02 agosto 2010

Troy

Cuando llegué aquí pensaba que iba a conocer a mucha gente. Que todo el mundo sería amigable y abierto, que muy mala suerte habría de tener para no encontrar alguna persona de mi edad con quien poder compartir cosas.

No tardé en darme cuenta de que la cosa no iba por ahí. La gente es gente en todas partes, y a mí me cuesta mucho romper el hielo ("me cuesta mucho" es un eufemismo, por supuesto). La media de edad, en cualquier caso, a duras penas supera los 22 años, por lo cual los grupos que enseguida se formaron me pillaron un poco a desmano.

Por lo tanto, he estado sola muchas horas en este sitio. No es algo malo, una vez te das cuenta de que va a ser ni más ni menos lo mismo de siempre. En clase estoy con mis compañeros, los fines de semana me voy de excursión con grupos de gente en los cuales siempre hay alguien con quien charlar, en casa casi siempre hay gente y además he hecho un par de amigas, una de ellas ya se ha ido y la otra es una madrileña muy simpática de 24 años. Por cierto, si alguien se pregunta si dos mujeres españolas pueden hablar en inglés dos días seguidos, la respuesta es yes, we can.

Insisto, no está mal una vez te acostumbras a la idea de que las cosas no son como tú esperabas. Mayormente como toda la vida de dios ha sido todo en general.

De modo que cuando hoy, con una hora y media de tiempo libre hasta la cena, me senté en una de las mesas de la Esplanade a leer mi libro, no le eché ni media ojeada al tipo que estaba sentado en la otra esquina del banco. Total, pa qué.

Y cuando de repente oí que el tipo hablaba en voz alta y levanté la vista hacia él, no di crédito a lo que veía: me estaba hablando a mí.

Un pequeño apunte sobre el endiablado acento aussie: si dicen "hope" tú entiendes "help"; si dicen "space", tú entiendes "spice".

Asi que me dijo: "Having a nice afternoon?" y yo entendí "Hovin a noise afternoon?" (como mucho). "Sorry?" pregunté, aturdida (encima estaba leyendo una novela en español, ya sé que no debería, pero es muy estresante esto del inglés all day long). Él lo repitió. Dos veces. Y yo allí con cara de gilipollas pensando si se refería al ruido de los pájaros. Finalmente, el pobre hombre dijo, "Oh, you can't speak English, sorry".

Shit!

Yo dije, "Oh, no, of course I can, it's just I can't understand you, could you please repeat... again?" Y él (despacio): Havin' a NOISE afternoon?

Hostia puta. La neurona buscando similitudes. Oh! milagro, it came. Yo dije "a nice afternoon...?" y él contestó "yes! Noise".

Coño, menos mal. Where are you from, oh, it's nice, I was in Spain in 2001, bla bla bla.

Fue muy agradable compartir el rato que tenía que esperar hablando con alguien (un nativo, además, que eso sí que es raro) en lugar de leyendo sola, como el resto de los días. Incluso en el momento en que mencionó a su mujer y sus dos niñas y el tercero en camino (shit!, pero no tanto como antes, tampoco es que estemos buscando el amor aquí abajo).

Y sobre todo, fue muy agradable constatar que a veces las cosas pueden resultar, aunque solo sea una vez y a su retorcida manera, como esperabas.

By the way, my name is Troy. Nice to meet you.

K. Nice to meet you too.

8 comentarios:

Nanami dijo...

M haces reír desde tan lejos!! Un poco surrealista la conversación, cuánto me gustaría verte por un buraquiño...
Ya volvimos de nuestra escapada, y me he dado cuenta de repente... de que estamos en agosto!! Buf, qué estrés.
:*

k dijo...

Ya te digo. Yo también lo pensaba hoy. Ánimo y paciencia. En seguida estoy ahí :)

Besos.

Antígona dijo...

Yo no sé cómo serán las cosas por tu tierra, pero por la mía la gente no suele abordarse así como así a no ser que sean altas horas de la noche y medie una cierta cantidad de alcohol junto con determinadas intenciones bastante concretas.

Lo que quiero decir es que -a mí me ha pasado también- no sé porque cuando se va al extranjero uno espera que se produzcan este tipo de situaciones cuando, sin embargo, jamás las ha vivido en su propio país. Supongo que se piensa que como extranjero uno va a suscitar una cierta atención. Pero el caso es que yo en la vida he abordado a un extranjero por ser extranjero, así que la expectativa, si primero se mira uno el propio ombligo, resulta un tanto descabellada.

Pese a todo, sí he vivido alguna situación semejante, pero siempre, claro, para mi sorpresa. Cuando fui a New York, acabé yéndome al cine con uno de los celadores del Metropolitan Museum. Menos mal que no resultó ser ningún serial-killer ;)

Lo normal es acabar haciendo migas con los extranjeros, que andan tan colgados y necesitados de contacto humano como uno mismo. Y haber hecho dos amigas creo que es un gran logro. Y lo de que habléis en inglés siendo españolas, ¡digno de elogio! Yo no sé si podría.

Mira que el amor no se busca sino que se encuentra. Y como te encuentre estando ahí abajo, lo que me voy a reír :P

Un besazo, guapa!

k dijo...

Antígona, en la esperanza de que la gente fuera abierta no entraba la gente local, en principio, sino la gente del cole. Al fin y al cabo, casi todo el mundo llega solo y de diferentes partes del mundo, por lo que esperaba que fuese relativamente más fácil de lo normal conocer gente. No fue así porque los grupos se formaron por edades y por procedencias (y solo hay una persona de mi edad y procedencia, en fins). De todas formas, no me quejo para nada, estoy encantada con mis dos amigas y con mis compañeros de casa :)

El amor todavía tardará un tiempo en encontrarme, calculo. Me escondo muy bien. Y huyo aún mejor :)

Antígona dijo...

Ah, cobarde! :P

Pero a lo mejor de nada te sirve huir, como en todos esos cuentos en que alguien se entera de que la muerte va a por él y es al huir de ella cuando ésta la encuentra.

Tú ándate con ojo por si acaso ;)

NoSurrender dijo...

Si te sirve de consuelo, k, en Londres se hacen chistes habitualmente con la "imposibilidad" de entender a los australianos. Así que, digamos, tus dificultades para entender a algunos lugareños es parecida a la de los propios ingleses :)

Nunca he estado allí abajo, ya sabes, pero los anglosajones que he conocido siempre han sido tremendamente amables en ese tipo de tratos. Espero que te hagan sentir bien, gallega.

k dijo...

:D cobarde, tú lo has dicho. En cualquier caso, lo que haya de ser... yo aquí estoy, tampoco es verdad que me esconda tanto. Huir, sí huyo.

Aquí también son amables, lagarto, de hecho sorprendentemente amables. Todo está bien :) Pero no hay dios que les entienda :D

Daeddalus dijo...

No sé si es un consuelo saber que la gente es gente y se comporta exactamente igual que todos aún estando boca abajo. A mí se me dan fatal las relaciones sociales, pero de alguna forma, cuando estoy fuera o en otro idioma, quizás porque ya sólo por eso, me disfrazo, soy capaz de entablar conversación con cualquiera que se me ponga a tiro.

Lo de entender a los australianos sí que es un auténtico suplicio.