Rabia en la muerte del general
Es que las cosas no son así.
El hecho de que un juez hubiera dicho "es usted un asesino y además un ladrón" no habría cambiado en realidad nada. Las personas que creían en él no habrían dejado de hacerlo por eso. Las personas que sabemos lo que era, lo sabemos sin necesidad de ninguna sentencia.
Es lo de los símbolos, lo del respaldo de las instituciones. Parece que lo necesitamos para sentir que la razón está de nuestra parte. Pero no siempre ocurre así. Es un hecho.
Nada habría cambiado.
Es tan sólo eso: ha muerto un canalla. Y ha muerto de viejo, de un modo que muchos de sus paisanos no pudieron disfrutar, rodeados de sus familias, de cuidados, de mimos.
Pero también es cierto que se hizo lo posible por amargarle los últimos años de su vida. Las acusaciones, las causas pendientes, el hecho simple de que la gente pudiera gritar en la calle "sabemos lo que hiciste".
Ése es todo el castigo que cabía esperar. Siempre lo supimos. Lo tuvo y ese deberá ser nuestro consuelo.
Por lo menos no dará más por el culo.
Que se lo coman los gusanos.
1 comentario:
Cuando yo era un apenas un niño de siete años, mi bisabuelo agonizaba en casa de mis abuelos, allá por 1974. Los niños pasábamos cada mañana a darle un beso y salíamos corriendo de la habitación por orden superior.
Recuerdo cómo respiraba, con un esfuerzo agotador, los ojos cerrados.
En uno de esos momentos de visita fugaz escuché nítidamente a mi bisabuelo decir entre suspiros “lo que más me jode es irme antes que él. No perdono, decidle al cura que no perdono”. Me extrañó ver el asomo de carcajada de mi madre en ese momento tan extraño.
Algunos años después me enteré de que aquella anécdota que pasó al acerbo de los Martín se refería al Generalísimo Franco.
Pues eso es lo que más recuerdo ahora que ha muerto este otro “general”.
Mi sentido pésame a los que murieron sin verle muerto. Mi enhorabuena a los que han conseguido volver a vivir sin él. O algo así.
Y que tengan cuidado los gusanos :)
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