15 marzo 2007

Things to do before I die

Ella no llega a hacer todo lo que se propone en la lista que confecciona en la cafetería.

Lo primero que intenta es "Decir lo que pienso". Le dice a la camarera de la cafetería que su plan de ser igual que Cher es una soberana jilipollez; nada más decirlo se da cuenta de que decir lo que se piensa es hacer daño a los otros y lo retira. No vuelve a hacerlo.

Algunas veces es bueno hacer planes. Nos pone en marcha, nos ayuda a avanzar. Pero no siempre los planes se pueden cumplir, no siempre nuestras intenciones se mantienen hasta que se cumplen.

No quiero caer en los tópicos, en esas cosas que se piensan siempre, eso de vivir como si te fueras a morir mañana y todas esas chorradas. Es imposible pensar que te vas a morir mañana. Sólo lo puedes hacer si realmente sabes que te vas a morir mañana, y tal vez ni siquiera entonces.

De eso habla la escena del supermercado, en la que Ann va con su carro y piensa sobre la gente que ve a su alrededor, que leen las etiquetas de los productos que compran y los echan en el carro con aire de resignación "es malo para mí, es malo para mi familia, pero nos gusta; en un supermercado nadie piensa en la muerte". O en esa otra reflexión que hace mientras camina por la calle "ahora ves las cosas claras; ves todas las vidas robadas, las voces enlatadas, Milli Vanilli por todas partes; miras las cosas que no puedes comprar y que ahora ya ni quieres comprar, todas esas cosas que permanecerán cuando te vayas, cuando estés muerta; y caes en la cuenta de que todo lo que hay en los escaparates, todas las modelos de los catálogos, todos los colores, todas las ofertas, todas las recetas de Martha Stuart, todas las montañas de comida grasienta, están ahí para mantenernos alejados de la muerte; y no lo consiguen".

Recuerdo a Ortega, lo único que todos conocemos de Ortega, mientras veo esta película: yo y mi circunstancia. Compruebas viviendo los últimos días de Ann que nuestra vida es más nuestra circunstancia que nosotros mismos; cuando nos vamos, todo lo que constituye nuestra vida permanece ahí, solo que sin nosotros, de una forma paradójica e incomprensible. Por eso ella busca a Lee, el personaje que interpreta Mark Ruffalo, y vive una vida paralela a la verdadera, para ser dueña de su vida, para añadir una circunstancia más que sólo le pertenezca a ella, aunque le implique a él también y termine provocando dolor, aunque, menos mal, no solo dolor.

"Cuando miras a alguien", dice él en un momento, "y le miras de verdad, puedes ver un cincuenta por ciento de lo que es; pretender saber el resto es lo que destruye todo". Y después: "He mentido; al decirte que, si miras a alguien, conoces el cincuenta por ciento… porque, cuando te miro a ti, solo llego a ver, no sé… apenas un diez por ciento". (Esto me lleva a lo que hablaba ayer… sólo vemos de los demás lo que ellos quieren mostrarnos... y tal vez lo que somos capaces de leer entre líneas). Y en el mensaje final de ella a él, reduce ese diez por ciento al cinco, tal vez menos, porque lo que ella le enseña es precisamente ese ínfimo porcentaje que uno nunca deja ver a nadie, y todavía se queda con algo.

Una vez un amigo me dijo que era difícil para un hombre disfrutar esta película porque no se puede sentir identificado con ningún personaje; que es una película femenina, donde todos los personajes están enfocados desde un punto de vista femenino. No sé, a mí me parece una chorrada. Espero que no sea verdad.





SENZA FINE
(Gino Paoli)
Gino Paoli (Italy)


Senza fine
Tu trascini la nostra vita
Senza un attimo di respiro
Per sognare
Per potere ricordare
Ciò che abbiamo già vissuto
Senza fine, tu sei un attimo senza fine
Non hai ieri
Non hai domani
Tutto è ormai nelle tue mani
Mani grandi
Mani senza fine
Non m'importa della luna
Non m'importa delle stelle
Tu per me sei luna e stelle
Tu per me sei sole e cielo
Tu per me sei tutto quanto
Tutto quanto io voglio avere
Senza fine...

