27 junio 2010

Reacción divertida

Ayer estuve otra vez de fiesta, esta vez en un pueblo en el que, por 9 euros, vas visitando las diferentes bodegas (llamadas covas porque en su mayor parte están a medias construidas y a medias excavadas en la tierra), probando los vinos que en ellas te ofrecen (y cuyas calidades oscilan entre malo y horrible) y comiendo productos típicos como empanada, lacón asado (si no lo habéis probado, deberíais), queso, chorizo, salchichón... lo normal.

La fiesta, por supuesto, es una excusa para pillarse una caraja como un piano. Depende de cada uno, de cuánto coma y cómo se controle en lo que bebe, llegar a casa andando en línea recta o en zig-zag, o a cuatro patas, según se tercie.

Ayer había una cova un poco diferente. Tenía un potente equipo de música y una zona de terraza en la parte delantera que permitía estar allí todo el tiempo que se quisiera sin molestar a (ni ser molestado por) la gente que entraba. La música era maravillosa para el target: cuando llegamos sonaba Melancolía, de Camilo Sesto, pero hubo Bee Gees y Chimo Bayo y Abba. La gente bailaba y cantaba y todo el mundo estaba encantado de la vida.

Pero la gracia ocurrió en un momento determinado, al cabo de una hora. Empezó una canción más bien melódica, lenta. No estaba muy alta. La gente se quedó parada, como escuchando. Mi amiga dijo "qué corte de rollo, ¿no?, deberían poner algo más animado". En ese momento yo estaba dándome cuenta de qué canción era, lo que decía la letra... "como yo te amo, como yo te amo, convéncete, nadie te amará..." Así que le contesté "espérate al estribillo y luego me cuentas". Nos pusimos a mirar a la gente y dicho y hecho: aquello fue una increíble y absolutamente avasalladora explosión de entusiasmo:

YO!!!! te amo con la fuerza de los mares
YO!!!! te amo con el ímpetu del viento
YO!!!! te amo en la distancia y en el tiempo
YO!!!! (la la la la la la la la la la la)
YO!!!!
...

Nadie se la sabe entera, pero ¿importa? Raphael te puede gustar más o menos (a mí me gusta más bien menos), pero no se le puede negar que es un puto crack en cuanto a enamorar a las multitudes. Y esta canción de Manuel Alejandro es, reconozcámoslo, grandísima.



(Aunque personalmente, de esta canción concreta, me quedo con la hiperbólica y genial versión de Rocío Jurado. Llamadme lo que queráis...)

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