03 marzo 2008

Tener estrella

He atravesado diferentes emociones mientras veía Match Point, de Woody Allen. Primero interés, después, desconcierto, más tarde, inquietud que se transformó en intriga y finalmente, certidumbre. No tenía ni idea de cuál era el tema que trataba, no sé cómo lo hice pero había conseguido llegar hoy a la película sin tener la más remota idea del argumento.

A ver. No quiero hacer un comentario crítico de esta película (aunque al final lo haré, a mi incompleta manera). Quiero decir en qué me ha hecho pensar.

Me ha hecho pensar en las escalas de valores de las personas, en los objetivos que nos marcamos y que nos hacen decidir los pasos que damos o los que dejamos de dar, en el egoísmo y la ambición, desde luego en la suerte. En lo importante que es para algunas personas el amor, el matrimonio como procedimiento para conseguir lo que se desea. En la inocencia, en la mentira, en vivir conforme a nuestras metas, en poner estas metas en el interior o por ahí, en algún otro sitio, como tener una buena vida, tener un hijo, fingir un mundo de armonía.

Me cae fatal Chris, el personaje interpretado por Jonathan Rhys-Meyers, porque es todo lo contrario a lo que yo soy, pero no solamente por eso, tengo varios amigos que se podrían definir exactamente con esa misma frase. Creo que es por su frialdad, por lo fácil que le resulta fingir. Se enrolla con Nola, la actriz sin talento (cómo será tan guapa esta chica, Scarlett Johansson), y es él quien actúa en todo momento, desdoblándose las veces que haga falta, reflejándose en todos los espejos, ofreciendo la imagen esperada, mintiendo a todo el mundo, a sí mismo el primero, a nosotros, los espectadores, sobre todo. ¿Tiene algún momento de sinceridad? Probablemente alguno, cuando sufre el ataque de ansiedad en la oficina, cuando se sincera con su antiguo compañero, el jugador de tenis, pero rápidamente le cierra la puerta a la verdad: no le interesa.

Me cae fatal su mujer, Chloe (Emily Mortimer), porque es pesadísima, por lo poco que necesita para ser feliz, por lo fácil que es engañarla, por empalagosa, porque solo tiene una necesidad absurda, porque es tierna y me obliga a compadecerme de ella.

Me cae fatal Nola también porque está medio desequilibrada, porque se mete en una relación que no tiene futuro y espera que ocurra lo que nunca ocurre, a veces ni siquiera en el cine, que las promesas sean verdad y la vida que sueña sea posible, cuando la realidad le está dando constantemente de hostias.

Me cae fatal la película porque explota sin ningún tipo de pudor todos y cada uno de los tópicos que trata: la ambición, el matrimonio de conveniencia, la soledad del que actúa frente al mundo, el adulterio, la maternidad atrasada, Fortunata y Jacinta, el crimen perfecto, el azar, la culpa brillando en el sudor de la perfecta cara del heredero de Raskolnikov.

Y coño, resulta que algo que tiene todos estos ingredientes sale redondo como una bola de tenis. Jodida y asquerosamente perfecto.

Porque sabes que le va a salir bien aunque el anillo de la señora Eastby rebote hacia el lado equivocado.

3 comentarios:

Oyros dijo...

Diablos! Que la vida no siempre es tan mala! Que de vez en cuando algunas cositas salen bien y puedes esbozar una sonrisa o, simplemente, decirle a la cara al destino que se joda.

k dijo...

Sí, de hecho eso es justo lo que le pasa a Chris, el lucky man :)

Oyros dijo...

¿Sabes qué es lo bueno de que la vida se ría de tí? Que baja la guardia y puedes darle una patada entre las piernas.

A ver quién se ríe ahora :)

PD: tendré que ver la película para ver si son tan odiosos todos.