23 marzo 2010

Jungleland

Para oír bien esta canción hay que despojarse de pensamientos y preocupaciones. Dejar por un momento en suspenso la vida real, el sol y la lluvia, el trabajo, las vacaciones. Apartar a un lado el desasosiego, las expectativas, la frustración, la alegría y la tristeza. La idea de soledad, la inteligencia, el hambre y la sed.

Así, desnudo, cierra los ojos y solo escucha. Deja que la fuerza de la música mande en los músculos y en la sangre.

Esta canción necesita que te pares. Que dejes de hacer lo que coño sea que estés haciendo. Que le des diez minutos de tu vida.

Párate. Desconéctate. Escucha.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

En lo alto de una montaña, rodeado de antenas , haciendo tiempo mientras el portatil descarga el maldito software, aprovecho para leerte un poco mas y por que no seguir tu consejo, asi que con permisos de los pajaros que cantan a mi alrededor .... ahi va.

Gracias.

Pd: por culpa de un chat en una tarde aburrida de domingo tengo este blog. Tambien tienen su lado bueno

k dijo...

Gracias a ti anónimo. Y en fin, algo bueno siempre se puede sacar a modo de sorpresa. Que no se diga.

NoSurrender dijo...

Joder, la historia de Magic Rat y la chica descalza es mucho más que una canción. El día que no me emocione con ella estaré tan muerto como los poetas que miran hacia otro lado cuando el vals de la muerte convierte carne y hueso en fantasía.

Ayer volví a llorar con ese saxo. Gracias.

k dijo...

Es una canción que está más allá de todo lo que se puede expresar con palabras. Yo estoy por afirmar que si te la ponen una vez muerto se te escapará la última jodida lágrima :)