12 noviembre 2010

La muerte del anonimato

Llevo un tiempo dándole vueltas al tema. Fue Jorge quien metió la semilla de la idea, como en Inception, en mi cabeza. Con las redes sociales llenas de nombres, apellidos y fotos, tener solo un blog es, en sus palabras, casi un síntoma de timidez ("sin casi", añado yo).

La cuestión es la diversidad de gentes que tienen acceso a ambos espacios. Si bien es cierto que durante los primeros años de vida de este blog fui muy escrupulosa en la selección de personas que gozaban del dudoso privilegio de entrar aquí, en estos últimos tiempos son, creo, casi tantos los lectores anónimos como los conocidos. He dado la dirección del blog a amigos, familiares, un compañero de trabajo e incluso un ex alumno. En realidad sigo siendo escrupulosa, no se trata de eso. Se trata de que al principio evitaba sistemáticamente que las personas conocidas pudieran acceder al blog. Pero con el tiempo aprendí que a muy poca gente le interesa de verdad la parte de mí que vierto aquí. No es condición indispensable quererme para interesarse por las chorradas que olvido en este espacio. Aunque no siempre sean chorradas para mí (y no siempre las olvide).

Así, tengo tres tipos fundamentales de lectores. Los que me conocen de internet, entre los que cuento a estas alturas a varios muy buenos amigos, con los que he compartido grandes momentos. He estado en sus casas, he compartido ratos y cervezas, sentimientos, ideas, conciertos, risas y lágrimas, noches en blanco. En determinados momentos pasaron de fuera adentro y dentro se quedarán, pase lo que pase mañana. Por otra parte, están esas personas que provienen de lo que antes consideraba, probablemente de forma errónea, mi vida real. Estos son los que se interesan menos por el blog. Vienen, pero rara vez se quedan. Este blog es para otro tipo de gente. Yo quise compartir con ellos esa parte de mí que era más difícil ver en el día a día. No tardé mucho en recuperarme de la decepción de ver qué poco les interesaba esa parte a las personas que, para comunicarse conmigo, me llaman por teléfono en vez de mandarme un mail. Y por último está la gente que no me conoce de nada, salvo a través de estas torpes letras que rara vez consigo me describan o me definan realmente. Que llegan a través de enlaces y comentarios dejados en otros blogs, que se quedan un tiempo y después se van, que no suelen dejar rastro.

Y llegamos al punto que hoy me ocupa. Llevo un tiempo dándole vueltas al tema. Esa parte de mí que es tan exhibicionista como la de cualquier bloguero reclama un poco más de publicidad. Esa parte de cualquier persona que quiere mostrarse, ser conocida por quienes lo rodean. No se trata tanto de darle una patada a tu imagen y mostrar lo que "en realidad eres" como añadir algo a esa imagen. Añadir facetas a ese torpe cristal que mostramos al exterior.

Como conté aquí hace unos meses, tengo un perfil de Facebook. Con mi nombre y mi apellido y mi K. Con amigos que provienen de los dos lados de mi existencia, los de este lado de la pantalla y los del otro. Con relativamente pocos amigos (ahora mismo, 47). 10,21 veces menos amigos que Fanshawe-Alberto (ya no es Fanshawe más, pero cómo pensar en él solo con su nombre de pila...) Y estoy dudando si enlazarle el blog y terminar definitivamente con el anonimato. Entre mis amigos de Facebook se cuentan varios alumnos y ex-alumnos, compañeros de trabajo, gente del pueblo. Personas que entrarán a echar un ojo y probablemente decidirán que esto es muy poco interesante (con razón). Pero al mismo tiempo es abrir esta parte de mí a gente que ya sí que no me conoce de nada, aunque sepan dónde vivo y qué cara tengo y qué coche conduzco. Y me pregunto qué tan personal es este blog en realidad, cuánto de mí, de mi yo verdadero (¡si es que existe tal cosa!) está aquí expuesto como en un escaparate solo que mucho, mucho más coñazo que un escaparate. Cuánto puede interesar de verdad este aburrimiento de sitio a los cotillas que no tienen nada más interesante que hacer que pelar una cebolla como esta.

