24 agosto 2010

Recuperando el cine

Estas semanas han sido de muy poco cine, como era de esperar. En mi ipod, donde sobra el espacio, me llevé unas cuantas cosas "por si acaso" que, por supuesto, no me hicieron falta. Vi dos o tres pelis entre malas y muy malas en casa con mi host family (la más memorable, una en la que Cameron Díaz hacía de madre de tres adolescentes, una de ellas con cáncer, de llorar; y lloré, como no podía ser menos).

Y fui al cine, eso sí, dos veces (al final va a ser que no ha sido tan poco cine, carajo). Para los curiosos, Toy Story 3 (recomiendo que si vais a verla, no os gastéis el dinero en el 3D y que me contéis qué hacen en el doblaje con ya-sabréis-qué-cuando-la-veáis) e Inception (a falta de revisión con subtítulos yo diría que es la mejor que he visto en mucho tiempo, en el cine al menos).

El caso es que en el viaje de vuelta me vi The Ghost Writer, que podría haber sido mucho mejor si no fuera por todo lo que hace que sea una mierda, pero me he enamorado de Ewan McGregor para los restos. Y otra que de lo olvidable que era la he olvidado. Ah, no, Valentine's Day. Y otra, que tuve que dejar a medias porque aquello ya sí que no había dios que lo aguantara. Empecé a verla por John Cusack, pero ni John Cusack la salvaba. De lo malo, lo más malo; el título, Hot Tube Time Machine, pero he tenido que buscarlo en imdb porque de ese título de verdad que sí me había olvidado del todo.

Ayer vi Shutter Island. Martin Scorsese está en la lista de personas que siempre admiraré, hagan lo que hagan, pero que cada vez hacen menos para mantenerse ahí. Previsible, pretenciosa, falta de ritmo. Pero Leonardo DiCaprio es la hostia. No me gustan los tíos que son el terror de las nenas, por lo tanto no le daba mucho crédito a este cara de pan venido a más. Pero le tengo que reconocer (como antes me pasó con Brad Pitt) que tiene talento a espuertas. Eso sí es mérito suyo. Eso y que cada vez es más feo, es lo que le va salvando. Eso y que me lo imagino de Orson Welles en el biopic en condiciones que algún día alguien tendrá que hacer. Es que lo veo. Tiene que suceder. No puede no suceder.

Y anteayer vi A streetcar named desire, una de mis innumerables asignaturas pendientes . De estas pelis no se puede ni se debe decir más de lo que ya se ha dicho. Están en otro mundo, en otro nivel. Son cine que ya no existe, que ni se puede hacer ni apenas se puede ver, porque no se soporta. Juegan en otra liga. Pero tengo que decir esto aunque me corráis a hostias: no me gusta Marlon Brando de joven, lo prefiero mil veces de viejo, empezando por cosas como Apocalypse Now.

Hala. Ya está dicho.

1 comentario:

k dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.