11 septiembre 2007

Entender

Hay muy pocas cosas que tengo claras de verdad. Pero hay una que tengo clarísima. Tanto que creo que, aparte del hecho de que la muerte nos llevará a todos algún día, es lo que más claro tengo de todo: las personas no nos entendemos.

Las personas no nos entendemos.

Yo, particularmente, no entiendo a casi nadie. Así, a priori, digo. No entiendo por qué la gente se comporta de determinadas maneras, no entiendo por qué dicen determinadas cosas.

Puedo llegar a entender algo si me lo explican, es decir, si consigo ponerme, aunque solo sea un momento, en la piel del otro. Al menos siempre permito que me expliquen lo que no entiendo. Otra cosa es que me lo quieran explicar, pero ahí ya entramos en terrenos que no entiendo: los otros.

Voy a poner un ejemplo tonto. El señor A va conduciendo por la calle y le pita exasperado a otro conductor que va a 20 por hora delante de él. Al cabo de 50 metros, se pone a 20 por hora: ha llegado a su casa y busca dónde aparcar. Y se caga en la puta madre de quien, detrás de él, exasperado, le pita.

A mí, la verdad, no me parece normal. Lo que no quiere decir, por supuesto, que no haga exactamente lo mismo cada vez que tengo ocasión. No entiendo a la gente y la mayor parte de las veces, además, me olvido de intentarlo.

Otras veces lo intento, de verdad que lo intento. Hago cábalas, suposiciones, me planteo hipótesis. Me pasa mucho, por ejemplo, cuando me hacen daño, o cuando oigo a alguien criticar a alguien. Intento dar a entender al que critica que en realidad lo que pasa es que no entiende al otro. Que no está dentro de sus zapatos y no sabe los motivos que le impulsan.

"La ignorancia", decía un novio que tuve, "es muy atrevida". Y es cierto. Nos creemos poseedores de la verdad, nos creemos que sabemos. Sacamos conclusiones enormes de datos diminutos. Juzgamos y sentenciamos con una frivolidad aterradora. Es aterradora porque, aunque nunca lo pensamos, sabemos que también somos víctimas de esos mismos procedimientos, y no solo ejecutores.

Bueno, las cosas son así.

Pero que sepas que no te entiendo.

12 comentarios:

Exlucifer dijo...

Pues vale...

Gata Vagabunda dijo...

Y mira que es peligrosa la tendencia. Uno puede pasarse el 75% del tiempo perplejo...

Anónimo dijo...

Te entiendo, creo que estás en el buen camino, me parece mucho más productivo intentar entender a los demás que esforzarse en hacerse entender. No sé si me he explicado claramente... estoy cansado para repetirlo.

Oyros dijo...

"¿Entenderles? ¡Y un cuerno! ¡Dos ostias bien dadas es lo que necesitan!"

- Extraído del Manual del buen Conquistador.

NoSurrender dijo...

Quizás podemos, todo lo más, concatenar una cadena de causas-efectos que se enlazan entre sí en medio de la sórdida caverna. Me apunto a la frase sentenciosa “la ignorancia es muy atrevida”. Lo tomaré como mantra :)

Anónimo dijo...

Lo peor, si hay algo peor, es que la mayoría de las veces cuanto más nos esforzamos en hacernos entender, cuanto más prólijos en palabras y explicaciones queremos ser, más complicado se lo ponemos a los demás que posiblemente con la primera frase corta y concisa nos habrían comprendido. Mientras tanto la única posibilidad es ese "ponerse en los zapatos del otro" y rogar porque lo que dijimos se aproxime a lo que queriamos decir.

· · Yhebra · · dijo...

Hay pocas, poquísimas personas con las que me entiendo de verdad. Por eso me parece un milagro haberlas encontrado :)

Luego me pasa algo curioso: hay personas que me ayudan a entenderme mejor a mí misma. Los ojos del escritor, siempre alerta en busca de personajes para sus historias ;)

k dijo...

Luc: ya...

Gata: el 75 o el 95, según días.

Jafatron: esta vez te he entendido.

Oyros: ese es el plan B.

Lagarto: el problema suelen ser los efectos sin causa aparente.

Ladydark: yo, si me explican, entiendo. ¡De verdad!

Yhebra: las personas que te entienden son regalos; las que te ayudan a entenderte, milagros!

Anónimo dijo...

La ignorancia es atrevida, pero la necedad es arrogante.

Lula Fortune dijo...

"Hay mucha falta de ignorancia" decía un carpintero que vino a mi casa.Pues eso, hay personas a las que no quiero entender, ni creo que merezcan un minuto de mi esfuerzo.Menos mal que por aquí me quedaría siempre para entenderte (o tratar de hacerlo).Un beso de incomprensible amistad.

k dijo...

Sí. Supongo que el problema es no entender a las personas que sí quieres entender, ahí está la frustración.

A mí no me parece tan incomprensible. No es muy común, pero sucede. Por lo tanto, un beso de comprensible, aunque excepcional, amistad, para ti.

(Voy a tu ciudad un par de días la semana que viene. Mi email está en mi perfil, si quieres.)

Anónimo dijo...

juzgamos con nuestras medidas y somos drásticos. Mirémosnos nosotros mismos. Nos entendemos? para nada!! entonces dejemos ser! q cada uno aporte lo suyo y a su manera. NO A LA MIA.