Tiempos raros
Bien, bien, todo bien. Ayer me decía un buen amigo que soy un culo inquieto, que ahí reside mi encanto y yo, bueno, a lo mejor me cago en mi encanto.
Todo bien pero falta algo, siempre falta algo, tengo sed, tengo hambre, me ahogo. Todo bien. El trabajo bien, la vida bien, con salud, gracias, sin problemas, no pasa nada si un mes tardan en pagarme porque tengo dinero, las cosas más o menos salen como quiero, bueno, es cierto, me enrollo con un casi desconocido y de repente me ama y parece que quiere casarse conmigo, en el fondo es un halago, joder, no sé de qué me quejo, pero.
Hago kilómetros y kilómetros. Juraría que fue ayer cuando le cambié el aceite al coche y me faltan mil kilómetros para volver a cambiárselo, no importa, tengo dinero, tengo tiempo, no pasa nada. Me llaman para una entrevista de trabajo en la tele de los curas y tengo que ir y hacerla, y como no me interesa nada probablemente me ofrecerán un puesto estupendo, la ironía es que si no lo hacen me va a sentar fatal.
El miércoles dejé pasar la tarde esperando que llegara la hora del concierto. Tenía tantas ganas de ir. Cené y esperé, y cuando llegó la hora, salí de casa. Con una sensación de nervios y un nudo en la boca del estómago, como si hubiera quedado con el chico que me gusta, que, de hecho y dicho sea de paso, no existe. No existe el hombre que me haga un nudo en la boca del estómago cuando voy a verle. Mi amiga E, que es optimista, dice que "aún no ha llegado". Honestamente, hace tiempo que no lo espero. En fin. Esa misma sensación por dos guitarras y un contrabajo. Y la voz. Hacía tiempo que no me acariciaban con la voz. No quiero que suene erótico, pero es esa forma de cantar, como desde el fondo de la garganta, que casi nadie tiene, que me pone los pelos de punta, que es como una caricia.
Cuando salí de casa me sentía rara. Quién hace todos esos kilómetros para ver un concierto tonto, un grupo del que no has escuchado nada, de otro que solo te dejó una especie de cosquilla en algún sitio. Vas sola a una ciudad que no conoces demasiado, te metes en un bar lleno de gente y ya no te sientes tan rara, o sí, pero es lo de siempre, rara como siempre, rara como todo el mundo, lo normal.
Te sientas por allí y un señor muy castizo, muy chulo, madrileño y tanguero, qué peligro de combinación, que mira el culo a las rubias que pasan al baño, canta en un tango unas palabras que te hacen encoger las tripas otra vez: "si yo tuviera corazón, el corazón que di, si yo pudiera como ayer querer sin presentir, es posible que tus ojos, que me gritan su cariño, los cerrara con mis besos". Querer sin presentir. Ja.
Cuando salí de casa me sentía un poco loca. En muchos sitios del mundo la gente se va un miércoles a las once a un concierto a 50 kilómetros de casa, pero en mi mundo, no. En mi mundo las chicas no van solas a conciertos.
Pero después vino la música y me olvidé de eso, y de todo. Primero los tangos, en mi vida he escuchado tangos, ni siquiera conozco títulos de tangos, y llegan y te hacen eso, llega un momento en que te dices "si sigue así voy a echarme a llorar". Y después lo otro, el swing, el jazz, las guitarras y la voz, la diversión, esa sensación de jodida y plena felicidad, como un deseo de que no se acabe nunca, de que el momento se alargue hasta el infinito.
Cuando volví a casa me sentía bien. Viva, supongo. Era demasiado tarde y sabía que iba a arrastrar el sueño toda la semana, pero ¿para qué estamos? ¿Para dormir y comer todos los días a la misma hora, repitiendo ritmos, dejándonos morir despacio?
12 comentarios:
Creo que haces de maravilla rompiendo rutinas. ¡Sigue así, desconocida y enigmática K!
Me alegra ver que sigues vivo, Mangamoncio. Gracias.
Morir, vamos a morir igual, no se lo pongamos fácil ¿no?
Los culos inquietos encajan mejor que la vida venga a moverte la silla. Es una pequeña ventaja...
Creo que te entiendo un poquito, la música en directo consigue callar los demonios internos hasta el punto de llegar a pensar que el mejor lugar del mundo para morirse sería un concierto de jazz. Sobre tangos mi oído sigue siendo un ignorante. Supongo que aún no ha llegado. El momento digo, de escucharlos. Tendré que esperar aunque no lo busque, como tú al hombre de los nudos en la garganta, pero mientras es importante que todo vaya bien. Y todo va bien por lo que leo.
Eso es bueno.
Sí, Lula, creo que esa es la idea...
No sé, Jafatron, si lo encajamos mejor. No necesariamente. Una cosa es que no sepamos muy bien dónde sentarlo y otra que aceptemos tranquilamente no poder sentarlo donde nos salga del mismo...
Lo demás, sí a todo. Gracias por no esfumarte mucho.
Mmmm... tal vez habría que hacer una distinción de culos inquietos: los que no saben muy bien dónde sentarlo y los que saben muy bien dónde no quieren seguir sentándolo. Supongo que yo me refería al segundo grupo y tú al primero.
No me he esfumado, solo paso desapercibido. Me suele pasar cuando me mantengo en silencio.
Aún no he podido escuchar el tema... a ver si esta noche en casa puedo.
Qué sabio es ese amigo tuyo!!!!!!
Saludos desde el Averno y desde el continente negro!!!! (que no, desde el negro incontinente)
Yo creo que pertenezco a los dos grupos de culos inquietos...
Bien hecho K., no podemos dejar de movernos, si nos apoltronamos en la comodidad, en el mejor malo conocido, en la conformidad, yo creo que morimos un poco, dejamos un trecho de vida aparcado. Y te entiendo con ese "algo me falta", la satisfacción completa para m ies una entelequía, siempre tengo la sensación de que hay algo más esperándome a la vuelta de la esquina.
Saludos a todos ,en especial a K.
Estoy con lady dark,hay que mover el culo.Nos morimos un poco cada segundo que pasa.Con la rutina,monotonia y demas primas pienso q nos morimos mas deprisa.
Creo que la satisfacción completa
si existe,aunque seguramente sea
muy fugaz.Para mi consistiria en hacer mis sueños realidad.Los que
esten en mis manos,que son todos.
Si lo piensas y lo actuas todo es posible.
Exlucifer, mi amigo es sabio y también modesto!
Mangamoncio, yo es que creo que los dos tipos son el mismo tipo según la pregunta que le hagas...
Ladydark, es como aquel precioso poema de Benedetti... No te quedes inmóvil / al borde del camino / no congeles el júbilo / no quieras con desgana / no te salves ahora / ni nunca. Y sí. Tiene que haber algo más.
Humber, qué ilusión verte aquí, carajo. Es verdad. La rutina y la monotonía puede que sean necesarias alguna vez, en alguna ocasión, pero no pueden ser una constante, no pueden ser lo único que tenemos. Como dice Lula, no ayudemos a la muerte. Eso es. En cuanto a los sueños... es verdad, todo es posible. Pero siempre hay más sueños esperando :) Gracias. Vuelve.
Lo mejor que podías haber hecho. Seguimos por aquí.
Publicar un comentario