16 octubre 2007

Y os dejo con Cervantes

Que siempre hay quien lo dice mejor que uno:

El discurso de Marcela (fragmentos):

Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura; y, por el amor que me mostráis, decís, y aun queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y, siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir “Quiérote por hermosa; hasme de amar aunque sea feo”. Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran; que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habían de parar; porque, siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos.
(...)

Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos, y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que, cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad, y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa! Quéjese el engañado, desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito.
(...)

(Esto es escribir.)

10 comentarios:

Lula Fortune dijo...

Qué fantástico discurso. Es uno de los mejores alegatos en favor de la libertad femenina que he leído nunca. Es honesto, tiene dignidad, cordura e independencia. Si además lo escribe Don Miguel,no tengo más que añadir. Siempre he sido una fan del Quijote y esta dircurso de la pastora Marcella me emociona. Gracias por recordarlo. Besos femeninos.

Anónimo dijo...

Lástima que ese señor no tenga un blog.
Me hubiera gustado participar en los dos post(s?) anteriores pero he estado fuera. Ahora está todo dicho y demasiado bien dicho. No trato de excusarme sino de expresar un deseo, lo cual no implica que tú desearas que participara, que conste.

Anónimo dijo...

El discurso de Marcela, Lula, merece ser reproducido entero. Tenía miedo de aburriros y creo que ha sido un error...

Jafatron, todavía estás a tiempo. Si necesitas saber si yo lo deseaba, te lo confirmo...

NoSurrender dijo...

joé, cómo está el patio.

K, te veo muy thougher than the rest. Y te veo bien :)

Un beso.

Antígona dijo...

Recuerdo perfectamente lo mucho que me impresionó este cuento cuando estaba leyendo el Quijote. Tenía por aquel entonces un novio del que ya no estaba enamorada, o mejor dicho, del que nunca había estado enamorada, y me reconocí línea por línea, argumento por argumento, en este discurso. Supongo que ya experimentaba esa relación como una carga, y el alegato a la libertad y el elogio a la soledad de Marcela me parecieron tan ciertos como necesarios.

¡Un beso!

Anónimo dijo...

En cuanto al tema que desemboca en este fragmento, creo que hay personas que intentan integrarnos en su círculo de normalidad para que funcionemos sincronizados con el complejo mecanismo de su mundo personal. En el fondo todos hacemos un poco eso, pero cuando se tiene claro que los engranajes no coinciden, mejor dejarlo estar o el amor chirriará como un cerdo en San Martín.
Me parece normal que alguien pueda soltar una frase así pero no me parece aceptable. Esto, claro está, es mi visión personal, la de mi mundo, que para este caso en concreto no coincide en absoluto con la de esa otra persona autora de la frase, lo cual no hace mala ninguna de las dos posturas.
Lo peor, supongo, no es que espere una correspondencia por el simple hecho de amar, sino que no llegue a entender por qué no la recibe.

Anónimo dijo...

También llego tarde a la lúcida puesta en común de ese sentimiento "amoroso", aunque a tiempo de disfrutar de Cervantes. Cuando estamos inmersos en la pasión amorosa somos egoistas, nos cuesta mirar más allá de nuestro ombligo y tendemos a pensar que todo gira a nuestro alrededor ¿Cómo no va a quererme si yo le quiero más que a nada en el mundo? Creo que en el fondo es una etapa del enamoramiento, esa primera en la que el mundo gira sólo en el sentido de nuestras agujas del reloj. A posteriori ese sentimiento cambia y tiene dos opciones en ese cambio, crecer y madurar (donde se acepta y se entiende que el otro tiene su vida propia) o terminar por desaparecer, diluido en tre la no correspondencia amorosa o el desencanto del conocimiento profundo. Supongo que al final todos terminamos por entenderlo en función de nuestra experiencia propia.
Y Marcela es un personaje tan actual que cuesta trabajo pensar en el momento histórico en que Cervantes le da vida donde desde luego las mujeres no contaban con esa capacidad de pensar libremente y actuar conforme a sus deseos como ahora. Y lo dejo que ya he rellenado los comentarios de tres post por lo menos, un beso K.

k dijo...

Lagarto, el patio está estupendo. Cervantes venía tan a cuento... y la verdad es que siempre se nos llena la boca con su nombre y casi nunca con sus palabras, injusticia que hay que reparar de vez en cuando... Estoy bien, muy bien.


Antígona, es verdad que te llevas una impresión cuando lees este texto por primera vez, sobre todo si es en su contexto. Creo que en esta anécdota fue cuando empecé a comprender por qué El Quijote es lo que es en la historia de la literatura. Yo también me sentí descrita. Eso es el talento. Y yo que siempre decía que un hombre no puede escribir como si fuera una mujer. Me trago mis palabras y mi sombrero si hace falta.

Jafatron, siempre aportas ese punto de clarividencia sobre las situaciones y las personas que hace que me sean tan necesarios tus comentarios. Supongo que podemos intentar que esos engranajes coincidan, pero sin forzar las ruedas para no estropear todo el mecanismo. Tal vez sea normal que en un momento determinado alguien suelte una frase así. Ves algo que quieres tener y te conviertes en un niño caprichoso que no atiende a razones, que solo sabe decir (y pensar) "quiero, quiero y quiero". Eso no es malo, no tiene por qué serlo, si después ocurre que el adulto vuelva a tomar las riendas de la cosa y deja que el razonamiento mande, la empatía con el otro, la comprensión de la lógica de las cosas. De todos modos, no negaré que alguien que se deja llevar así por un arrebato no es exactamente, y como diría un amigo mío, "mi taza de té".

Ladydark, no llegas tarde porque todas las aportaciones inteligentes y mesuradas son bienvenidas en todo momento. Egoísmo, sí, un poco en la línea del comportamiento infantil que le comento a Jafatron. Y después esos dos caminos: madurar (exacto!) o morir (no correspondencia o desencanto... exacto!). Qué buen resumen en dos frases. De alguna manera, con esa exposición tan clara, saco la conclusión de ¿para qué preocuparse? si la evolución de los acontecimientos será la que decida en último término. Mientras tanto, hay que ir viviendo.

Marcela es la demostración de que siempre hay personas con sentido común. En todas las épocas, entre las más peregrinas costumbres...

Cuando sea así expláyate (explayaos) cuanto quieras. Ya ves que yo tampoco me corto en mis respuestas. Después leerlo es libre, como todo. No os preocupéis que nunca diré algo como "¿por qué no lo lees, con lo que me ha costado escribirlo?"

Anónimo dijo...

Mmmmm... has mencionado algo tremendamente cierto, lo de las verdades excluyentes. Hay tantas personas que se han quedado potencialmente fuera por una característica concreta, por una actitud, o incluso por una nimiedad que no encaja... Creo que llegar a ese razonamiento de exclusión de tazas es síntoma de tener las cosas más o menos claras, y eso siempre es bueno. Lástima que decir esto a la taza descartada puede romperla en pedazos. Está tan mal visto ser frío...

k dijo...

Y mira que dicho así me parece una putada como un castillo... por una característica concreta, por meter la pata una vez, te quedas fuera como un idiota. Como si acertar fuera tan fácil. Tener las cosas claras es bueno, pero ser intransigente, no. La flexibilidad es mejor virtud. Me parece. No sé. Ahora que en una cosa tienes razón: ser frío está mal visto. Cuando eres frío todo el mundo te mira raro y nadie te entiende.