14 junio 2007

Flaccidez

El otro día, hablando con una compañera de trabajo que tiene más o menos mi edad (aunque sus circunstancias son otras: funcionaria, esposa y madre, nada más lejos de mi situación e incluso de mi plan de vida, para bien o para mal), ella mencionó la palabra "flaccidez". Para evitar malentendidos, añadiré que se refería a su propio cuerpo: a su culo, a sus tetas, a la piel de su cara.

Yo me quedé un poco boquiabierta. Procuré que fuera por dentro, claro. Por fuera le dije que no pensara en zarandajas, que estaba estupenda (porque es verdad) y que al fin y al cabo, los veinte hace un tiempo que pasaron. Jamás había pensado en semejante concepto aplicado a mí misma. Era un tema que no podía estar más lejos de mis preocupaciones, las diarias y de andar por casa y más de las profundas y trascendentes.

Pero la semilla de la palabra flaccidez dejó por ahí un rastro invisible, y ahora me sorprendo espiando los reflejos (en los bares, en las ventanas al pasar, en la pantalla del ordenador, incluso en los escaparates, y odio con toda mi alma mirarme en los escaparates) y buscando los estragos de los años en mi piel.

Lo malo es que los encuentro.

Ayer comentaba esto mismo, más o menos, con otra compañera (no usé la palabra flaccidez, parece de anuncio de cremas, es horrible, pero dije, más o menos, "me veo más vieja"). Esta compañera, ya amiga, tiene algo más en común conmigo que la otra (una falta definitiva y desoladora de metas, una ignorancia absoluta sobre lo que ocurrirá mañana, una insatisfacción permanente) y me miraba con la misma cara de alucine con la que probablemente miré yo a la causante de esta debacle. Concluimos que puede ser por el contacto diario con chavales y chavalas de veintipocos. Nosotras, que seguimos viéndonos como siempre nos hemos visto, con veintiesos mismos, recién puestas en el mundo, parecemos haber obviado todo lo que hemos vivido entre entonces y ahora, no obviado en el sentido de la experiencia, sino en el del tiempo pasado mientras tanto. Y nos cuesta darnos cuenta de que ya no se cumplen treinta. Ni treinta y uno. Ni treinta y dos. Ni… Que son horas de establecerse, de hacer cosas sabiendo que son definitivas, de irse dando cuenta de que, recurramos al tópico, los años pasan cada vez más rápido (nunca terminaba de creerme esto cuando me lo decían).

Y no sé. Estoy segura de que es porque estos días ando preocupada con lo de la oposición. Si apruebas, tienes la vida relativamente resuelta. Si suspendes, y más en este extraño caso nuestro en el que las interinidades apenas sí existen, vuelves a empezar, a preguntarte qué vas a hacer cuando acabe el verano. Y, por otra parte, esa chica joven que vive por dentro (por debajo de la flaccidez), independiente y contestataria también dice, bueno, K, si apruebas ya sabes lo que harás el resto de tu vida; y si suspendes, todas las posibilidades siguen abiertas. Todavía intenta engañarme con la cantinela de la libertad.

Supongo que es uno de esos "momentos de la vida", por los que todo el mundo pasa, la crisis de los treinta y tres o algo así. Ya no tengo edad para muchas cosas. Y me siento demasiado joven para muchas otras. Mientras tanto, suena de fondo el tic tac de un reloj, ahí en la repisa sobre la tele. Es desesperante llevar tanto tiempo en el mismo punto. Pero, al mismo tiempo, ahí seguimos, ¿no?

Luchando.

(Pd para frikis de las palabras: el diccionario de la Academia dice cuando buscas flaccidez que flacidez, que realmente suena más colgante y laxo todavía, pero yo lo pronuncio con dos ces y me cuesta mucho trabajo escribirlo solo con una…)

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que es una palabreja espantosa. A algunas palabras les ocurren esas cosas, que su forma y su significado están fusionados. Que palabro, no quiero repetirlo.

Mira éste que molón: rotundo.

Creo que estás mayor para empezar a despuntar en cualquier deporte de manera profesional, excepto, tal vez, el golf. Creo que tampoco puedes ser bailarina ya.

Para lo demás vas sobrada.

Y no me jodas.

Otis B. Driftwood dijo...

Eso, no le jodas que él es muy suyo.

Lo que a ti te pasa con fla(c)cidez, a mí me ocurre con suje(c)ción. Creo que con dos ces sujeta más.

k dijo...

¿Deporte? El deporte es malísimo. Solo es bueno si lo ves en la tele desde el sofá... Y nunca quise ser bailarina, no hay más que ver mi gracilidad... menos mal. En cuanto a lo otro, volvemos a hablar dentro de... cuánto...? cinco años...? Por lo demás, gracias. Eres un sol. Y un caballero.

Bueno, por ahora, Otis, el Drae acepta la mía con dos ces, por eso la he usado... ¿alguien tiene un diccionario etimológico? De dónde viene la palabreja de los coj...?

Anónimo dijo...

Fláccido, da: del latín, flaccidus. Adjetivo. También se acepta Flácido.

(Lo he buscado, que conste)

"Hoy es siempre y todavía" (Antonio Machado)

"No te asustes del futuro, ese monstruo no vendrá" (Nacha Pop)

Mucho ánimo con todo.

Felson

k dijo...

Gracias, Felson. Se te echaba de menos :)

NoSurrender dijo...

claro, la flaccidez a los 33 es una cosa ya imposible. Sólo deja dos alternativas: o el suicidio o unas cañitas con unos chipirones.

Amosanda! :)

k dijo...

