07 febrero 2007

Valentine's day

Se acerca San Valentín.

Cuando era niña, en aquella época en la que quería, sin éxito, gustarle a los niños, aunque no sabía muy bien para qué servía exactamente eso, el catorce de febrero era un día que a priori podía ser emocionante y al final siempre resultaba un absoluto y frustrante fracaso.

(Eso de sin éxito era lo que creía entonces; ahora, mirando atrás, tal vez no sabía leer las señales; pero aquel fracaso ha hecho de mí lo que soy ahora, para bien y para mal, y por eso no me importa haberme sentido de aquella manera.)

Se suponía que, si te gustaba alguien, te vestías con algo rojo. Ponerte algo rojo servía fundamentalmente para que te vacilaran en el cole. Yo me debatía en la duda: ¿me pongo algo rojo? (lo cierto era que siempre me gustaba alguien, pero no me gustaba que nadie lo supiera), o ¿no me lo pongo? (en ese caso ya podía olvidar que el objeto de mis anhelos llegara a saberlo nunca).

Después pasó el tiempo. La repetición me enseñó que ese día es igual que todos los demás días. Que tu vida no depende de fechas señaladas para ser especial. Que esperar algo especial suele ser el elemento que amarga cualquier dulce, en cualquier circunstancia.

Y ahora se acerca el día. No hago regalos y no me gusta que me los hagan. Hace poco leí no sé dónde que a todo el mundo le gusta que le regalen flores. A mí no me gusta. No es una pose. El gesto del regalo es bonito, pero no me gusta adornar mi casa con flores muertas como si fuera un cementerio.

Soy rara y tal vez me salieron pinchos de no recibir rosas cuando las deseaba; nunca lo sabremos. Lo que sí sé es que ahora no las deseo.

Cuando la relación más larga que he tenido se rompió por fin, él intentó arreglarlo enviándome el día de mi cumpleaños un gran ramo de flores. Y entonces supe que nunca volvería con él.

13 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

Mis amigas llaman cariñosamente a las chicas con pinchos "Niñas Cactus". K., tienes toda la pinta de ser una Niña Cactus.

A mí si me gustan las flores, es más, diría que me fascinan. Cierto que es extremadamente cruel esa costumbre humana de arrancar un ser vivo y dejarlo morirse en una lápida, en un recibidor, en una cocina, en un altar, en una oficina, en el suelo de un escenario tras la entrega de un premio. Pero me hechiza lo efímero de su esplendor. Las miro y las disfruto devorándolas con la vista, porque desaparecerán pronto.

He intentado -sin éxito- "momificar" algunas. La única que conservo es apenas un guiñapo comparado con lo hermosa que estaba el día que me la dieron. La rosa roja se volvió marrón, está arrugada y tiesa, pero... ay, sigue significando tanto...

Anónimo dijo...

Fíjate lo que me pasó a mí... para que te hagas una idea.

Una vez fui a consultar algo en un tomo de la enciclopedia Larousse. Cuando abrí el libro, vi que había algo entre las páginas. Era una rosa que había sido roja, de ésas, supongo, que venden los chinos en los bares (por lo menos eran chinos cuando yo vivía en Madrid). La cogí, la miré...

No fui capaz de recordar dónde, cuándo ni por qué la había metido ahí...

Va a ser que soy una niña cactus! Qué horror :)

(También es cierto que una vez un amante estupendo me regaló una caja de deliciosos bombones y guardé el papelito acolchado que les sirve de protección durante meses... creo que todavía lo tengo como marca del libro que también él me regaló. No está todo perdido. Incluso seguimos siendo amigos.)

Anónimo dijo...

Yo también soy cruel como la gata y me gustan las flores, me encantan esos ramos llenos de colores con pequeñas flores. Sin embargo prefiero cualquier día para recibirlas que no sea una fecha señalada. En realidad debo de guardar algo de esa rebeldía de la que hablabamos en este mismo cuaderno a raiz de un post de K. de ir contra todo. Soy anti-fiestas, de cualquier tipo, odio las navidades, el día del padre, de la madre, san valentín, mi cumpleaños, y un largo etcétera ;).

