El cine a veces
Esta mañana les he puesto a los chicos La lengua de las mariposas de José Luis Cuerda.
No sé, es la tercera o cuarta vez que la veo. Nunca la recuerdo entre mis películas favoritas, porque no es una de ellas.
Pero supongo que sí es una de las mejores que se han hecho nunca en España.
Frases ambas que, en el caso de esta especie de cinéfila descarriada no son afirmaciones contradictorias. Lo más seguro es que mis películas favoritas no aparezcan en ningún ranking de mejores películas, pero esa es otra historia y habrá de ser contada en otra ocasión.
Bueno, el caso es que he tenido que salir a sonarme los mocos, por cierto, bastante antes del final.
(Al final se los han sonado todos.)
No me apetecía que me vieran llorar, claro. Como no son críos y tampoco son tontos, supongo que el hecho de salir del aula dejando las gafas en la mesa que comparto con ellos les habrá dado algún dato.
Aunque como todavía son adolescentes y la fuerza de la imagen les hipnotiza, tal vez no se hayan dado ni cuenta.
(¿Eres todavía adolescente cuando rondas o pasas los veinte? Ya no me acuerdo.)
¿Por qué he llorado?
Creo que llevo unos días con ganas de llorar.
El caso es que lo he hecho y ahora no recuerdo por qué. Por los sentimientos, creo. Siempre se llora por "proyección" e "identificación", lo mismo que se ríe. En el cine, en la novela.
La magia reside en ese momento en que la película, el guión, la interpretación, la dirección, consiguen crear un sentimiento que encuentra un reflejo en algún rincón de tu alma, de tu experiencia. Consiguen, en suma, crear un sentimiento que genera un sentimiento.
Bueno, pues eso me ha ocurrido esta mañana.
Como he salido a sonarme y he vuelto con los ojos secos y no me lo he permitido, supongo que sigo teniendo ganas de llorar.
Pero ahora no tengo una película que me ayude.
4 comentarios:
La pregunta sería ¿crees que alguna de tus bestias en formación tienen la capacidad emocional suficiente como para percibir que un autor puede crear un sentimiento que genere un sentimiento? ¡¡Miéntemeeee!!
Creo que la película que más me ha hecho llorar a mí más veces ha sido Doctor Zhivago. Cuando te la pongas otra vez, procura verla desde dentro de la bañera :)
A mí la película que más me hizo llorar fue Cyrano de Bergerac. También lloré sin parar con el Ramón Sampedro de Javier Bardem y Amenábar.
Pero, creo, la culpa no fue de las pelis sino del momento en que las vi.
Y, casualmente, las dos las vi sola en el cine.
¿Tendrá algo que ver?
Qué pregunta más tonta.
Yo no he visto esa película, pero me han hablado muy bien de ella...
Supongo que esa es parte de la magia del cine, a veces consigue tocarnos la fibra sensible, reavivar recuerdos y sensaciones olvidadas...
Desconvencida, creo que es una película que merece la pena ver.
A veces no es sólo que reavive sensaciones olvidadas. Es algo más: te hace vivir situaciones que no vivirías de otro modo, tener sentimientos nuevos que ninguna vivencia podría despertarte.
Es una forma de vivir otras vidas, andar otros caminos.
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