Pues a mí me gusta la Navidad
Y, joderse con el temita, parece que hasta está feo decirlo.
Me gusta la Navidad, qué pasa.
(Queremos turrón, turrón, turrón!)
¿Qué tendrá de malo fingir que podemos hacer con una sonrisa que el mundo sea un poco mejor?
O fingir que lo creemos por unos días.
Que sí, que es todo mentira. Que sí, que la gente somos muy hipócritas. Que sí, que los villancicos rayan (¿o rallan? el problema de estos verbos con acepciones de nuevo cuño es que los que los usan no saben qué verbo están actualizando exactamente; me quedo con la y, sobre todo por eso de que en Argentina y otros países americanos es sinónimo de enloquecer… frikadas, ustedes perdonen), sobre todo cuando salen a todo volumen de las tiendas. El típico papá Noel bailarín que se pone a hacer escándalo cuando pasas a su lado, que te dan ganas de darle una patada a él y otra a la dependienta por no decapitarlo. Todo eso es verdad.
Y es terriblemente aburrido.
La Navidad mola. Todo el mundo se dedica como loco a pensar qué regalar a las personas que quiere, y eso es precioso. Comemos salvajemente, después cenamos salvajemente, y al día siguiente volvemos a empezar. La gente está contenta y habla más alto en los bares.
Yo solo tengo un adorno de Navidad. Es una especie de figura de porcelana, un muñeco de nieve con bufanda y una estrellita colgando de una mano. Lo he sacado esta tarde y lo he colocado en la estantería del pasillo, junto a la campana rota que me trajo un amigo como souvenir cuando pasó por Philadelphia este verano.
Como soy atea no pongo nacimiento, ya sería demasiado. Y el espumillón es una horterada, aunque juro que lo pondría si no viviera sola. Pondría árbol también. Pero es que luego soy perezosa y no lo quito hasta el 15 de febrero y me da corte que me lo vean tan anacrónico.
Pero lo que es la cosa esa de juntarse la familia, de salir a tomar algo y que todos los bares estén petados de gente, del calorazo de los sitios, de los innumerables mensajes de texto chorras que se pusieron de moda hace unos años, de abrir una botella de champán que nadie se bebe, de ponerse hasta las trancas de langostinos y vieiras, los regalos en nochebuena y después otra vez en reyes (será por pasta!), la emoción en los ojos de mi padre después de las jodías uvas, siempre, invariablemente con Ramonchu en la Primera, qué mal me cae ese hombre, pobrecillo, y no me ha hecho nada, y toda la parafernalia, pues qué queréis que os diga, yo no lo puedo evitar, me encanta.
Empezar las vacaciones (ahora que las tengo otra vez) la mañana del 22 oyendo el soniquete de los putos niños de San Ildefonso y comprobando que otra vez no tengo ni un jodido reintegro, y mira que parecía imposible, con todas las participaciones que llevaba, pues me encanta también.
Y los anuncios. Los interminables anuncios de perfumes… for him… for her… pour lui, pour elle… De juguetes. De cava (¿os había dicho que en Madrid vi a Scorsese…? ay qué ilusión). De turrón. De la viuda esa tan erótica y sus bombones (¿os habéis dado cuenta de que este año le da la vuelta a la foto del padre de Cuéntame?). Del corte inglés (que no falte). De la play. Del brain training. De la wii. Del Día (esos son los mejores). De movistar (desde octubre). Y de la lotería, que después viene la del Niño, que sirve, mayormente, para que los pocos desgraciados que tienen la suerte de que les toque el reintegro no lleguen jamás a cobrarlo…
En fin. Que a mí me gusta. Sales con cinco kilos de ropa extra que te pones y te quitas de bar en bar y llegas a casa con unas castañas especiales, más navideñas, llenas de amor y de paz, no sé, de buen rollo, te felicitas con todo el mundo, te hablas con gente con la que ni te saludas el resto del año, deseas que la gente sea feliz.
Total, ¿qué más da vivir esta pequeña mentira?
Ni que la verdad fuera tan interesante.
15 comentarios:
Pues ya somos dos. En el fondo, creo que somos bastantes, o esta costumbre no se perpetuaría... ¡Centollos, a mí!
Qué carajo, ya somos tres.
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COMO DIRÍA UN HABITANTE DE LA PAMPA: "VIEJA!!!!, YA TENÉS UN CUTRE ÁRBOL!!!
SALUDOS DESDE EL CONTINENTE NEGRO.
Sólo por llevar la contraria a los del coñazo antinavideño, ya merecen la pena estas fechas. Y no te prives de poner el nacimiento. La Navidad, como la Semana Santa, poco o nada tiene que ver con la religión.
Dos regalos:
http://spd.fotologs.net/?u=abby79&i=2004/12/26/1104062601.jpg&c=f
http://www.youtube.com/watch?v=tkNHZIiw_uo
Este último parece un árbol gigante de Navidad con tanta luz alrededor...
Felson
Gata, creo que el problema es que está más de moda decir, como en el chiste de Felson, "la navidad me deprime" que decir "me lo paso de puta madre en navidad". Y poco más. No niego que habrá a quien le deprima, que hay gente que lleva muy mal lo de la hipocresía y gente que echa de menos a los suyos y todo eso. Pero hay mucho de pose también, de empeñarnos en mirar lo que no mola. Se trata solo de eso, de dónde mirar.