Pero ¿de verdad suena tanto a lloriqueo? Solo digo que me jode darme cuenta de que me estoy haciendo mayor. ¿A nadie más le pasa? Y no me refiero a joder, qué putada, se me está cayendo el culo. Sino, no sé, joder, qué putada, la del pirata cojo. ¿No?

Anónimo dijo...

A mí es que la flacidez me la trae floja, valga la redundancia. Aunque sí, es una putada, de las que van a más. Por suerte, a los treintaytantos tengo algo que no tenía a los 20: recursos, y eso vale para hacer un buen lifting a la vida.

k dijo...

La cuestión, Jafatron, es que a mí también me la trae floja. Flojísima. Y mi cabeza de repente decide que no, y miro al espejo y en vez de ver lo que veía siempre, veo otra cosa. No es algo que me preocupe, de hecho, me da totalmente igual. Pero es un hecho. Nada más. Solo constato un hecho.

Por otra parte, es cierto lo de los recursos. Y siempre digo, y ahora más que nunca, que me siento mucho mejor ahora que hace diez años. Más segura, más guapa, más dueña de mi vida, más consciente de todo lo que va bien, más capaz.

Pero me sigue dando miedo crecer. Supongo.

Anónimo dijo...

Supongo que la vida es flaccidez constante. Unas veces más, otras veces menos. Lo importante es seguir luchando y, por supuesto, disfrutando con tu vida, sea como sea.

Anónimo dijo...

Mientras lo único laxo sean las carnes y no el encéfalo, que le den por saco al soma. Viva el pneuma.

(QED, antes follar con una treintañera de culo caido pero buen verbo en la cama, que con una veinteañera de tetas de helio a la que se le caen los adverbios de la lengua)

Dixi.

Exlucifer dijo...

¿ACASO NO HAS VISTO EL ANUNCIO DE COCA-COLA?....

... ALGO PARECIDO ME PASÓ A MÍ EKL OTRO DÍA, CUANDO IBA PASEANDO CON LA CANINA, A PRIMERA HORA DE LA MAÑANA, DESEANDO QUE ALIVIASE SU SUFRIDA VEJIGA CUANTO ANTES, CUANDO SE ME CRUZA UNA NIÑA QUE, RAUDA Y VELOZ LLEGABA TARDE A SU PRIMER HORA DE CLASE Y ME DICE:

¿SEÑOR, TIENE HORA?....
Y YO LE DIJE, LAS 9:00

Y LUEGO PENSÉ... ¿SEÑOR?....


JODER....

POR CIERTO, YO SIEMPRE PENSÉ QUE ERA FLACIDEZ.... Y NO CON DOS "C". O MEJOR DICHO, "FLASIDES". AUNQUE CLARO, COMO BIEN CONOCES, ESE TÉRMINO ESTÁ MUY LEJOS DE MI PERSONA, RECUERDA QUE SOY MÁS ATLÉTICO QUE LOS PANTALONES DEL CARL LEWIS...

Oyros dijo...

Diría algo, pero creo que no hay nada más que decir.

Mejor no tener un cuerpo Danone si conlleva tener un cerebro Petit-Suis.

Anónimo dijo...

K yo te apoyo, me miro en los espejos y aunque yo crea que sigo teniendo veintitantos la realidad me grita que de eso nada monada, que los 30 pasan raudos y veloces y que en unos añitos me plantaré en los 40... Y me da vértigo ¿dónde están todos esos años de entremedias?
Y el cuerpo... pues eso, años y embarazo múltiple, y la gente te dice:"Pero si estas genial para tu edad"... Y yo pienso:"Pues imaginese usted como estaba a los veintitantos". Prefiero no pensarlo, K. me hundes el viernes jajaja

k dijo...

Exacto, billywild. Y un día de conciencia del paso del tiempo no me va a quitar la capacidad de disfrutar de las cosas, eso seguro.

Anónimo, el cerebro es el único órgano que me molesto en ejercitar. Sin excesos, claro.

Lucifer, sí lo he visto, sí. Y la verdad es que me encanta el jodío anuncio. Creo que bebo ahora más cocacola que hace dos meses... no sé si será el (poco) calor que viene o qué.

Tienes razón, Oyros. Ya está bien de fijarse en zarandajas.

En cualquier caso, aquí tenemos a Ladydark. Ella sí que me entiende, ¿veis? Las cosas son como son. Ya está. Pero eso sí, corazón: léete todos los sermones que me acaban de aplicar y aplícatelos tú también. No me importa compartirlos contigo :D

Anónimo dijo...

K,K,K,K, otra vez hurgando en esa herida....el paso del tiempo,uno de los grandes temas. Tengo 36, así que ahí estamos, en "la pomada". Yo siempre pensé que iba hacia algún sitio y ahora me doy cuenta de que "algún sitio" está aquí. Y solo acierto a decir: joder!
Al hablar de este tema siempre recuerdo el maravilloso y desolador poema de Jaime Gil de Biedma "No volveré a ser joven" Cito de memoria.

Que la vida iba en serio,
uno lo empieza a comprender más tarde.
Como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería,
y marcharme entre aplausos.
Envejercer, morir, eran sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Pues eso, que ya sabemos que la vida va en serio, y la casa sin barrer......

Besos y achuchones
JES

k dijo...

Carajo, JES, me alegra mucho verte por aquí.

Es cierto, el tiempo es un tema universal. Lo malo de eso es que nunca se dice nada nuevo ni tampoco de una manera nueva.

Siempre me ha encantado ese poema de Gil de Biedma. Gracias por traerlo. Quédate por aquí :)