Me pregunto si sentiré que he perdido libertad para hablar de lo que me dé la gana, para decir, por ejemplo. Sí, es más que evidente que la voy a perder. La cuestión es si me importa. Por ahora, me importa, y ese es el motivo de que aún no lo haya hecho.

¿Opiniones? Los desconocidos y anónimos también pueden hablar.

16 comentarios:

Daeddalus dijo...

Supongo que tú te contestas, si te importa, es que te importa y entonces no lo hagas.

fanshawe dijo...

Es curioso, yo me he hecho este tipo de preguntas mil veces. La última, con la novela que acabo de publicar con una amiga, una novela escrita por encargo que es parte de un proyecto mayor y en el que los autores somos sólo parte del engranaje. Tanto que ni siquiera salimos en la portada como autores, sólo en los créditos interiores.

Es trabajo. Lo he intentado hacer lo mejor posible pero es trabajo, no es un libro que haya soñado escribir, es un producto comercial a lo Hannah Montana o Crepúsculo que intentamos hacer entretenido. Pero me he pensado mucho mucho si hacerlo público, si contarlo, porque claro, luego si quiero hacer otras cosas igual mi nombre está asociado a este proyecto y puede ser problemático y...

¿Sabes qué? Que no le importa a nadie. A menos que seas Belén Esteban, Antonio Banderas o alguien así, a la mayoría le da igual quién seas o lo que escribas. Y a los que no les da igual, ya no les daba igual desde antes.

Así que en realidad creo que nos pre-pre-preocupamos demasiado.

Anónimo dijo...

Más allá de enlazar el blog al facebook o no, lo que más me gustaría es que recuperaras el tono del principio, cuando sólo escribías para ti -las entradas de finales de 2006, mis favoritas, me encanta releerlas- y eso era lo que hacía de este blog algo tan distinto, tan especial.

Luego empezaste a escribir para ti y para los demás, no sé muy bien en qué orden, y el blog se transformó en otro más, interesante siempre, pero sin aquel pellizco eléctrico del principio.

Pero, bueno, supongo que los blogs son de sus autores, no de sus lectores. Y menos de los anónimos.

k dijo...

Daeddalus tiene razón. Mientras no lo tenga un poco más claro, no habrá ninguna decisión que tomar.

Fanchaue también tiene razón. Ni se enseña tanto ni a nadie le importa en realidad.

(1 - 1)

Anónimo pide un imposible. Yo también echo de menos esa libertad y esa sensación de hablar al vacío pero, haga lo que haga, eso no va a volver. ¿Volvería si abriera otro blog y no le diera la dirección a nadie? Pero ya he estado ahí. Y ya no es mi sitio. Lo he intentado, pero ya no soy yo. En cualquier caso, gracias por la fidelidad. El próximo post será para ti.

Carmela dijo...

Hola K, soy de ese grupo que comentas que llegamos a través de comentarios dejados en otro blog, hace poco que he aterrizado en el tuyo, pero tambien nos invitas a comentar y me gustaría hacerlo. Y me gustaría hacerlo aunque no tengo demasiado claro que es lo que voy a decirte ya que yo si que no tengo claro porque he abierto el mío (ni tampoco lo que durará; hay días que creo que bien poco). Solo te puedo decir que soy una persona que me muevo por impulsos, quizás a veces excesivamente y meta la pata, mas de una vez me ha currido, pero es algo que es innato a mi. Siempre nuestras acciones responden a algo, aunque en un momento dado no lo veamos, pero siempre termina apareciendo esa razón. Y cada uno tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos y preguntarnos. Te conozco poco, bueno mas bien nada, pero llegué a tu blog y me sentí a gusto y fijate que no te hablo de gustar mas o menos,que si me gusta, sino de algo mas importante, me sentí a gusto. Quizás te parezca tonta o digas pero que habla esta, pero creo que hay blogs sin alma, de un tiempo para acá he trasteado mucho por la red y hay blogs muy buenos, pero fríos, distantes, por los que uno solo pasa y solo vuelve si te interesa algo en concreto, pero hay otros, y en esos pocos incluyo el tuyo, que tienen alma.
Se que no es esta la pregunta que te haces, pero a esa no puedo responderte, y creo que tu sol lo harás.
Un abrazo (y perdona el rollo)