Habrá que hacer un club, Mangamoncio... :)
Señor demonio, qué precioso detalle. Sobre todo viniendo de usted.
Felson, gracias por los regalos. Con la viñeta estoy cien por cien de acuerdo. Y el fragmento luminoso del concierto me ha traido buenos y emocionantes recuerdos :)
Hay que recuperar la tradición pagana del solsticio de invierno...
Da gusto leerte!!! Yo soy del bando contrario (pero no de los coñazo)y aunque no me gusta el rollo navideño/villancico, me lo paso de miedo igual. Por lo menos no trabajo, duermo hasta las tantas, veo a los colegas y voy al cine como una loca. Qué más da!!!
Allá vosotros y vuestros espumillones!!!
Besitos locos.
Por fin!!!!! A mí también me gusta la Navidad y lo que trae consigo (turrones, pan dulce, fuegos artificiales, deseos de felicidad, sidra).
Y el nombre de tu blog me recuerda irremediablemente a Marea, así que me caíste doblemente bien.
:)
"Total, ¿qué más da vivir esta pequeña mentira?
Ni que la verdad fuera tan interesante."
Volvemos a hablar el mismo idioma.
:)
Feliz todo.
Lula, salvácheme do marrón de atopar que non tiña opinións adversas, xa que o lagarto permanece calado. Menos mal. Bicos con luceciñas intermitentes.
Arcángel, bienvenida. El nombre del blog es un verso robado, efectivamente. Un punto para ti :)
Gmu. Sorpresas te da la vida. Nunca dejamos de hablar el mismo idioma. Solo dejamos de hablar. ¿Vuelves a casa por navidad, como el turrón? Gracias.
La Navidad es un monstruo de siete cabezas, un leviatán del Individuo, asalariado por horas de los centros comerciales, un sucio negocio fariseo. Es inútil defenderse de ella; su voracidad consumista te ahoga con una falsa sonrisa heladora de niño con zambomba y madre repelente. La voracidad alienante navideña no se conforma con anular nuestros corazones, sino que también quiera hacerse dueña de nuestros bolsillos. Y de nuestros oídos, con esos villancicos que sólo pueden tener su origen en las famosas torturas siberianas de la KGB.
Su estética hortera de luces, angelitos, mulas y reyes de barbas rizadas me altera y me deprime. Debería estar prohibida fuera de la más estricta intimidad. La gente no debería decorar los espacios públicos, sino celebrar esa estética hortera en el lugar más oculto de sus casas. Propongo el inodoro.
Se trata de un sórdido invento. Se trata del Horror con mayúscula, de la falsa reconciliación obligada, del amor de plástico hediondo, de la leche pasada de fecha. Ah, Navidad... agria Navidad... ¡¡viva Scrooge!!
;)
besos, K. Y feliz equinoccio.
A las barricadas!!! Lagarto
La navidad es el ansia que todos tenemos de ser mejores, aprovechado por los centros comerciales y por Telefónica para hacernos creer que seremos mejores cuanto más dinero nos gastemos en los nuestros. El resto de días del año la madre sigue siendo repelente y el niño, en lugar de zambomba, tiene una play o, con suerte, una batería en miniatura. Quien quiere hacerse dueño de nuestros bolsillos es el Corte Inglés. Y hay algunos villancicos que merece la pena oir. Sí, ahí te concedo que son precisamente los que no suenan.
La estética va a depender del dueño de la casa o del sitio que sea. Los niños son felices cuando de sus ventanas cuelgan esos siniestros papanoeles ahorcados que a los demás nos dan tanto mal rollo, pero la solución a este diminuto problema es no mirarlos. Y bueno, si al menos el inodoro se salva, no ande usted dando ideas, querido lagarto. Y en cualquier caso no dejaré yo de defender la belleza kitsch y delirante de los horterísimos adornos navideños (ajenos), en especial la del Belén de la casa de mis padres.
El invento, en sí, es hermoso, hermoso e idealista. La sordidez está en nosotros, que lo pervertimos todo y todo lo ensuciamos. No hay reconciliación si no hay conflicto. Lo otro no es una falsa reconciliación, sino el simple hecho de compartir una pierna de cordero o unos langostinos porque al fin y al cabo, nadie nos puede librar de nuestra familia, que para eso está, precisamente. Por otra parte, todo el mundo sabe que el plástico es prácticamente inodoro y que la leche pasada de fecha huele exactamente igual en agosto...
No olvide, querido lagarto, que Scrooge cambia de opinión hacia el final de la historia...
Feliz solsticio :)
“No hay reconciliación si no hay conflicto”, dice usted. Siempre me desarma :)
y le diré, de paso, que hay dos villancicos que me hacen saltar las lágrimas (que sepa usted que me está reventando un post, mi querida k)
http://www.youtube.com/watch?v=Acm0vCd6M78
http://www.youtube.com/watch?v=yErhglOXIxM
war is over if you want it...
;)
Pero puestos a buscar mentiras, ¿no sería mejor algunas inventadas por nosotros? si es que la iglesia católica o el cortedemangasinglés a mi como que me pillan en el otro bando...
si a la navidad le quitas el despilfarro, los villancicos, la lotería, las misas, los belencicos y demás... cojons! a mi tb me gusta la navidad!
jaja
Salud!
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