6 comentarios:

NoSurrender dijo...

Desde luego, el amigo que te dijo eso, dijo una gran chorrada. Seguro que fue un pronto y que él mismo sabe que dijo una chorrada, no lo dudes.

Es una gran película con una sensibilidad exquisita que gana cuando la ves una segunda o una tercera vez. Yo, la primera vez que la vi, me gustó, sí. Pero hasta que no empecé a hablar de esa película con una amiga a quien le había gustado mucho no me di cuenta de todo lo que me habían contado.

Anónimo dijo...

Pero se me quedó grabado aquel comentario, ¿sabes?, tal vez porque tengo miedo de que sea cierto en parte, que sea verdad eso de que existe una sensibilidad especial según el cromosoma o según la educación, la sociedad, lo que sea. O una forma de ver las cosas o de entender la vida. Yo siempre he pensado que no era así, no tanto, al menos.

Y sin embargo ahí quedó la idea, y me vuelve a la memoria cada vez que vuelvo a ver la película, cada vez que vuelvo a llorar en esta o aquella secuencia...

Anónimo dijo...

Querida K.,

Se me perdió el mensaje anterior; vamos a ver si puedo recomponerlo más o menos.
La canción que has puesto en este post me ha llevado, claro, a Avanti!, de Wilder. Y, es curioso, la peli trata sobre un tipo que descubre la felicidad en cosas que jamás habría esperado. Me pregunto qué lista de cosas haría yo en este momento de mi vida y qué otra lista habría hecho en otros.
Me viene también a la cabeza un libro de Antonio Escohotado que me ha gustado muchísimo: "Retrato del libertino" (Espasa Calpe). Reúne varios artículos sobre diferentes temas. Uno de ellos habla sobre Ernst Jünger y se titula -esto es un título, sí señor-: "Un reto al miedo". Dice Escohotado que vivir peligrosamente es la única manera de vivir que merece la pena. Con "peligrosamente" se refiere a enfrentarnos constantemente a nuestros miedos, a esas cosas que, sentimos, podrían arrebatarnos algo importante, pero empleando siempre el sentido común. En otras palabras, Escohotado defiende al valiente y lo diferencia del temerario. O como dice Keating a Charlie: "La persona que es inteligente distingue entre sacarle todo el meollo a la vida y las acciones estúpidas".
Uno llega hasta aquí, no sé cuántas líneas más abajo, y se pregunta: "¿Cómo he llegado hasta aquí?", y entonces dice: bueno, venga, dale al botón de enviar y ya está :)
Besos

desconvencida dijo...

Es una película preciosa... es curioso lo que ha dicho No Surrender, el caso es que yo sólo la he visto una vez,aunque la tengo comprada en dvd, de alguna manera tengo miedo a verla de nuevo (a veces pasa con alguna película) por si no me gusta tanto la segunda vez, pero creo que os haré caso e intentaré verla esta semana, seguro que gana con los años :D

k dijo...

C., la película de la que hablo es Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, estupenda aunque un poco triste. Me encanta tu comentario. y gracias por traerme a ese maravilloso profesor hasta aquí :)

Desconvencida, creo que merece la pena verla una segunda vez. Si no te gusta tanto como la primera, no tiene importancia. Pero si te gusta, habrá merecido la pena. No?

Anónimo dijo...

K. seguro que no es cuestión de géneros, la sensibilidad para apreciar esto o aquello yo creo que tiene poco ver con "masculinidades/femineidades". La primera vez que vi "Mi vida sin mi" había muerto mi madre hacia apenas dos meses, creo que llore más de lo que nunca había llorado con ninguna película (salvo "La colina del adios" que dramón), y me gusto, aunque un par de años despues me ha gustado muchisimo más, con el poso de la sensibilidad a flor de piel un poco más anestesiado.