Jorge dijo...

¡Parece la carta en la que Ricky Martín confesó que le gustaban las colas! He esperado con excitación una revelación de ese calibre, pero no ha llegado. Chafe.

Aunque mira, Ricky admite en su biografía, que tuve a bien ojear ayer en una librería (mirando por encima del hombro por si la cámara de seguridad me seguía y me confundían con un fan suyo), que escribiéndola se quitó un gran peso de encima. Y que su twitter se inundó de amor al cabo de una hora (y de proposiciones indecentes, imagino).

Ésta también eres tú. Incluso si no eres tú con nombre, apellidos y DNI. Sólo tendrías que dar ese paso si no hacerlo te limita, te frustra o te impide expresarte.

Por otro lado, créeme, se puede soportar algún que otro insulto. Si hablas mal de, pongamos por caso, Bon Jovi, pues entrará un tío en tu blog y te llamará "paleta gilipollas" y ya no volverá más. Eso es todo lo que ocurrirá.

En fin, que me halaga haber ayudado a plantar esa semilla, pero ni mucho menos quiero hacer proselitismo. El anonimato sirve a una función. Cada uno tiene que decidir si le aporta algo o sólo le estorba.

Un beso.

jafatron dijo...

Primero, ¿he sido yo el único que ha multiplicado 47 por 10,21? Llevo todo el día buscando metáforas para los amigos con decimales.

Segundo, qué fácil es criticar el blog de uno mismo (y qué tonta manía tenemos en hacerlo casi sistemáticamente cuando nos toca referirnos a él). Ni es un coñazo, ni un aburrimiento de sitio, ni nada de todo eso que has dicho (capulla).

Lo tenía que decir.

En cuanto al tema yo creo que el anonimato voluntario, parcial y selectivo es una maravilla. No me apetece en absoluto que todo mi entorno me conozca tal y como soy. Yo creo que todos podríamos clasificar a nuestros amigos hasta por el tipo de conversaciones que tenemos con ellos por eso no tiene mucho sentido para mí mostrarlo todo a todos. No pasa nada si lo haces pero... ¿para qué? Publica tu blog si a ti no te importa o si quieres demostrarte que no te importa.
A mí sí me importa. Y se pierde libertad fijo, es imposible no hacerlo.

k dijo...

Carmela, me alegra mucho que comentes, es genial sentir la respuesta de la gente que te lee, ya lo verás. Espero que tu blog dure mucho. A diferencia de ti, habrás notado, soy una persona que no se mueve nunca por impulsos, es raro que dé un paso sin medirlo y pesarlo veinte veces antes. Además de que soy indecisa, también. No me parece malo ser impulsivo, a mí me gustaría poder serlo alguna vez. Entiendo perfectísimamente lo que dices sobre un blog con alma y me hace mucha ilusión que consideres que el mío lo es. Es lo mejor que me podrías decir. Y también me ayudas a tomar esta decisión porque... ¿quién querría exponer su alma en la puerta? Gracias por tu aportación.

No, Jorge, esta vez dejaremos las confesiones embarazosas para otro día. No me siento nada frustrada ni limitada así, en la semi sombra de este blog. Tú probablemente puedes soportar estoicamente los insultos, pero yo no creo que pudiera. En cualquier caso, la publicidad que se haría a mi blog no sería para que entrara cualquier extraño, sino más bien para que la gente que me conoce pudiera ver más, y esos dudo mucho que me insultaran (aunque todo podría ocurrir, claro...) Pero me alegro de que te alegre haber sido el causante de este lío.

