22 enero 2008

1998

Fanshawe rescata de Zemos98 una especie de meme y me obliga a pensar. Ya estaba en ello, total…

Pero tenemos un problema.

No me acuerdo de dónde estaba, quién era ni qué hacía en 1998. En seguida, al intentar (en vano) hacer memoria, he pensado: "dónde estaba no lo sé, pero ya no era una niña".

Lo poco que hay es esto:

Estaba en cuarto de carrera. Todavía quería ser directora de cine. Todavía no había vuelto a beber y a fumar. Tenía algunos amigos que todavía siguen ahí. Otros se han perdido. Mi relación iba a la deriva, aunque yo me agarraba al timón y trataba de mantenerla a flote como si fuera la única alternativa para seguir viviendo.

En el verano del 98 me fui con mi novio de vacaciones por primera vez, aunque llevábamos cinco o seis años viviendo juntos. Habíamos estrenado coche, así que decidimos irnos una semana por ahí. Elegimos la Costa de la Muerte. Oímos en la radio la final del Mundial de fútbol una de las primeras noches en una playa cuyas olas rugientes no nos dejaron dormir. Después acampamos en un pueblo cerca de Muxía y nos íbamos todos los días a ver cosas. Hizo mal tiempo y apenas pisamos playas. Pero comimos marisco. Vimos castros celtas abandonados en las colinas, dólmenes olvidados, hicimos un dibujo en el jardín de Man, el de Camelle. No recuerdo que fuéramos capaces de hablar sobre lo que nos estaba pasando.

¿Que si vi alguna película? Supongo. ¿Que si fui a algún concierto? Tal vez. ¿Que si me compré algún disco? Probablemente.

Todos esos meses se han borrado de mi memoria. Tal vez si tiro de las fotos sea capaz de recordar algo más. No quiero pensar que esos años se han perdido para siempre. Pero ahora mismo así es.

Menuda mierda.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Leñe, no era esta mi intención. Y que conste que te entiendo, me pasa casi exactamente lo mismo. Pero eso sucede cuando uno piensa en aquel Fanshawe o en aquella K como alguien lejano al "yo" que somos ahora, como alguien extraño a nosotros mismos. ¿Y sabes qué? No es necesariamente malo.

Exlucifer dijo...

¿Qué es eso del jardín de Man?

Gata Vagabunda dijo...

¿Y ya no quieres ser directora de cine? ¿Hacemos algo juntos?

k dijo...

Corazón, ya sé que no era tu intención :) La cosa es que aquella K (y probablemente aquel Fanshawe) son de verdad algo lejano a lo que somos ahora. Si es bueno o malo no lo sé. Pero si lo piensas como pasado olvidado, es un poco frustrante. También es verdad que te hace relativizar lo que puedas estar viviendo ahora...

Lucifer, Man era un alemán que vivía en Camelle, en la esquina del puerto, en una chabola de hojalata. Había hecho un jardín precioso con plantas raras y trastos que recogía del mar. Cuando llegabas, salía, vestido solo con un taparrabos, con los pelos y la barba largos y enmarañados, te daba unas hojitas de papel y unos lápices y te decía por señas que tenías que hacer un dibujo de lo que vieras. Había llegado a Camelle unos años antes y se había instalado allí, pasando a formar parte, junto con su jardín, del paisaje de la Costa de la Muerte. Murió poco después de que el fuel del Prestige destrozara su jardín.

Gata, es que no me atrevo. Pero si necesitas que te eche una mano, cuenta conmigo :)

Antígona dijo...

Ay, K, ya sabes que la memoria es caprichosa y se resiste a mostrarnos el interior de sus cajones cuanto más y con más voluntad nos empeñamos en abrirlos.

Lo que pasó durante todos esos meses anda guardado en algún registro oculto. Tal vez sea que algo en ti ha decidido desterrarlo a lo más profundo de sus armarios. O simplemente que hay otras muchas cosas que prefieres recordar antes que aquellos meses. O simplemente que esa memoria caprichosa y puñetera juega contigo al escondite cuanto más la persigues.

Pero el día más inesperado, cuando menos lo pienses, algo hará brotar en ti un pequeño recuerdo de aquella época que arrastre consigo todos los demás. Seguro. Siempre pasa.

¡Un beso, niña!

Anónimo dijo...

Tal vez tengamos que aceptar que hemos tenido meses anodinos en los que sólo vegetabamos, si echo la vista hacia atrás estoy segura de que no sólo encontraré meses, probablemente llegue a juntar mas de un año. Días en que no ocurrió nada o quizás es justo lo contrario de lo que comentabas antes, lo que vives ahora es lo que te hace relativizar ese pasado restándole importancia en la memoria. A veces me pregunto que quedará en mi memoria cuando sea una anciana, si llego ¿qué recordaré? ¿qué momentos se quedarán grabados a fuego?. Lo que esta claro es que tu anotación me ha recordado lo difícil que es olvidar otras cosas, que curioso... Un beso K.

Exlucifer dijo...

ok. Gracias por la explicación.

NoSurrender dijo...

Keith Richards, una de las personas que más han contribuido a formar el concepto artístico y estético que medio mundo tiene de la década de los setenta, fue preguntado en una entrevista:

periodista- Keith, ¿cómo definirías tú la década de los setenta?

K. Richards- ¿los setenta? ¡Tío, no me acuerdo de nada de los setenta! los pasé continuamente drogado.

Así que ya sabes, k. Tampoco es para tanto lo tuyo, eh.

Un beso!

Anónimo dijo...

Yo no me acuerdo ni de cosas que dije hace unos días. ¿Será el alemán ese cabrón que empieza a hacerme putadas?
De todas formas, K, aunque no te acuerdes, eres todo ese tiempo vivido, todas esas conversaciones olvidadas las que te han hecho como eres. Para bien o para mal, está todo en lo que eres hoy, te acuerdes o no.
Un beso sin amnesia.

k dijo...

Sí, Antígona, los caprichos de la memoria y yo somos bastante buenos amigos. Sé, por ejemplo, que gran parte de lo que aprendí ese año es lo que ahora intento transmitirles a mis alumnos. Sé que sin todo aquello que parece olvidado no sería quien soy. Si hasta queda constancia en los dientes de si tomas el sol en verano. Los recuerdos son más bien fogonazos. No podemos ni debemos pretender hacer cuadros completos de cada año, es absurdo e imposible, a no ser que tengamos, como la gata, una memoria de papel.

Ladydark. Los días anodinos son la mayoría, está bien que así sea, no podríamos soportar que todos los días fueran especiales por algo (de hecho, lo son, pero eso mismo es lo que los hace anodinos en conjunto, o algo así). Deberíamos dedicar nuestros blogs a levantar acta de lo especial que nos pasa cada día, y seguro que todos los días tendríamos algo que decir. Otra cosa es que de verdad queramos contarlo...

Me encanta tu aportación, lagarto, como siempre. Es cierto, no es para tanto :) Gracias

Lula, lo de hace unos días es mucho peor. Ahí ya ni lo intento. Pero es cierto. Soy todo eso. La memoria no es un cajón infinito (y sin embargo, lo es).