12 febrero 2007

McGuffin

"Es un rodeo, un truco, una complicidad, lo que se llama un gimmick.

Bueno, ésta es la historia completa del Mac Guffin. Ya sabe que Kipling escribía a menudo sobre los indios y los británicos que luchaban contra los indígenas en la frontera de Afganistán. En todas las historias de espionaje escritas en este clima, se trataba de manera invarieble del robo de los planes de la fortaleza. Eso era el Mac Guffin. Mac Guffin es, por tanto, el nombre que se da a esta clase de acciones: robar… los papeles, robar… los documentos, robar… un secreto. En realidad, esto no tiene importancia y los lógicos se equivocan al buscar la verdad del Mac Guffin. En mi caso, siempre he creído que los "papeles" o los "documentos" o los "secretos" de construcción de la fortaleza deben ser de una gran importancia para los personajes de la película, pero noada importantes para mí, el narrador.

Lo que importa es que he conseguido aprender a lo largo de los años que el Mac Guffin no es nada. Estoy completamente convencido, pero sé por experiencia que resulta muy difícil convencer a los demás."

El cine según Hitcock, François Truffaut.

(Gimmick significa truco, ardid.)

La verdad es que no estoy muy segura de entender el concepto. Ayer estuve viendo en la tele Frenético, de Polanski, esa película con un comienzo espectacular que nunca había tenido oportunidad de ver entera (si la tuve, nunca la había aprovechado).

¿Se supone que el mcguffin es esa maleta equivocada?

En esa misma obra, Hitchcock dice: "Este film era una fantasía y, como en cada ocasión en que realizo una fantansía, no permití a la verosimilitud que hiciera su desdichada aparición". (Sobre Enviado especial, que no he visto).

Desde luego, en Frenético (Frantic, 1988), la verosimilitud no hace su desdichada aparición. Ese comienzo maravilloso en el que un Harrison Ford haciendo un poco lo de siempre se está duchando y extravía a su mujer en ese tonto medio rato, se pierde después en una locura de cosas que no pueden ser.

¿No sería más fácil para los terroristas (o lo que sean, en ningún momento queda claro qué son exactamente... supongo que habría sido ahondar demasiado en el mcguffin) llamar a la señora, como hacen, desde el hall del hotel y decirle amablemente "Señora, nos baja la maleta y se la cambiamos"?

No, qué va. Tienen que secuestrarla a punta de discreta pistola que nadie llega a ver (sólo el borrachín que tiene unos amigos que lo vieron todo); y menos mal que el pobre hombre encuentra una pulserita y que su mujer tiene el poco común nombre de Sondra; que si se llega a llamar Mary la hemos cagao.

Y todo para que el doctor Richard Walker, al constatar que su mujer ha sido secuestrada (ante la inoperancia y la indiferencia de los policías franceses y de los funcionarios de la embajada estadounidense) eche a correr como loco por las calles de un París incomprensible para él (menos mal que media Francia chapurrea el inglés, lo cual no dudo que sea cierto, pero no es desdichadamente verosímil), en lugar de quedarse junto al teléfono esperando que le pidan un rescate, como haría cualquier buen marido.

Esta película se resume en dos ideas: realización buena de un guión malo.

Y es una pena porque, insisto, a mí el planteamiento me parece espléndido. Sugerente la idea y bien planteada la realización. Después leo a Hitchcock y concluyo que no tengo ni puta idea de cine. En fin.

(Dejemos más o menos aparte la suprema cagada de Televisión Española que, a la vuelta de los interminables minutos de publicidad del minuto 70 u 80, retoma la película... ¡en el minuto 4! para después volver ¡en el minuto 85! para, después de los titubeos, si es que quedaba algún espectador interesado en conocer el final, ofrecer el punto correcto seguido de otros diez minutos más de publicidad... Quien en ese momento estuviera al cargo de la emisión se cubrió de gloria. Pobrecillo. Y pobrecillos de nosotros, los espectadores sin voz.)

