03 noviembre 2007

Sueño

Soñé que paseaba por un extraño bosque de pinos en medio de una llanura desierta. Antes que nosotros, que íbamos de la mano como si estuviéramos enamorados, había pasado un perro enorme que había dejado dibujadas las huellas de sus zarpas gigantes en la arena. Tú tenías miedo y yo me reía. Eran pisadas de perro bueno.

El viento era suave y el sol calentaba, las palabras fluían y se creaba alrededor una sensación de magia, de cosa inverosímil, de milagro irrepetible, tal vez.

A veces merece la pena desactivar la realidad, dormir un rato, para poder soñar cosas así.

3 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

Ojalá funcionase ese truco de pensar intensamente en algo que nos gusta para luego soñar con ello (o al menos, para soñar algo agradable). Por desgracia dormirse es una lotería. Nunca sabes qué clase de sueño te tocará.

(K, no me funciona el link)

k dijo...

Sí. Más o menos como la vida misma: igualita que una caja de bombones.

A ver si así lo puedes oír. Gracias!

Anónimo dijo...

Bonito sueño. Me parece un buen detalle eso de que el perro fuese bueno.

Besos