15 marzo 2007

Cambios

En el trabajo la gente solo habla de oposiciones. Es una Escuela en la que la mayor parte de profesores son interinos, hace años que no se convocan oposiciones. Cada año se rumorea que va a ser el bueno y nunca lo es. Eso dicen que ocurre los que llevan mucho tiempo ahí. Yo he llegado este año y me lo creo.

Así que todo el mundo habla del tema. La proximidad de la convocatoria hace que todos estén nerviosos y tensos. Yo huyo de este tipo de conversaciones cuando puedo, igual que durante la carrera, antes de un examen, huía de mis compañeros que repasaban compulsivamente los apuntes y me quedaba sola en una esquina leyendo un libro que, a poder ser, no tuviera nada que ver con la asignatura.

Hoy ha sonado el teléfono cuando estaba haciendo la cena. Era una compañera que durante los primeros meses del curso estuvo cubriendo una baja por maternidad. Me confirmó que la "Oferta de empleo" había salido esta tarde. Estuvimos hablando un buen rato mientras la cena se aburría de esperarme. Al acabar de hablar con ella, había un dolor de cabeza, un dolor de espalda, de piernas, de brazos, no tenía hambre.

Se ve que es cierto: el miedo puede ser algo físico también.

Iba a ver la tele, pero al final me he puesto Mi vida sin mí, para intentar colocar las cosas otra vez en su orden lógico de prioridades. Mientras la veía ha sonado el teléfono en cuatro ocasiones. La gente a la que pensé llamar y no llamé por pereza, por pensar "ya lo saben", las personas que me tienen en cuenta. Solo he cogido la primera de las llamadas. Las demás, no. No tenía ganas de mantener cien veces la misma maldita conversación.

Me duele la cabeza, me duelen las piernas, los brazos, la espalda, siento náuseas, tengo ganas de llorar.

Pero bueno, ahora ya tengo en orden mis prioridades. Lo demás se quita durmiendo.

Y estudiando, supongo.

3 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

Sencillamente... ¡suerte!

k dijo...

Gracias... falta me va a hacer :)

Anónimo dijo...

Mucha suerte!!