Anónimo dijo...

A mí me gusta mi cumpleaños. Como dice un amigo, más que la alternativa, al menos :)

desconvencida dijo...

A mi me encanta que me regalen libros... Las flores me gustan mucho, pero ningún novio mío me las ha regalado, hasta la fecha he recibido una rosa en un cumpleaños de una pareja de amigos y la semana pasada un amigo me regaló un ramo por mi cumpleaños, la verdad es que fue una bonita sorpresa...

Anónimo dijo...

Hum... ¿seguro que es sólo un amigo?

(Leer las señales, y eso...)

;)

Anónimo dijo...

Send me no flowers
Send me no flowers
Just want your arms around me
Your ever loving arms around me

You sent me flowers and a get well card
After you had broken my heart
Violets that were blue
Reminded me youd never be true

So send me no flowers
Dont need any flowers
Because your kissing, baby
Is what I´m missing, baby

When I´m at home, all alone
You don´t ever bother, bother to phone
A little affection sometimes
Will soothe this heart of mine
But you send me flowers
To ease my lonely hours

Send me no flowers, baby
Dont need any flowers
Just need your kissing, baby
And I don´t mean maybe, baby

Send me no flowers, baby
Don´t need any flowers, baby
I need affection sometimes
To soothe this heart of mine

The Supremes: "send me no flowers" (1964).

Felson

Anónimo dijo...

Creo que por fin, en esta ocasión, podré contar algo que tenga que ver con el tema tratado con anterioridad en las diversas intervenciones precedentes.

En mi opinión a todos nos gustan que nos hagan regalos. Aunque de dientes para fuera digamos que no, "A nadie le amarga un dulce". Y basaándome en eso creo que a todas/os les gusta que le regalen flores. Ahora bien, lo importante está, no en regalar flores, sino en regalar qué flores y en qué momento. Ésa es la verdadera clave o quiz del asunto.

Está claro que regalar rosas rojas el día de San Valentín, si nunca antes se han regalado, o si no hay nada más bajo ese gesto, pues puede resultar un tanto "tosco", "rutinario" o cuando menos "usual".

Ahora bien, enviar un maravilloso ramo de las flores favoritas de tu amada, de una manera sorpresiva, original y con la única intención de demostrar el amor que sientes por ella... ¿Puede amargar o no gustar a alguien?...

P.D. (Nada)

Anónimo dijo...

Vale, de acuerdo. Sólo tengo una observación que hacer:

¿qué flores favoritas de tu amada le mandas a tu amada si ella no tiene flores favoritas? Te advierto que la respuesta a esta pregunta no es "cualesquiera".

Felson, gracias por la canción. Me gusta.

Anónimo dijo...

¿Acaso nunca esa amada ha dicho que bonita esa flor?, ¿Qué bien huele?, ¿Me gusta el olor de las rosas?, o ¿Que bonitas las azucenas?, o los gladiolos, etc, etc,

Anónimo dijo...

Pero.

El hecho de que te gusten las flores (en un jardín, en el campo, en su rosal) no significa que quieras que te regalen una cortada para ponerla en un florero.

Que luego se le caen los pétalos y lo dejan todo perdido y tristísimo.

Anónimo dijo...

En primer lugar, lo importante es el detalle, lo importante es el continente y no el contenido.

En segundo lugar, pones las flores en agua con una aspirina, que así duran más

En tercer lugar, cuando se marchiten o mejor aún, antes de que se marchiten las tiras y punto. ¿Acaso no haces lo mismo con una planta, o con tu perro cuando la casca o incluso con tu suegra cuando estira la pata, o con el zapato cuando se agujerea?

En cuarto lugar, puedes regalar un bonsai con flores, que los hay muy monos.

Anónimo dijo...

jaaaaaaaaaaa

vale

veo esas flores ya

pesao