17 enero 2008

De cuando todo era futuro

Algo tendrá que ver. Anoche, después de leer en lo de Antígona la reflexión tan preciosa que hace sobre la infancia, sin saber por qué me acordé de Roy Orbison. Bueno, sí sé por qué: esa era la música que yo escuchaba con 15 años, edad que entonces no, pero ahora sí, considero reino de la infancia (tal vez más para unos que para otros, pero esa es otra historia).

Escuchaba a Elvis, a Jerry Lee Lewis, a Chuck Berry, a Eddie Cochran. No soportaba la mayoría de las canciones que sonaban en la discoteca en la que pasábamos las tardes de los domingos y en la que nadie me sacaba a bailar los lentos. Me sentía diferente. Tampoco es que hiciera ningún esfuerzo por no sentirme así. Creo que sentía que la diferencia me hacía especial. (Tardé un tiempo en apearme del error.)

Ahora me pregunto cómo fueron llegando a mi conocimiento estos músicos. Solo teníamos acceso a los canales más anchos de la comunicación. Pero estaba Radio 3, y también aquellas pelis, La Bamba, que nos contó la historia de Ritchie Valens, o la (mítica) Great Balls of Fire! protagonizada por Dennis Quaid, y hasta Regreso al futuro, si me apuras (aunque quiero recordar que yo sabía quién era Chuck Berry la primera vez que la vi y le expliqué el chiste de la secuencia del concierto en el baile de fin de curso a mi hermana). Incluso los primos o tíos que te llevaban veinte años y que te dejaban cintas que habían sido grabadas en tiempos en los que tú apenas habías nacido.

Esa música anticuada de tupés y lamentos me electrizaba por dentro. Y por fuera. Sentía la música desde lo más hondo de las tripas y hasta la punta de los dedos y pensaba que me había equivocado de época para nacer, que mis quince o diecisiete deberían haber caído en el año 60 o algo así. No entendía la música que sonaba en la radio, ni siquiera entendía la forma en que la gente se vestía o bailaba.

Ha pasado el tiempo y tengo un poco olvidados a aquellos clásicos. Pero siguen ahí como cimientos que lo sostienen todo y sin los cuales el presente no tendría sentido.

Me parece genial el vídeo que he encontrado en Youtube. Y la canción es maravillosa: Only the lonely, de Roy Orbison. Que la disfruten.

5 comentarios:

Antígona dijo...

Querida K, ya veo de qué manera mi post mucho en marcha los recuerdos de tu infancia, y me ha encantado esta manera tuya de hacernos partícipes de ellos.

Yo tenía creo que dieciséis cuando empezó a sonar en la radio "Pretty woman", que me fascinaba.

Pero, por lo demás, siempre lo he dicho, no había en aquella época en mi caso una búsqueda en el terreno de la música, ni una gran receptividad, y son pocos, demasiado pocos, los recuerdos que de aquella época tengo asociados a determinados temas, a determinadas canciones. Tengo que reconocerlo, pero, a diferencia de mucha gente, la música no tenía un lugar en mi vida, tal vez porque la clásica había tenido demasiado durante muchos años y por pura obligación y escaso disfrute, tal vez porque no tenía tíos o primos que me dejaran nada ni estaba rodeada de gente especialmente musical o porque en mi casa nunca hubo un puto tocadiscos ni se escuchó música.

Ahora trato de recuperar el tiempo perdido, lo sabes bien. Pero no puedo dejar de mirar hacia aquella época con cierta rabia y pensar: ¿pero qué coño estaba yo haciendo entonces, que tantas cosas buenas se me pasaron?

Menos mal que más tarde sí me vi rodeada de gente que me abrió las puertas a mundos musicales tan desconocidos para mí como fascinantes. Y les estoy más que agradecida.

¡Un beso enorme!

Anónimo dijo...

Joer k, la música a los 15 (y antes) era para mí algo íntimo, una pequeña colección de vinilos comprados poco a poco con mis escasos ingresos que, creía yo, decían mucho más de mí que un diario personal. No solía compartir esa música con nadie. Supongo que no encontraba con quien.

No hace mucho, tal vez en un pequeño ataque de nostalgia, compré un tocadiscos de madera (que ocupa el privilegiado lugar de la tele) para poder escuchar de nuevo aquellos vinilos, que dicho sea de paso, también ocupan un lugar destacado en mi comedor.

Quien sabe, quizá la música no te hacía diferente sino única, y seguramente por la misma razón existieron un montón de adolescentes únicos, aislados y con muchas cosas en común.

El tema genial. Y el video. Me permito recomendarte la versión de Chris Isaak, también muy buena para mí. Y puestos a recomendar, y ya que mencionas a Roy Orbison, una pequeña joya que me descubrieron no hace mucho (y que tal vez conozcas ya, pero bueno, aquí lo dejo), Traveling Wilburys, con George Harrison, Jeff Lynne, Tom Petty, Bob Dylan y el propio Orbison. Suenan de maravilla.

Y perdón por la extensión, es que has hecho sonar notas en mi cabeza.

JJ dijo...

Pues un servidor era rockabilly de tupé y todo eso. Cualquier día cuelgo una foto!

NoSurrender dijo...

Cuando todo era futuro tenías que estar en casa a las diez de la noche. Y comerte toda la sopa.

No, para nada. Es mejor escuchar ahora a Roy Orbison, que encima entendemos mucho mejor lo que un hombre tan depresivo y sensible como él quería decir con eso de Only the lonely.

Además, ahora tenemos carné de conducir. Y podemos poner la radio mientras esperamos que alguien atraviese una cerca de jardín. Quizás suene Roy Orbison cantando a la soledad ¿no?

Besos, K. No dejes de estar eléctrica por dentro, eh!

k dijo...

Tu post sí que activó recuerdos, Antígona. Y, como suele pasar, había ahí cosas que no sabía que estaban.

Yo creo que el entorno es fundamental a la hora de aficionarse a la música, aunque no sea el único factor. De todas formas, vamos a usar la frase de Manolo García y decir "nunca el tiempo es perdido". Si no fue entonces, es ahora. Si no fue en la inocencia, que sea ahora, en la madurez. Seguro que algo estabas haciendo que ahora hace que seas quien eres, bueno por tanto.

Y, a esas personas que abren puertas ¡explótalas! :)

Yo, Jafa, nunca tuve vinilos. Todo lo mío eran cintas grabadas y, con suerte, alguna comprada o regalada. Pero sí, aquella caja de cintas era un tesoro de valor incalculable.

A veces pienso que los adolescentes únicos de ahora tienen una posibilidad inmensa de no estar tan solos gracias a internet.

No conozco Travelling Wilburys, pero no tardaré.

J... yo también tuve una época de tupé. Es que las faldas con can-can no me gustaban nada...

Desde luego, lagarto, estoy de acuerdo en que ahora todo se entiende mejor. Incluso se puede decir que todo aquello sigue para seguir marcando esa absurda diferencia, ahora que me acabo la sopa porque quiero. Pero la electricidad sigue ahí, claro que sí: sigo intentando que me ayude a encender la bombilla.