26 enero 2008

Extraños procedimientos

Cosas de los dentistas. El otro día me fui a hacer una limpieza dental. No tengo dentista, cada vez voy a uno distinto. Este me cayó bien. Me abrió la boca, se puso a mirarme los dientes y dijo: "hum... en verano te pones morenita". Con la boca abierta y aquellos dedos enguantados dentro no sé si se me notó mucho la cara de asombro. Pregunté: "¿eso te lo dicen mis dientes?" Contestó: "me lo dicen tus dientes". Dije: "chivatos asquerosos, seguro que te dicen muchas más cosas que te callas". Contestó: "así es". En qué lugares inverosímiles quedan rastros de lo que hacemos.

Estos días me ha dado el punto nostálgico (será por 1998) y he estado leyendo Carballo Torto. Se me hace raro leer lo que escribía hace tres años, casi cuatro. Ver cómo, efectivamente, lo que fui construye lo que soy, ladrillo a ladrillo. Comprobar cuáles eran entonces mis obsesiones, las canciones que escuchaba, los libros que leía (Pessoa sigue en mi mesilla, aunque ya no le dedico tanto tiempo). Tengo la sensación de que utilizaba mejor las palabras, aunque era bastante más exhibicionista que ahora, razón fundamental para abandonarlo. Tuvo una caída en picado cuando me perdí a mí misma otra vez. Lo que más me gustó fue leer los comentarios.

En otro orden de cosas. Escuchando el otro día una canción se me ocurrió rendirme.

Busqué en Google "I'm thinking about giving up".

Encontré la letra de una canción que dice todo lo contrario. Es una canción fácil y tontorrona. Me gustó tanto que la dejo aquí. Para que nadie la escuche. Para que no caiga en el olvido.

boomp3.com

8 comentarios:

Oyros dijo...

Rendirse no es divertido ni interesante. Durante un instante, ese en el que decides que no volverás a hacer eso, te sientes relajado y libre. De repente esa cadena que te obliga a hacer ese algo desaparece y eres feliz.

Entonces llega 'después'. 'Después' puede llegar un segundo más tarde o tras quince años. Pero cuando llegue ten por segura una cosa: te arrepentirás, sentirás morriña y, si tienes suerte, tendrás una segunda oportunidad.

La mayoría de veces sólo te quedarás con la maldición del que quiere y no puede porque una vez abandonó.

k dijo...

No creo yo mucho en las segundas oportunidades, Oyros... más bien pienso en términos de trenes que pasan, y tal. Por ahora, por si acaso, seguiremos en la brecha :) Gracias por hablar.

Antígona dijo...

¿Rendición? ¿Capitulación? Mujer, es verdad que dicen eso, si no recuerdo mal, de que mejor una rendición a tiempo que una derrota. Pero la cuestión es que el que se rinde nunca sabrá si, tal vez, tal vez, con un poco más de empeño, con un poco más de ilusión, podría haber vencido. Esa duda la llevará siempre consigo.

Por otra parte, creo que en esta vida es imposible rendirse a no ser que uno decida tirar definitivamente de la cadena. Nos conocemos demasiado poco, conocemos demasiado poco de la realidad que nos rodea, como para poder proclamar una rendición. Porque incluso a los soldados que acaban de pensar en rendirse puede ocurrirles que inesperadamente aparezca un batallón que les haga confiar de nuevo en la victoria.

Hay rendiciones sabias, al menos aparentemente. Pero no pocas veces se han diluido en la nada ante un día de sol radiante y un nuevo renacer de fuerzas que creíamos perdidas. Los trenes pasan, sí. Pero siempre hay más trenes. Muchos más.

¡Un beso!

NoSurrender dijo...

Recuerda una noche de otoño, K.

Bebimos unas cervezas, hablamos, reímos entre amigos. Y luego, alguien especial vino y nos dijo lo que esperábamos escuchar:

Hicimos una promesa que juramos siempre recordar/ Nunca nos echaremos atrás, nunca nos rendiremos/ Como soldados en una noche de invierno con un objetivo que defender/ Nunca nos echaremos atrás, nunca nos rendiremos/

Don’t give up!

k dijo...

Rendirse a tiempo no es más que anticipar la derrota. Sigue sin tener la más mínima gracia. Tienes razón. Cuando estás al borde del abismo nevado no sabes que tu risa puede provocar la avalancha que te abra el camino... solo puedes averiguarlo riendo.

Trenes, trenes... no todos llevan al sitio al que queremos ir :)

Oyros dijo...

Siempre te puede pasar como a aquel batallón de soldados españoles luchando a las órdenes de Napoleón contra los rusos que, intentando rendirse, fueron el revulsivo que provocó que los franceses ganaran aquella batalla.

Anónimo dijo...

Intento enlazar de alguna forma todo lo que has escrito, quizá para descubrir una línea de pensamiento. Tal vez Carballo Torto se considere también un lugar inverosímil donde queda un rastro de ti, como en tus dientes.
La última parte es más difícil.

Lo de rendirte tiene tantas lecturas y tan personales que posiblemente no sea aquí, en este lugar tan inverosímil, el mejor sitio donde escribirlas.
O sí. Para que no caiga en el olvido.

No sé, me he liado un poco esta vez.

k dijo...

Qué va, Jafa. De hecho, me parece que eres el que mejor lo ha entendido: en realidad no hay ninguna línea de nada, supongo que no tiene por qué haberla.

Sí, Carballo Torto es un lugar donde queda un rastro de mí, de quien ya no soy, o solo en parte.

Y bueno, creo que el truco del post era la canción. Porque normalmente las canciones que pongo las pongo por eso, porque me dicen cosas o me explican. Esta me decía lo mismo que el querido lagarto, es decir, que no hay que rendirse. Y ya está. Nada más. Poca cosa.