Jafa, subtle and to the point, como siempre. Alberto tiene, o tenía cuando escribí el post, 480 amigos, que me hizo gracia pensar que eran más de 10 veces más y por eso hice la división. Frikadas de esas, las que quieras... A mí me parece sinceramente que el 90% de las veces mi blog es un coñazo, qué quieres que te diga. Como lectora asidua de blogs, no puedo asegurar que leería el mío. Lo leo, pero por narcisismo. De todas formas, es muy reconfortante saber que hay gente que piensa que merece la pena, tampoco te voy a engañar. En lo que me dices, estoy de acuerdo. Es tu argumentación la que me ha convencido para quedarme como estoy. No todo el mundo es igual, no todo el mundo puede tener acceso a las mismas parcelas de mi intimidad. Así que ya está decicido.

Gracias a todos :)

Carmela dijo...

Uf¡¡, tu no sabes K, lo que es actuar por impulsos, deja, deja y sigue pensando lo que haces, que no sabes la de batacazos que te llevas si eres como yo.
Y ahora que ya pareces que te has decidido, te diré que me parece perfecto. Creo que hay blogs y blogs, y muy diferentes motivaciones para abrirlos, todas válidas. Hay Blogs que son por naturaleza públcos, lugares deonde se opina de: cultura, política, cine, literatura, etc.y que a menudo quien lo lleva prefiere ser público; otros son "privados" y fijate que palabra para un blog que se expone públicamente en internet, pero creo que me entiendes, lugares donde alguien expone, quizás las mismas cosas que los otros, pero desde otra perspectiva, lugares que te permiten expresar determinadas cosas desde un punto de vista más personal; y otros que son solamente una voz de algo que tenemos dentro y queremos expresar, de forma pública pero desde nuestra propia intimidad, cosas que queremos decir pero que no podríamos decir con nombre y apellidos, por muchos y diferentes motivos. Y además, soy de la opinión que todos deberíamos tener lugares estancos para nosotros solos donde podamos acercarnos a mejor a nosotros mismos y a veces es más fácil abrirse con alguien que no conoces y que no te conoce que ante un conocido, son lugares distintos y que repito creo que todos debemos tener.

Exlucifer dijo...

YO NO LO HARÍA.

ÉSA ES MI OPINIÓN.

RAZÓN: PODRÁS PONER VERDE A ESA VECINA O A ESE AMIGO CAPULLO SI LUEGO PUEDEN ENTRAR EN TU BLOG Y LEER QUE EN VERDAD EL VESTIDO QUE LLEVABA LE HACÍA PARECER UN CAPULLO?

EN MI CASO, POR EJEMPLO, HE PREFERIDO SEPARAR AMBAS PERSONALIDADES. POR UN LADO EL BLOG Y POR OTRA YO. POR ELLO NO HE TENIDO PROBLOEMA EN ENGANCHAR EL BLOG AL CARALIBRO.

´CLARO QUE EN MI CASO TIENE JUSTIFICACIÓN: ¿ME TOMARÍA ALGUIEN EN SERIO TRAS LEER MI BLOG????

ESPERO HABERTE AYUDADO, AMIGA.
UN BESO.

Antígona dijo...

No sé, K. Yo siempre he mantenido una estricta separación entre mi vida real y mi vida virtual, excepto, claro, en los casos de gente que he llegado a conocer a través del blog, que en realidad son bastante pocos.