9 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

¡Yo también estuve viendo por vez número 50 "Frenético" el domingo por la tarde!

K., te voy a decir lo mismo que dijo en su día John Ford: no se puede disparar a los caballos de la diligencia...

El guión de "Frenético" me parece buenísimo. Y la película también. ¿Que la realidad es otra cosa? ah, sí...

Por cierto, el Mac Guffin de "Frenético" es también cien por cien hitchcockiano. Es muy similar al de "Encadenados" (allí era el uranio, qué importaba, el asunto es que Cary Grant e Ingrid Bergman estaban enamoradísimos)

Anónimo dijo...

Bueno, es genial que haya debate. También es cierto que las películas te entran según cómo te pillen en el momento, la forma en que las ves, el lugar, la compañía, la edad que tengas y cientos de variables más...

A mí de Frenético me gusta la realización, el sentimiento de pérdida, angustia y aislamiento del protagonista, el planteamiento de las dos primeras secuencias... y lo otro, no tanto. De todas formas, es cierto que merece la pena haberla visto.

Aunque tengamos esta pequeña discrepancia, iría a ver cualquier película que tú recomendaras :)

Anónimo dijo...

Estaba pensando que últimamente he estado enredando de nuevo con ese guión que nunca acabamos... empezamos con un punto de partida y al final nos está dando igual, tanto que ese punto de partida a veces hemos llegado al olvidarlo. En el fondo creo que tenemos un exceso de lógica a la hora de afrontar cualquier cosa. No es como cuando alguien decía en una obra de teatro "nos vemos en Budapest" y en la siguiente escena estaba en Budapest (ejemplo robado de David Mamet).

Habrá que re-ver Frenético...

Gata Vagabunda dijo...

Fanshawe, ya estás tardando en dejarme leer ese guión, escribe, ¡escribe!

Gata Vagabunda dijo...

Por cierto, K., pequeño apunte tonto: ¿te has fijado que la esposa de Harrison Ford podría ser su hermana mayor? Yo creo que Polanski lo hizo para lucir más a su querida E. Seigneur... (y para que pensemos todo el rato que de verdad puede pasar algo entre ellos)

Anónimo dijo...

Fanshawe, el exceso de lógica es lo que me pierde a mí. Me doy cuenta (claro, porque tengo carretadas) y no puedo hacer nada por evitarlo. Ni siquiera sé si quiero...

Sí, gata, me he fijado... me recuerda al anuncio que emiten ahora por la tele, no sé si de gas natural o de endesa o de qué (uno de ésos de "calor de hogar") en el que un señor saca a bailar a una señora que se supone es su esposa pero parece su venerable abuela... (y con el mismo peninado de Sondra Walker!) "llegada una edad sabemos valorar lo que tenemos", viene a decir el slogan...

Y que no va a pasar nada entre la joven y el respetable médico se huele a kilómetros durante todo el metraje... sólo faltaba... ¡si encima pasa algo entre ellos tendríamos el colmo de lo imposible! ¿A qué vendría montar semejante pollo por su señora en vez de dejar trabajar a la policía si después te vas a enrollar con la descarriada semi-adolescente?

Lógica, lógicaaaaarrgh...

Anónimo dijo...

No tiene mucho que ver, pero tal y como sale en la peli la Seigner, hasta yo sería capaz de enrrollarme con ella y no soy dudosa en ese aspecto, qué guapa, podió.


v.v.

Anónimo dijo...

Ésa es otra... ¡a quién se le ocurre ir con minifalda, medias y taconcitos para pasarte la tarde corriendo delante de los terroristas y trepando por los tejados! Y se quita las medias rotas... ¡y se pone otras, la tía!

Deben de ser cosas de las francesas, que son así, raras.

Ahora que, eso sí, guapa está un rato :)

Ramón Ramos dijo...

Maleta y macguffin...me hace pensar en otra película: "Ronin", de John Frankenheimer con Robert de Niro y Jean Reno. La persecución de una maleta de la que nadie conoce su contenido. Sensacional.
Saludos.