27 julio 2007

Bukowski

y levanto los ojos hacia la ventana y pienso,
ya no sé dónde estás,
y sigo andando y me pregunto adónde
va la vida
cuando se detiene.

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y salió, estaba oscureciendo pero la dejé irse
uno aprende cuándo dejar que una mujer se vaya si quiere conservarla
y si no quieres conservarla la dejas irse de todos modos
o sea que siempre es un proceso de dejar que se vayan, por lo uno o lo otro

4 comentarios:

Oyros dijo...

Razón tiene. Pero sierve para los dos sexos.

SOY13 dijo...

En un poema de Rosenmann Taub hay una línea de brutalidad para mecer, como si fuera un nene. Dice, "cavílame en tu nada, no me hagas volver nunca" (ver LXIII). Al igual que aquello que sugiere Bukowski "...cuando se detiene" encuentro algunos espejos que le dan sentido a la ausencia.

Saludos y pasá por el blog.

Antígona dijo...

Yo también me pregunto a dónde va la vida cuando se detiene, y cuando no se detiene y corre rauda y uno parece que siempre llega tarde. Pareciera que la vida siempre está del otro lado, allí precisamente donde nosotros no estamos, en aquellos que nosotros no somos.

Triste la reflexión sobre el dejar marchar, pero profundamente cierta. Cuesta mucho aprender a querer en libertad, dando al otro la libertad que necesita, haciéndonos cargo de la nuestra propia. Pero es que nos desprendemos mal de lo que creemos que nos hace felices, quién no desea seguir poseyendo mañana lo que hoy le hizo bien... Hay mecanismos que parecen dotados de una lógica implacable.

Un beso

Anónimo dijo...

Lo peor no es que les dejes ir, lo peor es que ya se fueron mucho antes y tú fuíste la última en enterarte.
El día -los días- no acompañan, no.