28 febrero 2007

A la mierda primavera

¿Alguien entró aquí la primera vez pensando que encontraría algo distinto a lo que realmente había por culpa del nombre del blog? Larga pregunta para dos posibles respuestas: "sí" o "no".

La cuestión de las apariencias. Siempre vamos a ver algo que no hay en el otro. Lo que el otro parece condiciona nuestra conclusión sobre él. Por lo menos, la inicial.

También hay otra parte, la parte contraria, que es lo que enseñamos y la diferencia fundamental entre eso y lo que de verdad somos.

Hay un anuncio ahora en la tele. Siempre me fijo en los anuncios y rara vez en el producto. Éste transmite una idea muy simple: "en casa eres tú mismo", o algo similar. Aparece un chaval muy duro, con su chupa de cuero y tal, en el cuarto de baño de su casa; la cámara se dirige a un cepillo de dientes con un osito; en el siguiente plano el chaval sale del baño vestido con un pijama amarillo de muñequitos.

Pues algo así. Intentamos parecer lo que querríamos ser, de algún modo conseguir serlo por medio del infantil ahnelo de que los demás crean que lo somos. O a veces ocultamos lo que somos, en el también infantil anhelo de que sólo lo descubran las personas que realmente se quieran acercar a nosotros.

Desde el día que registré el blog pensé que la frase "Cuentos de herida y caricias" iba a echar para atrás a más de un posible lector, como cuando uno no se acerca a hablar con una chica porque lleva un jersey de color rosa chicle y de ese dato concluye que la tía es idiota. Siempre me ha gustado el color rosa, por cierto.

Pues a veces el jersey es, por ejemplo, rojo y blanco, y uno no se da cuenta hasta que se acerca. Las apariencias engañan.



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(Estaba encerrao para no ver a nadie. Abrí una rendija para oír el aire y oí 'Ven pacá, cagoendió', yo creí que eras tú. Aullaron los vientos con su escandalera, 'No veas, compadre, la que hay aquí afuera', 'No quiero saberlo, llevároslo todo, dejadme en silencio'. Dejadme que os cuente mi cuento de herida y caricias, mi historia de nadie, mi nana del hambre, todas mis mentiras. Tal vez embelese y te bese cortándome a tiras. Si buscas deslumbre y encuentras alambre será que descuidas.)

Una guitarra distorsionada, un tipo que fuerza la voz destrozándose la garganta, un envoltorio de papel albal arrugado que esconde algo que a mí se me parece mucho a la poesía.

(No sé nada de correr, no sé nada de ascender, de esta mierda de arcoiris, del cigarro de después, no sé. Si la vida pasa en cueros, castigao a la pared. No sé nada de aguantar, no sé nada de achuchar, de ponerme de rodillas, de llorar para mamar, no sé. En cuanto acaben los tiros, garabatos al papel. Que si me quedo con los dientes relucientes y embarrao el corazón, tu tictac y el mío son el mismo son, y eso sí que no...)

Ritmos pasados de moda, melodías que suenan a hace diez o veinte años, rocanrol de ése que ya no se hace... Música.

(Voy entrándole al día y al salir le dejo la alfombra de mierda perdía, que no se le olvide el planeta en que vive. Y otra vez a la acera, y así me da la mañana y la tarde y la noche entera... y a la mierda primavera.)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he acordado de los cuadros de Roy Lichtenstein, de lejos sus colores parecen rosas, azules, grises, cuando te acercas son circulos o puntos rojos y blancos, azules y blancos, etc (si alguno no lo conoce y tiene curiosidad puede mirar aqui:
http://www.lichtensteinfoundation.org/).
A distancia las apariencias engañan muchas veces y otras sin embargo estas tan cerca que no puedes distinguir bien. Ese termina siendo el problema, donde te situas porque no puede ser ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Por cierto me ha gustado la canción, sólo he oido un puñado de canciones de Marea (ya sabes los tontos perjuicios)y siempre me han parecido que tenían unas letras magníficas. Y sabes que te digo, a la mierda primavera, hoy me han pegado unos de esas múltiples patadas que te sueltan en el estómago y estoy vomitando aun la bilis ;). Besos K.

k dijo...

Yo creo que lo mejor es acercarse y alejarse alternativamente: alejarse para no perder la perspectiva, acercarse para no perder el contacto. No sé, me da la sensación de que para ver bien a las personas hay que mantener en algunos momentos una distancia prudencial que te ayude a mantenerlas ubicadas en su contexto. De hecho, fíjate tú hasta qué lejos llega mi razonamiento (y es que me quedo sola cuando me pongo a pensar), creo que ése es uno de los motivos por los que se rompen los matrimonios y esas cosas: ver a la persona amada tan de cerca durante tanto tiempo elimina lo que en un primer momento te atrajo de ella, que es su posición en el mundo, su forma de desenvolverse.

Hablando en términos de cine, el plano general... no sé. Se me va la olla.

La primera vez que escuché a Marea me echaron para atrás esas guitarras y esa forma de cantar con la garganta rota. Pero me quedé con la frase "decía que tenía el corazón alicatao hasta el techo, que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos". Y les di una segunda oportunidad. A ellos y al tipo que quiso hacerme la cenefa de marras :)

Isabel Burriel dijo...

Me cuelo por aquí, por casualidad. Lo primero, por el título del blog, no esperaba encontrarme nada en particular. Me gustó el título, entré, leí, me gustó más y decidí comentar.
He llegado a la conclusión de que las apariencias no engañan. Al final, aún con el disfraz o la máscara que nos ponemos no podemos dejar de ser nosotros. Además, si haces como con los cuadros, que cambias la perspectiva y la distancia para verlos mejor... se ven hasta los pelillos de los pinceles.

Gata Vagabunda dijo...

Me encanta el color rosa.
Seré una gata cursi. O una gata cruzada con otro felino famoso, también rosa.

Quién sabe... (las apariencias, you know)

NoSurrender dijo...

Claro, eso de las apariencias dan mucho juego; So tell me what I see / when I look in your eyes / Is that you baby / or just a brilliant disguise

Pero me temo que nuestros personajes no tienen mucho plano general, salvo en escenas de transición, que sólo sirven para dar continuidad temporal a las secuencias. Nuestros planos, me temo, son tremendamente “bergmanianos” -con unos planos cortísimos- en los momentos más delicados. Y, claro, se nos ven todos los granos :)