19 abril 2008

De principios y finales

Antes del viaje a Nueva York un amigo nuevo intentó durante varios días convencerme de ir a Indianapolis con él al concierto que daba allí Bruce Springsteen.

Dudé mucho. Al final no fui, entre otras razones porque ese mismo día mi viejo amigo Jesús daba un recital de poesía. Un motivo poderoso.

Aquella noche Danny Federici tocó por última vez con la E Street Band.

Tampoco Jesús volverá a dar un recital de su poesía en Nueva York, no por primera vez, al menos (tengo mucha fe en su futuro). Pero fue la primera vez y yo estaba allí para verlo, para llorar con él.

Y en eso consiste la idiotez de tomar decisiones, y creo que esa es una de las cosas que más me joden de vivir: cuando tomas algo, dejas algo. Y tanto por lo que tomas como por lo que dejas, pagas un precio.

No se puede tener todo.

8 comentarios:

Oyros dijo...

Y nunca hay una decisión totalmente buena ni totalmente mala, ni podemos guardar partida para volver atrás en una decisión. No resulta útil lamentarse de esas decisiones si ahora, con la perspectiva del tiempo, parecen malas. Nunca sabremos si al elegir la otra opción las cosas hubiesen ido a mejor, o si una variable aleatoria que habíamos esquivado con la primera elección nos hubiese alcanzado con la segunda.

Por tanto, si no podemos cambiar el tiempo, lo único que podemos hacer es recordarlo y aprender de ello sin martirizarnos.

NoSurrender dijo...

La última vez que estuve con Danny Federici fue el 19 de mayo de 2003, en el estadio de la Peineta, Madrid. Lo último que tocó para mí fue Darlington County.

La última vez que estuve con la familia E Street Band, fue el primer concierto al que Danny ya no pudo ir, debido a su enfermedad.

Me hubiera gustado estar aquella noche en Indianápolis, ya lo creo. El Sandy que ha colgado Jero en su blog me ha sobrecogido.

Pero como no conozco a tu nuevo amigo de Indianápolis y sí conozco a tu amigo Jesús, y sí que he estado en algún recital de sus poemas... creo que elegiste bien, amiga mía.

En cualquier caso, tus decisiones siempre son buenas. Entre otras cosas, porque no hay camino, sino estelas en la mar. Cuídate mucho, k ¿vale?

Antígona dijo...

Es la esencia misma de la existencia, K, y lo que hace de nuestra vida una tarea nada fácil, algo que, si se mira bien, no puede dejar de contemplarse como una carga a sobrellevar: que cada posibilidad que soy es el resultado de la renuncia, del dejar pasar de largo, todas aquellas posibilidades que no soy y que, además, ya no puedo ser.

Las posibilidades nunca son infinitas. Y encima, a mí sólo me está permitido escoger una. Una gran putada. La gran putada. Porque no hay alternativa, ni vuelta de hoja, ni manera de combatirla que no se reduzca simplemente a comprenderla y asumirla.

En esa asunción consiste además la madurez. En aprender que no se puede tener todo. Un aprendizaje que se da a fuerza de golpearse continuamente contra el deseo de tenerlo.

Yo me hubiera quedado también con el recital de mi amigo, qué quieres que te diga. Para él habrá significado mucho más que acudieras a verle que hubiera significado para Danny Federici.

¡Un beso!

Antígona dijo...

Joder, releo lo que te he escrito esta mañana, ¡y qué grima doy cuando me pongo pedante!

Me disculparé esta vez alegando que estaba recién levantada :)

¡Otro beso!

ka dijo...

Pues es una buena elección.
La esencia del placer.
Placer homeopático.

ka dijo...

duda, es la emoción

k dijo...

Oyros, está claro que lamentarse de las decisiones es un poco idiota. En cualquier caso, yo no me lamento, ni mucho menos me parece mala. Lo único que pasa es que quería dejar constancia de lo mucho que me jode tener que elegir.

Lagarto, en casi todos los momentos de nuestra vida mantenemos, como dice nuestro amigo el leonés, conversaciones con los muertos; ahora tenemos un muerto más para nuestras conversaciones. Es parte de nuestra cultura, ellos son la fuente de la mayor parte de lo que sabemos, es así. La muerte es solo un accidente. Yo también creo que elegí bien.

Antígona, me encantas cuando te pones pedante, das lo mejor de ti. Cada posibilidad, me temo, es el resultado de infinitas renuncias, de las que, para el bien de nuestra salud mental, nunca somos del todo conscientes. Hay una frase que me encanta de No country for old men que dice "Nunca sabes de qué suerte peor te ha librado tu mala suerte", o algo así. Y no sé muy bien por qué viene a mi cabeza ahora, pero algo debe de tener que ver.

Gracias, Ika. Dudo, dudo. De hecho, no hago otra cosa... :)

NoSurrender dijo...

Acabo de recordar que el último concierto que dio Elvis en su vida fue precisamente en Indianapolis... no puede ser casualidad.