Muchos de mis amigos saben que el blog existe y me han pedido mil veces la dirección, pero, aunque alguna vez he estado tentada de dársela, al final siempre me he resistido. A veces no entiendo por qué este excesivo pudor frente a él. Por alguna razón, no me apetece que descubran esta faceta mía. No suelo hablar directamente de cosas personales, pero, aun así, tengo la sensación de que uno no deja de exponerse con lo que escribe, hable de lo que hable. ¿Tengo miedo de que me enjuicien, de que me critiquen, de que se sorprendan para mal? ¿De que empiecen a comentar y revelen cosas de mí que no deseo que aparezcan en el blog? Tampoco lo sé. En cualquier caso, sospecho que, de darles la dirección del blog, y pasada la curiosidad inicial, pronto se olvidarían de que existe y no me parecería mal. Pero sigo sin atreverme a romper esa barrera que he alzado entre un plano y otro.

Tal vez sea por eso que dices de la libertad, pese a que tampoco hable en el post de asuntos que pudieran molestar a las personas de mi entorno más cercano. O, porque en el fondo, me divierte la idea de tener dos vidas, dos espacios que no se entrecruzan. De ser más de lo que en cada uno de esos espacios se ve de mí y mantener el misterio. En fin, ni idea si lo pienso bien.

En cuanto al facebook, es un medio que no me atrae nada. Tenía uno que abrí porque personas que conocí en Alemania querían compartir fotos conmigo. Desde ese primer momento, nunca más volví a utilizarlo y hace poco desactivé la cuenta. No tengo ganas de dedicarle tiempo. No tengo ganas de que me lleguen más correos a la cuenta de personas que pertenecen al pasado pidiéndome ser mis “amigos” y con los que no me apetece volver a ponerme en contacto, que quieran saber de mí, que sepan de mi existencia cuando ya no tengo gran cosa que decirles. No sé si es que cada día mis grados de sociabilidad van decreciendo, o que cada tiendo a pensar más que si incluso me falta tiempo para cuidar a las personas que forman parte de mi presente, ¿a qué santo voy a querer retomar el contacto con personas de las que la vida ha terminado por separarme y para los que no tengo tiempo ninguno?

No sé, me temo que no te he ayudado en nada, ¿no? ;)

Un beso!

Anónimo dijo...

Uf, yo también creo que tú misma te has contestado. Cuanta más privacidad conserves mucho mejor, que luego siempre se acaba echándola en falta.

k dijo...

Carmela, estoy de acuerdo contigo. Simplemente mi blog es de esos que no llevan un nombre asociado, un lugar que en realidad es solo para mí. Aunque muchos de mis lectores sí sepan quién soy, sigue siendo un blog sin nombre, de esos que probablemente ya están pasando de moda. Me da igual. Es mi espacio, como tú muy bien dices.

ExLucifer, eres una pura contradicción. No sé si te das cuenta.

Antígona, sí que ayudas, claro que sí. Entiendo perfectamente lo que dices. Hay una cosa que está clara para mí y es que nunca, nunca usaré Facebook para mirar al pasado (no hay nada ahí que yo quiera mirar). Pero mi blog es otra cosa, está claro, sirve a otros propósitos, como tú muy bien explicas con respecto al tuyo. Y así se va a quedar.

Tienes razón, Anónimo, yo misma me contesto. La privacidad es cara y no es fácil de recuperar una vez perdida.

Gracias a todos!

Exlucifer dijo...

EFECTIVAMENTE, AMIGA MÍA. SOY LA CONTRADICCIÓN HECHA CUASIPERSONA....

PERO, ACASO NO ME GANO LA VIDA CON LA CONTRADICCIÓN??????, LA CONTRADICCIÓN FORMA PARTE DE MÍ Y DDE MI NATURALEZA CONTRADICTORIA...

GAJES DEL OFICIO..., SUPONGO...

Nanami dijo...

Las cosas son de una manera en cada momento. En este son bastante indecisas y variables. No parece el mejor para ningún cambio... no...?????? o sí????....

k dijo...

Exlucifer, el oficio hace a la persona, como decía Wizard en Taxi Driver...

Nanami, es verdad. Hay momentos que son especialmente malos para tomar cierto tipo de decisiones.